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Seguramente seas usuario habitual de un smartphone o tablet y, por lo tanto, tendrás varias aplicaciones que reciben actualizaciones de una manera más o menos frecuente. Si escuchas música en streaming, hay una alta probabilidad de que uses Spotify porque actualmente es la más conocida y usada. Si es el caso, atento: la nueva política de privacidad de Spotify ha cambiado, ha incluido puntos que podrían preocuparte y lo más probable es que ni te hayas dado cuenta.

 Spotify quiere saber (mucho) más de ti

Dividida en trece epígrafes, la nueva nueva política de privacidad incluye nuevos puntos que tienen que ver con la información que tiene de ti el servicio. Traducimos los que más nos han chocado por lo que implican (el texto destacado en negrita es nuestro), vía Forbes:

3.3 Información almacenada en tu dispositivo móvil

Con tu permiso, podemos recopilar información almacenada en tu dispositivo móvil, como tus contactos, fotos o archivos multimedia. La ley de tu país puede requerir el consentimiento de tus contactos para que ofrezcan su información a Spotify, que podemos usar para los fines que especificamos en esta Política de Privacidad.

3.4 Localización e información del sensor

Dependiendo del tipo de dispositivo que uses para interactuar con el Servicio y de tus ajustes, podemos también recopilar información sobre tu localización basada en, por ejemplo, la localización GPS de tu teléfono u otras maneras de localización de dispositivos móviles (como el Bluetooth). Podemos recopilar del mismo modo información del sensor (sobre la velocidad de tus movimientos, para saber si estás corriendo, caminando o de viaje).

Aunque parece que cuando vaya a usar tu cámara o tu GPS te pedirá permiso explícitamente en esos momentos, resulta inquietante que una aplicación que usamos para escuchar música acceda a nuestras fotos, contactos o localización exacta. Por supuesto, tiene sentido que quieran saber a qué velocidad nos movemos o dónde estamos para funciones como Running (que recomienda canciones que tengan un tempo similar al ritmo que estás siguiendo) o para recomendaciones personalizadas ("Parece que has llegado al trabajo, ¿qué tal un poco de música para trabajar?"), pero no queda del todo claro para qué quieren acceder a nuestros archivos multimedia o a quiénes tenemos en nuestra agenda de contactos.

Seguimos con otros dos puntos, esta vez algo más polémicos (una vez más, el texto destacado en negrita es nuestro):

3.8 Proveedores de servicio y partners de Spotify

Podemos recibir información sobre ti de nuestros proveedores de servicio y partners, que usamos para personalizar tu experiencia en Spotify, para medir la calidad de los anuncios y tu respuesta ante ellos, y para mostrar anuncios que tienen más posibilidades de ser relevantes para ti.

5.2.1 Marketing y publicidad

Podemos compartir información con partners publicitarios para enviarte comunicaciones promocionales sobre Spotify o para mostrarte contenido más personalizados, incluyendo publicidad relevante de productos o servicios que pueden ser de tu interés, y para entender cómo interactúan los usuarios con los anuncios. La información que compartimos tiene un formato no identificable (por ejemplo, con el uso de números y letras al azar) que no te reconoce personalmente.

Vaya, parece que Spotify no solo quiere recopilar más información personal de nosotros, sino que puede compartirla con terceros que a) no sabemos muy bien quiénes son y b) no tenemos porqué estar de acuerdo. Aclaran que toda la información que reúnan de nosotros no nos identificará personalmente, pero luego nos llegarán recomendaciones personalizadas y anuncios adecuados a nuestros gustos y, en caso de que hagamos clic en uno de esos banners, por ejemplo, lo más seguro es que el anunciante ya tendrá todo el derecho de saber quiénes somos (porque hemos hecho clic voluntariamente). En otras palabras, es un juego de identidades en el que nuestra información es la pelota que se mueve por todos lados.

La manera de comunicarlo

Toda esta nueva política se puede explicar en gran parte (si quieres features como running o que el servicio te recomiende música, es lo que hay), pero Spotify no lo está haciendo bien. Aunque está avisando paulatinamente a los usuarios con el típico mensaje de "Hemos cambiado nuestra política de privacidad, ¿la aceptas?", está cometiendo graves errores, como que la política de privacidad en español lleva sin actualizarse desde febrero de 2013.

politica de privacidad español

Podemos entender que el lanzamiento de una nueva política en pleno mes de agosto pueda haber pillado a los responsables de traducir el texto de vacaciones, pero es que han pasado dos años y medio desde que esa política está ahí. Desde luego, si quieren ser claros y transparentes para sus usuarios, esta no es la manera de serlo.

Por otro lado, es de agradecer que, teniendo en cuenta que hay algunos puntos polémicos, Spotify haya publicado una actualización en su blog como siempre suele hacer con lanzamientos o nuevos añadidos en su servicio (las buenas noticias, vaya). Es un movimiento transparente, pero no termina de ser del todo claro con las novedades. Una vez más, matiza que las novedades en la política tienen que ver con Running o con el Discovery Weekly, esa playlist que te genera automáticamente cada semana con música que podría gustarte, pero no explica exactamente por qué hace falta el acceso a nuestras fotos, archivos o contactos. Podemos entender lo del GPS, pero no tanto lo demás.

Y si luego tenemos al CEO de Spotify, Daniel Ek, ciertamente alterado al ver que el creador de Minecraft está molesto por los nuevos términos y se ha dado de baja del servicio, la cosa no mejora. La conversación en Twitter no tiene desperdicio, vía Musically:

Por ese intercambio de tuits nos queda claro que si queremos crear playlists con fotos personalizadas, entonces tenemos que darle permisos para que acceda a nuestra galería, algo que suena lógico y que despeja la duda de para qué quiere permisos para 'ver' nuestras fotos. ¿No habría sido más fácil indicarlo así desde el principio en la propia política de privacidad y sin ningún tipo de 'respuesta alterada' posterior?

El precio a pagar, ¿demasiado alto?

Lo peor de esta nueva política de privacidad es que afecta tanto a usuarios premium (que ya pagan 10 euros/dólares al mes por tener el servicio con mayor calidad de audio, sin publicidad y otros extras) como a usuarios del modelo gratuito. Si aplicara solo a estos últimos, podríamos argumentar perfectamente el principio de "si no pagas por un servicio, el precio lo estás pagando con tu información personal". Pero no es así. Los cambios afectan a todos, pagues o no pagues.

Es un momento muy delicado para Spotify y para cualquier actor de la música en streaming. Tenemos a un nuevo amigo en el patio de colegio (Apple Music) y es normal que todo el mundo esté más nervioso/agitado de lo habitual, pero eso no debería impedir que se hagan las cosas bien. Y, por la falta de claridad, transparencia y la mala gestión de crisis mostrada hasta ahora, Spotify, te estás equivocando. Si lo haces para añadir más posibilidades al servicio, dilo claramente. Si compartes nuestros datos con terceros, explícate mejor. Sé más humano. No caigas en el error de las empresas grandes, burocráticas y alejadas del mundo real.

Por cierto, y como apunte final, si queremos un servicio de música personalizado, que nos recomiende artistas que nos gusten o que nos cree playlists para que el viaje de vacaciones sea más ameno, hay un hecho irrefutable: tenemos que compartir con ese servicio nuestra privacidad. Sea Spotify, Deezer, Rdio o Apple Music. Es decir, que todos en un momento dado van a pedirnos acceso a este tipo de datos. La cuestión es cómo lo hacen y cómo lo explican, claro.