La ciencia ficción encontró en las plataformas streaming el mejor lugar para explorar los más variados temas. Del control de la identidad en Severance hasta la paranoia al poder en Silo, pasando por el control biológico en El cuento de la criada. Lo cierto, es que los catálogos más populares — y sin duda, el formato serializado — permiten replantear los tópicos tradicionales del género. Algo que Paradise de Disney+ logra al transformar la historia de un asesinato en altas esferas del poder, en una exploración al futuro y el peor escenario posible.
La serie, dirigida y escrita por Dan Fogelman, sigue al agente del Servicio Secreto Xavier Collins (Sterling K. Brown) durante el día a día de su rutina. Algo que incluye desde su entrenamiento físico, hasta su vida familiar. Pero lo cierto, es que la trama plantea de inmediato que algo inexplicable está ocurriendo alrededor del personaje. Las calles por las que corre son artificialmente perfectas y lo mismo, las casas y edificios que rodean al pueblo idílico en que vive.
Más singular aún resulta que el presidente Cal Bradford (James Marsden), no resida en la Casa Blanca, sino en lo que parece una villa lujosa en un destino remoto. Con sutileza, el guion brinda indicios acerca de una situación extraordinaria o, al menos, peligrosa, que Xavier y su equipo debe controlar. Por lo que cuando ocurre un crimen impensable, la fragilidad de la situación en que se encuentran se hace más evidente que nunca. El agente deberá lidiar no solo con una escena del crimen que deberá descubrir, sino con la estabilidad del mundo en que vive.

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Un thriller político poco común

De modo que durante sus primeros capítulos, Paradise cuenta dos historias en simultáneo. Por un lado, la investigación de Xavier sobre el crimen que debe desentrañar antes que tenga consecuencias incontrolables. Al otro, relatar qué es exactamente el lugar en que vive junto con 25 000 habitantes más. Todas, personalidades prominentes en distintos campos del saber y, en específico, en ramas de la ciencia. Paso a paso, queda claro que la convivencia forzosa de esta selecta población, tiene una relación con un evento de extrema gravedad sucedido antes del comienzo de la historia.
Pero Paradise evita ser muy obvia o dar explicaciones sencillas a su misterio. En vez de eso, la serie tiene la habilidad suficiente para mezclar sus principales circunstancias en un escenario de suspenso cada vez más denso y complejo. El argumento tiene el mismo interés en la escala apocalíptica del suceso que envuelve a todos los personajes, como en sus vidas privadas, dolores y secretos. Una decisión que brinda a cada uno de ellos, un lugar concreto en medio de un escenario cada vez más peligroso. En particular, cuando un crimen de altas esferas, termina por llevar la precaria paz en que la viven, a un abismo de caos y destrucción.

A lo largo de ocho episodios, la trama avanza para explorar en los puntos más oscuros de una escena del crimen, que apunta a una conspiración a gran escala. Peor aún, que demuestra que entre los bien escogidos habitantes del pueblo en que todos se encuentran, hay más de un violento asesino. O, al menos, alguien que planeó una muerte violenta en todos sus detalles y que logró ocultar su identidad. La atmósfera de una posible conspiración se vuelve peor, a medida que los indicios apuntan que el crimen involucran a buena parte del gobierno recluido en lugar.
Por lo que Paradise, logra que lo menos importante, sea el enigma de fondo, en beneficio de la sensación inminente de un desastre mayor al que ya sucedió. La producción toma buenas decisiones para mantener el clima de sospecha, a medida que, a través de flashbacks, relata el contexto de sus protagonistas. También, enfocarse en el miedo, la desazón y la derrota que invade a todos, debido a una muerte que significa el fin de una etapa que todos comparten de una manera u otra.
Una buena historia para ver de un tirón

Uno de los puntos más interesantes de Paradise, es que una vez revelado su secreto principal, el argumento apenas comenzó a profundizar en otros más importantes. Por lo que pronto, Xavier debe lidiar con las figuras más poderosas del mundo en que se encuentra, para enfrentar la verdad que ocultan. De Samantha ‘Sinatra’ Redmond (Julianne Nicholson), la líder logística y cabeza visible del pueblo, a la terapeuta Gabriela Torabi (Sarah Shahi), confidente de la mayoría. Paradise atraviesa el terreno de las emociones de sus protagonistas y también, de cómo el sufrimiento y la violencia afectan a cada uno de ellos.
Para su capítulo final — que deja el campo abierto para su ya confirmada segunda temporada — Paradise logra lo que parecía imposible. Equilibrar un guion que depende de su habilidad para guardar sus secretos con grandes revelaciones que cambian el panorama para siempre. Entre ambas cosas, su grupo de fascinantes y carismáticos protagonistas, se convierte en matices de una idea del mal contemporáneo ligada a la política. Un tema más actual del que podría suponerse y en el que la serie profundiza de manera brillante.