El oxígeno es esencial para la vida, eso lo sabemos todos. Normalmente basta con el oxígeno que se encuentra en la atmósfera, pero a veces, por problemas respiratorios, es necesario un chute extra en forma de oxígeno medicinal. Lamentablemente, la atmósfera está cada vez más viciada por culpa de la contaminación y el acceso al oxígeno medicinal es realmente complicado en algunos países. No hay oxígeno para todo el mundo, por lo que muchas personas mueren por no haber logrado utilizarlo a tiempo.

Por eso, un equipo internacional de científicos ha llevado a cabo un estudio dirigido a analizar la situación mundial del oxígeno medicinal y, a su vez, a diseñar un plan de estrategia para optimizar su uso. Con ello, pretenden que este recurso llegue al mayor número posible de personas que lo necesiten.

Han señalado 52 medidas, que van desde la prevención hasta la elección correcta de pacientes, pasando por un aumento de contrataciones de personal capaz de poner a punto las máquinas de oxígeno medicinal. Vamos a ver cuáles son las más importantes. Pero, antes, debemos tener clara cuál es la situación y la problemática actual.

Paso a paso para obtener oxígeno medicinal

Las plantas de oxígeno líquido se encargan de tomar este gas del aire, limpiarlo y prepararlo para su uso, tanto industrial como medicinal. 

El proceso consta de varios pasos. En primer lugar, el aire exterior se comprime, se enfría y se le elimina la humedad. Después, es importante hacer una limpieza de impurezas, eliminando las sustancias contaminantes. Esto se hace con un tamiz molecular, que filtra las distintas impurezas que suele haber en el aire dejando pasar solo un tamaño determinado de moléculas. Así, llega un momento en que solo quedan el oxígeno y el nitrógeno. Para separarlos, primero se criogeniza la mezcla a una temperatura de -170ºC y, después, se pasa a una torre de destilación criogénica. En esta, se someten a temperaturas extremadamente bajas para pasar de estado líquido a gas. Este paso se obtiene a una temperatura concreta para el oxígeno y a otra para el nitrógeno, por lo que se pueden separar precisamente mediante el control de la temperatura.

El proceso completo es muy costoso. Se calcula que el 69% del mercado global de oxígeno líquido se lo reparte solo tres compañías: Air Liquide, Linde y Air Products. Tienen plantas repartidas por todo el mundo, pero seleccionan muy bien los lugares en los que las construyen.

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Los lugares sin industria no interesan para la construcción de plantas de oxígeno líquido. Crédito: Jacek Dylag (Unsplash)

No todos los lugares son válidos para los empresarios

La mayor parte del oxígeno líquido se usa con fines industriales, de modo que los países con poca actividad industrial no suelen ser buenos emplazamientos para estas compañías. No les vale la pena construir allí solo para la mínima parte que se destina a oxígeno medicinal. Y ahí está el problema. Los países en vías de desarrollo no suelen tener recursos para comprar oxígeno a otros países, pero tampoco tienen plantas de obtención de oxígeno líquido cercanas. Por eso, sus reservas son muy bajas, normalmente insuficientes para todos los pacientes que lo necesitan. Y no son pocos.

Aproximadamente 374 millones de personas necesitan el oxígeno medicinal para vivir. A veces es necesario de forma puntual, pero en otras ocasiones hay enfermos crónicos que necesitan acceso continuo a este gas. El reparto es heterogéneo e injusto, por lo que los autores del estudio que se acaba de publicar en The Lancet han pensado algunas medidas.

52 medidas para aprovechar los recursos

Entre esas 52 medidas hay, sobre todo, algunas dirigidas a la prevención y la selección de pacientes. La prevención, básicamente, consiste en que todas las personas intenten reducir los hábitos que en un futuro podrían llevarles a necesitar oxígeno. Sin duda, el más importante de estos hábitos es el tabaquismo. Pero, por desgracia, también hay cuestiones que no podemos evitar individualmente. La contaminación y el cambio climático están llevando a que cada vez más personas necesiten oxígeno medicinal para vivir. Esto es algo que se puede prevenir, pero como sociedad y, sobre todo, desde las grandes compañías y los gobiernos. Individualmente no lo podemos evitar.

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La prevención es esencial. Por ejemplo, cuanto menos se fume, mejor. Crédito: Andres Siimon (Unsplash)

Por otro lado, es importante elegir a los pacientes que realmente necesitan el oxígeno medicinal disponible. La primera medida para hacerlo es medir la saturación de oxígeno con ayuda de un oxímetro. Ese aparatito que se pone en el dedo para ver la concentración de oxígeno en la sangre. El problema es que, si bien en los países desarrollados estamos acostumbrados a que nos lo pongan rápidamente en urgencias, o  incluso en atención primaria, en los países en vías de desarrollo son un bien escaso.

Se calcula que en estos países los pulsioxímetros están disponibles únicamente en el 54% de los hospitales generales y el 83% de los hospitales terciarios. Además, muchos de los disponibles están averiados, así que le porcentaje sería aún menor. Para colmo, se ha visto que los pulsioxímetros convencionales no miden igual de bien la saturación de oxígeno en personas con piel negra y (por lo que sea) no hay mucha investigación en busca de alternativas para esos pacientes.

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A veces, el acceso a los pulsioxímetros es complicado. Foto por Syed Ali en Unsplash

También hace falta personal

Por todo eso, los autores de este estudio creen que se debe garantizar un mayor acceso a estos dispositivos y, a la vez, mejorar su funcionamiento para que trabajen en un mayor rango de pieles. También es importante la educación comunitaria y, por supuesto, contratar a más ingenieros biomédicos en estos países. Y es que los pulsioxímetros no son los únicos que se averían. Las máquinas de oxígeno medicinal muchas veces pueden estar sin funcionar durante muchísimo tiempo porque en los hospitales no hay nadie que pueda arreglarlas.

Testimonios sobre el oxígeno medicinal

El estudio que se acaba de publicar no solo señala muchas medidas. También expone algunos testimonios de médicos y pacientes a los que el oxígeno medicinal les ha cambiado la vida. Niños y adultos mencionan sus experiencias vitales y, a la vez, muchos médicos hacen patente su desesperación ante la falta de recursos. Me quedo con la frase de un doctor de Etiopía agobiado por el futuro:

“No quiero que ninguna generación futura de médicos tenga que decidir como Dios quién vive y quién muere, porque eso es lo que teníamos que hacer cuando no había suficiente oxígeno”.

Lo vivieron con la COVID-19 y posiblemente tengan que seguir haciéndolo si no se toman cartas en el asunto. Las enfermedades, muchas veces, no entienden de color de piel o de recursos, pero la economía y los prejuicios sí que pueden hacer que medio mundo se ahogue. Literalmente.