A menudo nos imaginamos el himen como un precinto de calidad vaginal. Mientras esté bien cerrado, significa que ahí no ha entrado nada y que, por lo tanto, la persona en cuestión es virgen. Sí, todo esto suena bastante medieval, pero la cuestión es que aún hay personas que lo conciben así. Y lo peor es que ni siquiera es cierto fisiológicamente hablando, porque el himen no es ningún precinto. Nacemos con él abierto y flexible y puede que se desgarre antes o después de tener relaciones sexuales, pero siempre estará abierto. Es más, puede que no lo esté, pero en ese caso estamos hablando de una malformación que puede acarrear problemas de salud y, de hecho, debe intervenirse.
Esa ausencia de apertura se conoce como imperforación del himen y es un problema por muchos motivos, ya que no hay conexión entre el exterior de la vagina y el interior del aparato reproductor femenino. Por eso, pueden darse consecuencias tan importantes como que, al llegar la primera menstruación, pasen varios meses en los que los restos de sangre y endometrio se acumulen en el cuello del útero, causando un gran dolor abdominal.
De hecho, si bien a veces la imperforación del himen se detecta en recién nacidas durante una exploración pediátrica, lo más común es que esté oculta hasta la pubertad. Cuando la regla no llega, pero hay unos dolores persistentes, puede que sea simplemente que no tiene por dónde salir. Ahí sí que hay un precinto y no es precisamente algo bueno para quien lo padece.
El himen está abierto y flexible desde el día que nacemos
Si el himen fuese como nos han contado culturalmente, ni siquiera podríamos ponernos un tampón. Esto es lo primero que debe hacernos dudar sobre ese discurso de la salvaguarda de la virginidad.
En realidad, el himen es una membrana formada por fragmentos de tejido que quedan del desarrollo fetal. Se encuentra rodeando el interior de la vagina, pero no llega a sellarla del todo. En su centro hay un orificio flexible, de manera que el tejido se desplaza al hacer presión con un tampón y, sí, también con un pene. A veces pueden ocurrir desgarros, pero no necesariamente se dan la primera vez que se tiene sexo con penetración. Pueden ocurrir al introducir tampones, durante el sexo o hasta por una caída. Otras veces, simplemente se deteriora por el desgaste con el paso del tiempo. En cualquiera de esos casos puede que sangre o puede que no. Por lo tanto, no siempre tendremos constancia si se ha perforado el himen.
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¿Para qué sirve?
La función del himen no está clara. Hay científicos que consideran que es simplemente un conjunto residual de tejidos que no sirven para nada. Como las muelas del juicio. Sin embargo, también existe la hipótesis de que protege el interior de la vagina de amenazas externas, como hongos y bacterias. Lógicamente, la protección no es completa, porque no está sellado, pero puede que sí que proteja hasta cierto punto.
¿Qué ocurre con la imperforación del himen?
Algunas veces, por un error durante el desarrollo fetal, la apertura del himen no llega formarse. El resultado es un bebé que nace con la vagina totalmente sellada con la membrana del himen. Esa especie de tapón puede ser tan grande que se ve claramente desde fuera. En ese caso puede que los sanitarios o las personas que se encarguen de lavar y cuidar al bebé lo detecten al principio de su vida. Si no, por lo general no hay molestias que indiquen lo que ocurre hasta la pubertad.
La menstruación es, básicamente, el resultado de la descamación del tejido que cubre el útero cuando, al no haber fecundación, no es necesario que se acolche para la llegada de un embrión. Esos fragmentos de endometrio y la sangre resultante del descamado salen a través de la vagina. Normalmente, el himen está abierto y permite su paso sin problemas. Sin embargo, en caso de imperforación, no pueden salir, por lo que se acumulan en el cuello del útero, causando inflamación y dolor. Es ahí cuando normalmente la paciente acude al médico y se detecta lo que ocurre durante la exploración.
A veces no solo se trata de dolor. Puede detectarse una masa en el abdomen. Y también es posible que el dolor afecte a la espalda o incluso que haya problemas para orinar o defecar por la propia inflamación.
Por todo eso, vemos que lo ideal es que el himen esté abierto, de manera que es necesario realizar una cirugía para abrirlo con normalidad.
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El mito de la virginidad
¿Qué es la virginidad? Hay quien dice que es algo que se pierde al tener relaciones sexuales. ¿Pero qué son relaciones sexuales? ¿El sexo oral no es una relación sexual? ¿Las mujeres lesbianas se mantienen vírgenes toda la vida?
También hay quien dice que la virginidad es eso que se pierde con la rotura del himen. ¿Pero qué pasa si se rompe con una caída a los 5 años? ¿O qué ocurre si alguien que lleva 5 años teniendo sexo aún tiene el himen intacto?
La virginidad no existe. Es un término desfasado que además se sostiene sobre los pilares de una cultura coitocentrista, según la cual no hay sexo sin penetración. Hoy sabemos más que de sobra que hay muchas formas de sexo. Pero incluso cuando este se basa en la penetración el himen no es un indicador de nada. No se puede abrir algo que ya está abierto. Y, además, si de verdad estuviese cerrado, se necesita mucho más que un pene para abrirlo. Hace falta recurrir a la cirugía.