LaLiga tiene una guerra abierta contra la piratería, y contra un enemigo invisible que no está muy claro que tenga ninguna culpa, al menos como lo quiere hacer ver su presidente: Cloudflare. El asunto está cruzando límites que están terminando con la paciencia de muchos que pagan religiosamente por acceder a la red y que, cada fin de semana, son los que se ven más y más afectados, mientras el futbol pirata se ríe desde la esquina de internet desde la que emite.
Aunque ya testimonial, la guerra contra la piratería en la música y el cine también trajo consecuencias nefastas para los usuarios. Y con el mismo trasfondo: el de no entender bien como funciona internet y cómo se libra una guerra contra un enemigo que, en realidad, no existe. De aquellos polvos, los lodos de la lamentable Ley Sinde y el canon digital que, a día de, hoy seguimos pagando.
Y parece que LaLiga insiste en repetir con los errores del pasado. Si en los tiempos de la piratería del cine, la consecuencia de no entender como funciona Internet fue la de que tenías que pagar hasta por comprar un disco duro para guardar las fotos de tu boda, la de hoy es que, con el cerrojazo y la ceguera de LaLiga, no puedas controlar la domótica de tu casa, entrar en tu banco o que tu negocio se desconecte del mundo cuando hay partido.
El enemigo a día de hoy es diferente, pero el afectado es el mismo: el usuario. ¿Y quién va a defenderlo? A día de hoy, con varias semanas ya con bloqueos sistemáticos y con un discurso, el de LaLiga, totalmente obtuso, y que hace gala de una sinrazón en el que declara enemigo, de boca de su presidente, a uno de los epicentros más importantes de la Internet contemporánea —Cloudflare—, el usuario se ha vuelto a quedar solo. Y tiene vistos que, al final, será el que pague el pato. Porque pagar, va a pagar.
Un usuario huérfano de unos reguladores que parecen haberle olvidado
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Lo que clama al cielo es que nadie haya alzado la voz para defenderlo. Entendiéndose ese nadie, no como el conjunto de los consumidores que se han visto afectados, sino como aquellos que tienen poder para luchar por los derechos de los mismos.
Desde un Ministerio de Consumo totalmente ausente hasta la SETID (Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales) del Ministerio para la Transformación Digital, que se ha quedado mudo ante este flagrante intento de romper la neutralidad de la red. Concepto con el que por cierto a la Bruselas pro regulación se le hincha el pecho ante Google y las grandes tecnológicas, pero que contra las normativas internas que amparan situaciones como la actual solo saca el meme del perro chico.
Solo queda sacar la bandera pirata, ponerse el parche, y empezar afilar la VPN
La sinrazón de todo esto es que claramente ni LaLiga ni su presidente entienden como funciona internet, cuál es el papel de Cloudflare cómo librar una guerra sin que afecte de manera directa al pan de la gente. O quizás sí que lo saben, lo que haría que esta situación tomase un cariz más grande, si es que puede.
Con las operadoras totalmente rehenes de esta situación, que se ven obligadas a cumplir con unas resoluciones judiciales que, sin duda, necesitan mayor granularidad y parece haber dado poderes ilimitados a una Liga que está dispuesta a todo para ganar una guerra imposible contra un enemigo invisible, el usuario vuelve estar solo.
Y en la soledad solo queda sacar la bandera pirata, ponerse el parche, y empezar afilar la VPN cuyo nombre te guste más. Mientras tanto, toca esperar a que alguien, de los que pueden, hagan algo. Y de paso, llenar el buzón de reclamaciones Oficina de Atención al Usuario de Telecomunicaciones, aunque visto lo visto, la VPN sigue siendo tu mejor opción.