El youtuber René ZZ contó recientemente en un episodio de su podcast que lleva un año sin masturbarse y cada día se encuentra mejor. Esto, como es lógico, ha generado bastante revuelo en redes sociales. ¿Estamos volviendo a la era del “no te masturbes o te quedarás ciego”? ¿Se refiere a un efecto psicológico? ¿De verdad es mala la masturbación? Antes de seguir con la explicación, puedes relajarte: no, la masturbación no es mala. De hecho, masturbarse es muy saludable.
Las personas que alegan que la abstinencia sexual es saludable suelen referirse a causas psicológicas. Se supone que es una forma de encontrarse consigo mismos y no vivir a expensas de los chutes de dopamina que nos regala la masturbación. Se relaciona en parte con esos ayunos de dopamina que tan de moda están en Silicon Valley.
Sin embargo, todo esto es mucho más complejo de lo que plantean los ayunos de dopamina. Pasar mucho tiempo sin masturbarse puede ayudar a resetear el cerebro y enfocarlo en otros entretenimientos que, para algunos, podrían ser más enriquecedores. Pero estamos presuponiendo que la masturbación no lo es. Presuponemos que la exploración de la propia sexualidad es algo malo. Volvemos a ese tabú que tanto cuesta desechar, especialmente en el caso de las mujeres. Y sobre todo nos olvidamos de que, en realidad, la masturbación nos aporta muchísimos beneficios de los que no vale la pena prescindir. ¿Puede llegar a convertirse en algo patológico? Sí, pero exactamente igual que las compras, el juego o incluso la comida. Nadie deja de comer porque hacerlo de forma compulsiva se considere un trastorno. ¿Por qué deberían ser las cosas diferentes con la masturbación?
La masturbación es salud
El orgasmo no siempre es el final de la masturbación, pero sí es lo más habitual. En ese momento álgido, se libera un cóctel inmenso de sustancias como la dopamina, la oxitocina, la prolactina, la serotonina, la adrenalina o endorfinas y endocannabinoides. Todo esto suele tener un efecto relajante y de mejora del estado de ánimo. De hecho, es una medida ideal contra el insomnio. Pero aún hay más. Existen beneficios más físicos, por así decirlo.
En 2013, se publicó un estudio que señalaba que la masturbación puede ayudar a mejorar los síntomas de las migrañas. Además, debido a la liberación de endocannabinoides, parece ser que ayuda a reducir otros tipos de dolor asociados a procesos inflamatorios. No solo las migrañas.

Por otro lado, se ha visto que la actividad sexual puede mejorar las habilidades cognitivas en personas mayores, reducir la presión arterial y fortalecer el sistema inmunitario. En los hombres, también previene el riesgo de cáncer de próstata. Todo eso sin contar que es esencial para el autoconocimiento, que, además, nos ayuda a disfrutar más de las relaciones sexuales con otras personas.
Para eso ni siquiera es necesario llegar al orgasmo, pues debemos recordar que este no tiene por qué ser el final de una sesión de sexo, ya sea a solas o en compañía. Dicho esto, ya hemos visto que a nivel físico (y también mental, por qué no decirlo) la masturbación tiene muchos beneficios. ¿Cuál es el problema entonces?
Pasar tiempo sin masturbarse no le supondrá un ayuno de dopamina
En realidad, el término de ayuno de dopamina es confuso, básicamente porque la dopamina es necesaria y, además, inevitable. Un cerebro sano generará dopamina siempre, por mucho que le restemos estímulos placenteros. Como mucho, lo que conseguiremos será obtener la dopamina de otra forma. Por ejemplo, si dejamos de pasar horas y horas en las redes sociales en busca de una recompensa rápida, puede que disfrutemos mucho más de otras actividades como la lectura, donde la recompensa es algo más paulatina. Pero recompensa sigue habiendo.
Si alguien pasa mucho tiempo sin masturbarse y sigue teniendo sexo en compañía los beneficios seguirán siendo los mismos. Lo importante es el cóctel hormonal que se libera, no la presencia o ausencia de compañía.

Ahora bien, si no nos masturbamos y tampoco tenemos sexo en compañía, puede que dirijamos esa dopamina a otras tareas, pero es posible que esas tareas no nos aporten tantos beneficios. Siempre será mejor desviarla de acciones como el consumo de alcohol o de tabaco, para los que no existe ningún tipo de beneficio.
¿Qué pasa con el porno?
El porno y la masturbación, sobre todo la masculina, suelen concebirse como fenómenos que van siempre de la mano. Por eso, hay quien piensa que masturbarse mucho no es sano porque implica consumir mucho porno. Sin embargo, en esta concepción hay muchos errores, como bien ha explicado en conversación con Hipertextual la psicóloga y sexóloga Laura Marcilla.
“Aunque se conocen representaciones de imágenes pornográficas desde el antiguo Egipto, se puede presuponer que la masturbación es aún más antigua”, explica la experta. Eso significa que, lógicamente, puede haber masturbación sin pornografía.
“Siempre que hay masturbación no tiene por qué venir estimulada por imágenes pornográficas ni siempre que se ve porno tiene que ser para la masturbación”, relata Marcilla. “También se puede ver para excitarse en pareja o como una forma de distracción, por ejemplo”.
Por lo tanto, no podemos señalar que masturbarse a diario sea peligroso por el hecho de que tenga que ir asociado al porno. A menudo ese no es el caso. Pero, incluso si lo es, tampoco es algo malo por sí mismo.
Existen muchos más tipos de pornografía de los que creemos
Para explicar esto mejor, Laura Marcilla nos cuenta que hay muchos tipos de pornografía. Por un lado está la que coloquialmente se conoce como mainstream. Esta es la más típica y, si bien hay también muchas diferentes, en general se cumplen condiciones como un gran heterocentrismo y mucha masculinización. “Está dirigida y guionizada por hombres heterosexuales para el placer de hombres heterosexuales”.
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Existe una pornografía alternativa, a menudo dirigida por mujeres, que se centra mucho más en los deseos y fantasías de la sexualidad femenina. Sin embargo, es una pornografía a la que es más difícil de acceder. De hecho, generalmente suele ser de pago. La sexóloga nos cuenta que en el pasado hubo un movimiento en el que se recomendaba apostar por este tipo de pornografía, que generalmente también incluye unas mejores condiciones laborales de las personas que trabajan en ella, a través del pago de los vídeos. Igual que hacemos con cualquier plataforma audiovisual de entretenimiento.
Pero, dado que esto es mucho menos común y más difícil de encontrar, nos referiremos a la pornografía mainstream al hablar de los posibles riesgos de su consumo frecuente. En este aspecto, Marcilla explica que cada caso es diferente y que depende de muchos factores la reacción de los consumidores. “Yo puedo ver una película muy violenta y no me vuelvo violenta, porque sé que no está bien”, ejemplifica. “Con el porno pasa lo mismo”.
Según ella, hay factores como la madurez, el pensamiento crítico y la educación sexual previa del consumidor que tienen un papel clave en la interpretación que se hace del porno y si, en realidad, su consumo puede provocar malos comportamientos. Aunque, insiste, también depende mucho de cómo sea esa persona más allá de lo que consume. Por ejemplo, “las personas cuyos valores se alinean con el machismo y la dominación de la mujer son quienes son capaces de excitarse con este tipo de contenidos”. Otra persona a lo mejor “si ve una escena en la que se denigra a una mujer sin su consentimiento, no se excitaría”.
¿Y si masturbarse con pornografía se convierte en una necesidad?
Es cierto que hay personas que son incapaces de masturbarse sin pornografía. Pero eso, según explica Marcilla, se debe simplemente al fenómeno de habituación. Nuestro cerebro se acostumbra a desencadenar respuestas placenteras ante estímulos concretos. Por ejemplo, puede que una persona se habitúe a llegar al orgasmo siempre en la misma postura o siempre mediante el sexo oral. Cuando quiera llegar de otra manera, es posible que le cueste más y deba, durante un tiempo, ir introduciendo nuevas prácticas.
Pero tampoco es un problema. Si una persona es feliz alcanzando el orgasmo solo viendo pornografía, no pasa nada. Lo importante es que sepa y entienda que el porno no es una forma de educación sexual. Que debe verse como ficción, exactamente igual que vemos cualquier otra película.
¿Cuándo hablamos de adicción?
Para el youtuber que lleva un año sin masturbarse puede ser un logro que demuestra que no depende del sexo para ser feliz. Eso está muy bien y es muy lícito si es lo que él ha decidido. Pero, sobre todo, no debemos caer en pensar que alguien que se masturba mucho depende de la masturbación o incluso ha desarrollado una adicción.
Cualquier estímulo capaz de generar dopamina puede hacernos adictos. Desde la comida hasta el sexo, pasando por las drogas o el juego. Sin embargo, para que hablemos de adicción al sexo no basta con masturbarse todos los días. La necesidad de masturbarse debe interferir con el día a día de esa persona.

Si no puede trabajar porque está pensando en masturbarse o le afecta a sus relaciones sociales e incluso sentimentales, hay una adicción. Pero, si se hace de forma sana y simplemente por placer, no hay una cantidad máxima de masturbaciones a la semana.
¿Por qué René ZZ se siente mejor sin masturbarse?
Con el caso del youtuber no estamos hablando de un estudio científico. Simplemente se trata de una persona que ha contado que después de un año sin masturbarse se siente mejor. Pero eso puede deberse a muchísimos motivos. Puede que haya cambiado otros factores en su vida que le hayan hecho tener un mejor estado de ánimo. También puede que sea una simple casualidad. O puede que antes se masturbara mucho porque intentase tapar algo que iba mal con ese placer. Ese sí es un problema.
Pero no, no podemos asegurar que un año sin masturbarse sea bueno para nada. De hecho puede llegar a ser una tortura totalmente innecesaria. No merece la pena, por mucho que lo diga un youtuber exitoso de internet.