Un buen fotógrafo es ese que puede pasarse años persiguiendo a su objetivo hasta lograr la instantánea perfecta. Hablamos de animales, amaneceres o auroras boreales, por ejemplo. Si el objetivo es una persona estaríamos hablando de un stalker. La cuestión es que ese seguimiento exhaustivo para dar con la imagen idónea también es algo que se hace en astronomía. No hay más que ver lo emocionante que fue ver hace años la primera foto de un agujero negro. O, al menos, de su silueta. Las estrellas han sido fotografiadas de forma minuciosa muchas veces. Es más fácil que con un agujero negro. Sin embargo, todas estaban en nuestra galaxia: la Vía Láctea. Ahora, en cambio, un equipo internacional de astrónomos ha logrado captar en primer plano la primer foto de una estrella moribunda de otra galaxia.

La estrella en cuestión es WOH G64, una supergigante roja ubicada en la Gran Nube de Magallanes, a 160.000 años luz de distancia. Los científicos llevan estudiándola desde la década de 1990. Tanto esta como otras estrellas lejanas se han podido analizar con técnicas que permiten analizar a distancia muchos de sus parámetros. Es decir, sabíamos cómo era, pero no la habíamos visto. Ahora, en cambio, gracias al Interferómetro del Telescopio Muy Grande del Observatorio Europeo Austral (VLTI de ESO), los mismos científicos que la habían estado monitorizando han logrado sacar una foto de la estrella.

Es muy emocionante, pues no solo han logrado algo que no se había hecho antes. También han descubierto una estructura que sugiere que el proceso de explosión a supernova no es exactamente como creíamos hasta ahora.

La primera foto de una estrella cada vez más tenue

Durante todo este tiempo de seguimiento, y a medida que se han perfeccionado los instrumentos de análisis, se ha ido observando que WOH G64 se volvía cada vez más tenue. Sobre todo en los últimos 10 años. 

Las supergigantes rojas son las estrellas más voluminosas del firmamento. No las más masivas. Se forman cuando una estrella de más de 10 masas solares llega a una fase en la que se le ha acabado el hidrógeno que usaba como combustible, de manera que empieza a fusionar el helio. Por lo tanto, se está acercando al caso de su existencia.

Cuando dicho ocaso llega, se produce un estallido conocido como explosión de supernova. Las observaciones de estos científicos demostraron que estaba muy cerca de llega a esa fase. Además, es una estrella de gran tamaño, en una fase muy extrema, por la que cualquier perturbación podría ser literalmente un bombazo.

Era interesante tomar una foto de esta estrella y, afortunadamente, las herramientas de observación mejoraron lo suficiente para hacerlo. El interferómetro de VLTI estaba listo para captar esa imagen en la que vieron algo muy particular.

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Un capullo antes de la explosión

En la foto de la estrella sus autores captaron algo curioso. Había una especie de capullo ovalado rodeándola. Este parecía corresponderse con el material que saldría despedido en una explosión. Pero no cuadraba del todo. 

Según ha explicado en un comunicado uno de los autores de la investigación, Keiichi Ohnaka, ese capullo “podría estar relacionado con la expulsión drástica de material de la estrella moribunda antes de una explosión de supernova”.

No solo habían tomado una imagen de una estrella fuera de la Vía Láctea, sino que habían ido más allá, capturando una estrella claramente moribunda. 

Pero había algo aún más curioso. Y es que, según observaciones más antiguas y menos detalladas combinadas con modelos informáticos, la forma del capullo durante la muerte de la estrella debería ser otra. Esto puede deberse a que los modelos no fueron correctos o a que hay un factor más que aún no se ha detectado. Por ejemplo, la estrella podría tener una compañera oculta que esté causando discrepancias. Habrá que estudiar más esta estrella para tener las respuesta que faltan. De momento, es innegable que lo que han conseguido estos científicos pasará a la historia de la astronomía.