Si Stephen Hawking no hubiera fallecido el pasado 14 de marzo de 2018 esta imagen sería suficiente para entregarle el Premio Nobel de Física 2019. Sin embargo, este premio no se entrega de forma póstuma, así que el gran conocimiento científico de este físico no podrá ser reconocido a través de un Nobel.

La presentación en varias ciudades diferentes ya nos daba una pista de la importancia de lo que nos iban a presentar desde la comunidad científica. Los rumores apuntaban claramente a una posible fotografía de un agujero negro y así ha sido: "Hemos tomado la primera fotografía de un agujero negro", afirmó el director del proyecto Telescopio de Horizonte de Sucesos (EHT, Event Horizon Telescope), Sheperd S. Doeleman, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian. "Es una extraordinaria hazaña científica lograda por un equipo de más de 200 investigadores" que el pasado 11 de abril de 2017 captaron esta imagen del agujero negro de la galaxia Messier 87 que, además, marcará un antes y un después en la historia de la ciencia.

No obstante, hay que aclarar que no podemos ver un agujero negro de forma directa, esta imagen muestra más bien la silueta que dibuja la materia al girar a su alrededor antes de ser engullida por la oscuridad. ¿Y por qué es tan importante? Realmente nunca hemos sido capaces de ver un agujero negro como tal, señala el doctor Alberto Corbí, profesor investigador en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), a Hipertextual, ya que hasta ahora solo habíamos podido ver simulaciones. "Es importante porque demuestra que los agujeros negros existen", indica el físico, antes teníamos algunos indicios, sí, pero esto es una prueba que "afianza" los conocimientos que ya teníamos, como pasó con el caso del bosón de Higgs, comenta.

EHT Collaboration

Los agujeros negros son "son objetos cósmicos extraordinarios con enormes masas pero con tamaños extremadamente compactos", indican desde el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés). "La presencia de estos objetos afecta a su entorno de maneras extremas, deformando el espacio-tiempo y sobrecalentando cualquier material circundante", añaden. Gracias a cómo afectan a su entorno es que hemos podido imaginar que ciertas observaciones que se hacían podían estar causadas por este tipo de objetos cósmicos. Sin embargo, no teníamos la prueba de su existencia, pero esta imagen lo cambia todo: ver la silueta de un agujero negro afianza los conocimientos de la física.

Pero en la fotografía no podemos ver directamente el agujero negro. Tal y como indica Corbí, ante lo que nos encontramos es toda la materia que da vueltas a velocidades altísimas, "que es lo que emite luz que podemos captar", justo antes de ser engullida por la oscuridad. Así que más que el agujero negro en sí mismo, vemos su silueta o "la materia que da vueltas a grandes velocidades a su alrededor", señala Corbí. "Si está inmerso en una región brillante, como un disco de gas que refulge intensamente, podemos esperar que un agujero negro cree una región oscura similar a una sombra, algo predicho por la relatividad general de Einstein que nunca habíamos visto antes", ha explicado el Presidente del Consejo Científico del EHT, Heino Falcke, de la Universidad de Radboud, en Países Bajos, durante la conferencia ante la prensa. "Esta sombra, causada por la flexión gravitacional y la captura de luz por parte del horizonte de sucesos, revela mucho sobre la naturaleza de estos objetos fascinantes y nos ha permitido medir la enorme masa del agujero negro de M87".

Realizada por radiotelescopios

Los agujeros negros son oscuros para nosotros, es decir, para que podamos verlos con luz visible. "No podemos ver el agujero negro pero sí el plasma alrededor de él", ha indicado una de las investigadoras que ha participado en la conferencia de prensa. La fotografía en realidad es la sombra que crea el agujero al engullir la materia que gira a grandes velocidades a su alrededor.

Por suerte para nosotros, existen más luces allá de las que nuestros ojos pueden captar y gracias a los radiotelescopios hemos podido revelar lo que es invisible para nosotros, convirtiéndolo a una formato que sí somos capaces de detectar. En este caso, la clave estaba en las ondas de radio que estos telescopios atrapan. Mediante el EHT, una extensa red de observatorios que convierten la Tierra en un telescopio gigante, se ha apuntando directamente al centro de la galaxia Messier 87, a 54 millones de años-luz de la Vía Láctea, justo donde se encuentra su agujero negro.

Como anécdota, el doctor Corbí cuenta a Hipertextual que "la luz (radio) que nos está llegando ahora partió de M87 justo al poco tiempo de que los dinosaurios se extinguieran en la Tierra", señala.

ESO/ L. Calçada

"Los telescopios que han contribuido a este resultado fueron ALMA, APEX, el telescopio IRAM de 30 metros, el Telescopio James Clerk Maxwell, el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, el Conjunto Submilimétrico, el Telescopio Submilimétrico y el Telescopio del Polo Sur", han indicado desde ESO mediante comunicado de prensa. "Unos superordenadores, altamente especializados y ubicados en el Instituto Max Planck de Radioastronomía y el Observatorio Haystack del MIT, combinaron petabytes de datos brutos procedentes de estos telescopios", han añadido.

Estos días previos al anuncio de la fotografía, aunque se sabía que íbamos a ver un agujero negro, se había rumoreado que el observado por el EHT era Sagitario A*, en el centro de la Vía Láctea, por lo que ha sido toda una sorpresa para los investigadores comprobar que este no ha sido el objeto presentado. Sí se han mostrado sus imágenes, "pero la imagen no es tan espectacular ya que es más pequeño que el de Messier 87 (a pesar de estar más cerca", explica a Hipertextual el doctor Corbí. "Además, la línea de visión al agujero negro de M87 es mejor. El agujero de nuestra propia galaxia se encuentra tras un denso telón de polvo, estrellas y radiación (entre este y nosotros) que dificulta su observación", concluye el físico.