Esta semana en Dubái han experimentado un diluvio histórico. En solo un día, durante el martes, llovió el equivalente a las precipitaciones de 1,5 años. Sin duda, ha sido un evento singular que ha llevado a muchas personas a plantearse la posibilidad de que haya sido consciente o accidentalmente provocado por un fenómeno conocido como siembra de nubes.

Emiratos Árabes Unidos es un país muy seco, donde normalmente se debe recurrir a las desalinizadoras para obtener suficiente agua para sus habitantes. Por eso, en los últimos años los científicos de su Centro Nacional de Meteorología han implementado también la siembra de nubes para aumentar los días de lluvia.

Este es un proceso que consiste en rociar en la atmósfera aerosoles con sustancias como el yoduro de plata, que se convierten en núcleos para la formación de nubes. Y es que las nubes no están compuestas de agua pura.

Se necesita que en la atmósfera haya partículas a las que se adhieren las gotitas de agua que ascienden desde la superficie terrestre. Cuantas más partículas haya, más fácil será que se formen nubes lo suficientemente pesadas para que llueva. Esto no debe confundirse con el mito de los chemtrails. Entre otras cosas porque estos se supone que sirven para evitar la lluvia, no para todo lo contrario. Ahora bien, ¿ha podido ser la siembra de nubes la responsable de las inmensas inundaciones de Dubái? Todo apunta a que no. De hecho, parece que el mayor culpable sería el cambio climático. Para sorpresa de nadie.

La siembra de nubes en el punto de mira

Si bien hay quien asegura haber visto algunos de los aviones del Centro Nacional de Meteorología de los Emiratos en los días previos a las inundaciones de Dubái, desde la propia institución insisten en que no han tenido nada que ver. Podríamos pensar que se quieren lavar las manos, pero expertos de todo el mundo están de acuerdo en que es prácticamente imposible.

Estas lluvias torrenciales han formado parte de Hadir, una tormenta eléctrica originada en Omán. La siembra de nubes puede propiciar la lluvia. De hecho, esa es la principal motivación de quienes la realizan. Pero el proceso no puede provocar ni rayos ni otros rasgos característicos de una tormenta como Hadir.

Maarten Ambaum, meteorólogo de la Universidad de Reading, ha señalado en un comunicado que “estas tormentas parecen ser el resultado de un sistema convectivo a mesoescala”. Esto significa que se ha producido “una serie de tormentas eléctricas de tamaño mediano a causa de nubes eléctricas masivas, formadas a medida que el calor atrae la humedad a la atmósfera”.  Es habitual que este tipo de eventos causen grandes aguaceros como el que se ha registrado en Dubái.

Por su parte, la climatóloga Friederike Otto relató a la AFP que "es muy probable que las condiciones de la tormenta se hayan visto empeoradas por el calentamiento global". 

Además, no se puede culpar a la siembra de nubes. Esta tormenta ya se había predicho con anterioridad, según ha explicado a la BBC el meteorólogo Matt Taylor.  "Antes del evento, los modelos informáticos ya predecían que caería más de un año de lluvia en solo 24 horas”.

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Las tormentas eléctricas no son resultado de la siembra de nubes. Crédito: Pixabay.

El cambio climático como verdadero culpable

La mayoría de meteorólogos entrevistados en todo el mundo coinciden en que los fenómenos como este se harán cada vez más frecuentes a medida que avance el cambio climático. Solemos concebirlo como una mezcla de calor y sequía. Pero en realidad el calentamiento global conduce a fenómenos meteorológicos extremos, entre los que se incluyen aguaceros tan grandes como el que ha causado las inundaciones en Dubái.

Ahí tenemos otra razón más para combatir el cambio climático. En vez de culpar a la siembra de nubes, deberíamos concienciarnos sobre la realidad de lo que está por venir y tomar las medidas para evitarlo que estén en nuestra mano. 

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