Al menos seis universidades alemanas han cerrado sus bibliotecas para analizar a conciencia sus títulos, en busca de libros envenenados con arsénico. Esta podría ser una secuela actual de El nombre de la rosa, pero no se trata de una novela, sino de la pura realidad. 

La primera Universidad que anunció esta medida fue la de Bielefeld, pero después se han unido a ella otras tan ilustres como la de Düsseldorf. Todas ellas temen encontrar entre sus libros antiguos algunos con portadas y páginas engalanadas con lo que en el pasado se conocía como verde París o verde esmeralda. Se trata de un  pigmento que también se empleó con otros fines tan dispares como la tinción de prendas o la preparación de pinturas para cuadros. Sin duda, tenía una tonalidad preciosa, pero el problema es que se la confería el arsénico, un elemento utilizado como veneno durante miles de años.

Y no es para menos, pues tiene una toxicidad altísima. Solo 0,18 gramos pueden matar a una persona adulta. Dosis más bajas pueden no ser mortales a corto plazo, pero su acumulación va causando síntomas cada vez peores, para los que llega un momento en que no hay marcha atrás. Por eso, es importante encontrar esos libros envenenados para guardarlos a buen recaudo y que lo sucedido en El nombre de la rosa no se convierta en una historia de la vida real.

Arsénico: el veneno de los emperadores

Aunque resulte paradójico, el arsénico es un elemento esencial para la vida. Se encuentra naturalmente en carnes, pescados, vegetales y cereales, de manera que con una dieta normal se puede cubrir sin problema la dosis recomendada, de unos 12 a 15 microgramos diarios

Ahora bien, como ocurre con otras tantas sustancias, si bien una dosis muy bajita puede ser vital, otra mucho más alta es capaz de causar la muerte. El arsénico es un elemento extremadamente tóxico, de ahí que se haya usado como veneno.

No puede saberse con seguridad, pero se cree que el arsénico fue el responsable del ascenso de Nerón como emperador de Roma en el siglo primero después de Cristo. Su antecesor fue Claudio, tío y esposo de Agripina, la madre de Nerón. Eso convertía a Claudio en tío abuelo y padrastro de Nerón. Dejando a un lado estos intrincados parentescos, la cuestión es que Agripina quería que su hijo fuese emperador de Roma, por lo que tenía que deshacerse de Claudio. Se dice que para ello contrató a Locusta, una mujer gala, conocida por toda Roma por ser experta en venenos.

La mujer envenenó a Claudio con un plato de setas que le causaron una muerte lenta, agudizada con grandes problemas digestivos. A día de hoy se cree que probablemente el veneno empleado fue arsénico. No era ampliamente conocido por la población su papel como veneno, pero sí entre expertas como la peligrosa Locusta.

locusta
Locusta era una experta en venenos que pudo matar con arsénico al emperador Claudio. Pintura de Joseph-Noël Sylvestre.

El controvertido caso de Napoleón

Muchos siglos después, el arsénico pudo ser el causante de la muerte de otro gran emperador: Napoleón Bonaparte. 

Cuando el francés falleció durante su exilio en la isla de Santa Helena, se encontraron dos posibles causas de la muerte. Por un lado, estaba claro que padecía un avanzado cáncer de estómago. Sin embargo, también se encontraron concentraciones muy altas de arsénico en su cabello.

El pelo es un buen indicador del consumo de sustancias tóxicas, por lo que a menudo se analiza en las autopsias. Y en este caso no quedaba duda de que Napoleón había estado expuesto a dicho veneno. Se sospechó que alguien podría haber deseado envenenarlo. No faltaban candidatos, desde luego. Sin embargo, con el tiempo se comprobó que había estado expuesto al arsénico a causa de la pintura de las paredes de su casa de Santa Helena. Esta estaba compuesta por arsenito de cobre, un pigmento que contiene arsénico y que, por lo tanto, pudo estar envenenando poco a poco al ex emperador. Una de las consecuencias de la exposición a largo plazo al arsénico es precisamente el cáncer. Quizás el tumor que lo mató estaba relacionado con el envenenamiento. O quizás no. No podemos saberlo con seguridad.

Napoleón
Hay quien sospecha que Napoleón pudo morir por envenenamiento con arsénico.

Libros envenenado con arsénico: de El nombre de la rosa a la actualidad

En la trama de El nombre de la rosa, varios monjes caen muertos sospechosamente, sin que se sepa cuáles son los motivos. Finalmente se descubre que habían sido envenenados por otro monje, que colocó arsénico en el borde de las páginas de los libros de la biblioteca. Dado que los monjes solían humedecer con saliva el dedo para pasar las páginas, eran ellos mismos los que se envenenaban. 

Pero lo de los libros envenenados de las bibliotecas alemanas no tiene nada que ver con la ficción. De hecho, no es la primera vez que se detecta algo así.

En 2018, dos investigadores encontraron tres libros envenenados con arsénico en la biblioteca de una universidad danesa. Los tomos habían sido escritos en los siglos XVI y XVII y su mortal aliño fue encontrado por casualidad. Se sabe que en esa época algunos encuadernadores reciclaban manuscritos medievales para fabricar las cubiertas de los libros. Por eso, estos investigadores quisieron analizar los manuscritos que se habían empleado. Lamentablemente, una especie de pátina de pintura verde dificultaba ver el material de las portadas. Por eso, las sometieron a un análisis por rayos X, para ver qué había debajo. Su sorpresa fue que, en realidad, esa pintura no era tal cosa, sino una pátina de arsénico. Estaban ante libros envenenados, como en El nombre de la rosa.

Inicialmente se pensó que pudiesen haberse pintado con verde París. Sin embargo, sería raro, pues esta pintura se utilizó principalmente durante la primera mitad del siglo XIX. Finalmente, se concluyó que podría haberse empleado para evitar que insectos y roedores dañasen los libros almacenados en la biblioteca. Sea como sea, eran piezas peligrosas, por lo que fueron retirados de las instalaciones en las que cualquier estudiante podía consultarlos.

Un catálogo peligroso

Poco después, en 2022, una experta en conservación de libros antiguos de la Universidad de Delaware, Melissa Tedone, puso en marcha un proyecto dirigido a encontrar y catalogar el mayor número posible de libros envenenados con arsénico. En el momento de la redacción de este artículo, se han encontrado ya 229 libros en bibliotecas de todo el mundo. Incluso en alguna tienda local. 

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Muchas librerías universitarias se han cerrado unos días para analizar sus libros antiguos. Crédito: Zetong Li (Pexels)

¿Qué pasa en Alemania con los libros envenenados?

El caso de los libros envenenados de Alemania, por lo tanto, no es algo nuevo. Ante la detección de algunos casos aislados, se ha optado por analizar todos los libros sospechosos, para evitar cualquier incidente.

Miles de títulos se han puesto en cuarentena mientras se analizan. La mayoría de los que se han encontrado tenían el arsénico con fines ornamentales. Por lo tanto, suelen proceder del siglo XIX, cuando el verde París tuvo su gran auge. Las asociaciones de bibliotecas alemanas han tranquilizado a los estudiantes que pudieran haber estado en contacto con estos libros, argumentando que el contacto aislado con ellos no sería mortal, pero que, aun así, es mejor prevenir. Por eso, han iniciado esta búsqueda exhaustiva que nos demuestra que hasta el argumento más intrincado de una novela puede encontrarse en la vida real. 

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