La investigación de las enfermedades raras es complicada por muchísimos motivos. Para empezar, precisamente por los pocos pacientes que las sufren, los investigadores se las ven y se las desean para conseguir financiación para su trabajo. Ese es el reto inicial. Pero, incluso si hay financiación suficiente, resulta complicado desarrollar tratamientos, ya que hay muy pocos pacientes en los que se pueda analizar la evolución de la enfermedad. Sin embargo, la solución, según un equipo de científicos del Instituto de Neurociencias de Alicante, podría estar en el Ratoncito Pérez.

El Ratoncito Pérez, en España, es un animalillo que deja regalos a los niños debajo de la almohada a cambio de sus dientes de leche. En la pulpa de esos dientes hay células madre que pueden ser muy útiles para la investigación de este tipo de patologías.

Por eso, los responsables de esta investigación se han cambiado por el Ratoncito Pérez y han empezado a recopilar los dientes de leche de niños con enfermedades raras neurológicas. Esto les servirá para obtener neuronas, con las que estudiar mejor el cerebro de estos pacientes, encontrar las causas de la enfermedad y probar distintos enfoques terapéuticos. De momento, el proyecto está en pañales, pero ya se ha hecho un llamamiento a los padres para que empiecen a recoger los dientes. Eso sí, deben estar recién separados de la encía. En este caso, no vale dejarlos toda la noche bajo la almohada. Es por un bien mayor, así que el Ratoncito Pérez seguro que lo entenderá.

Células madre en los dientes de leche

La pulpa dental es el tejido blando de los dientes en el que se encuentran los nervios y los vasos sanguíneos.

En el caso de los dientes de leche, contiene también muchas células madre. Es decir, células que aún no se han diferenciado a un tipo celular concreto, como pueden ser las células del hígado, las del ojo o las neuronas del sistema nervioso.

Estas células son muy abundantes en los embriones, precisamente porque se encuentran en pleno desarrollo, con los diferentes tejidos aún sin formar. Un remanente de esas células madre permanece aún en el cordón umbilical de los recién nacidos, de ahí que muchas personas donen el cordón de sus hijos o lo congelen por si ellos tienen alguna necesidad médica en un futuro.

Pero hay otras partes del cuerpo en las que sigue habiendo células madre. Los adultos las tienen en la médula ósea y los niños en la pulpa de los dientes de leche. En 2019, el Centro Nacional de Información de Biotecnología de los Estados Unidos publicó un informe sobre la relevancia de estas células madre. Señalaban su importancia en comparación a las del cordón umbilical, sobre todo por dos motivos. El primero es que se pueden obtener en varios momentos de la vida de los niños, no solo durante su nacimiento. Y el segundo es que se pueden diferenciar en más tipos celulares diferentes.

A día de hoy existen mecanismos de reprogramación celular, por los que se puede devolver una célula adulta al estado de célula madre y, de ahí, diferenciarlo a otro tipo celular. No obstante, es más costoso. Con las células de la pulpa dental, se pueden regenerar muchos tipos celulares, de manera que se ahorren biopsias en lugares de difícil acceso. Es por eso por lo que estos científicos españoles han decidido usarlas para estudiar las enfermedades raras.

mononucleosis, esclerosis múltiple
Las células madre de los dientes de leche se pueden usar para obtener neuronas. Crédito: Hal Gatewood (Unsplash)

El mejor regalo del Ratoncito Pérez para los niños con enfermedades raras

Los autores de esta investigación han logrado regenerar neuronas a partir de las células madre de la pulpa de los dientes de leche de niños con enfermedades raras como el síndrome de Rett o las leucodistrofias. Estas son enfermedades raras neurológicas. Por lo tanto, tener neuronas del propio paciente puede ayudar a comprender mejor qué es lo que va mal en ellas y, sobre todo, probar posibles tratamientos.

De este modo, no es necesario probarlos directamente en los niños. El proyecto se conoce como “El Ratoncito Pérez de las enfermedades raras” y hay muchas esperanzas depositadas en él. Para estos niños, un tratamiento para su enfermedad es un regalo mil veces mejor que una moneda bajo la almohada. 

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