Con seis episodios, la serie Griselda de Netflix, logra dos cosas. Por un lado, explorar en el mundo criminal y del narcotráfico en Latinoamérica, durante las décadas de 1970 y 1980 del siglo pasado. Al otro extremo, la figura retorcida de la mujer que el violento Pablo Escobar llamó “la única persona a la que temía”. Entre ambas cosas, la producción muestra los pormenores de una época de opulencia en Medellín y también, una versión Hollywoodense acerca de una temida criminal de Colombia. 

Pero la historia real de la narcotraficante es mucho más retorcida y violenta que la que llegó a pantalla. En particular, porque Griselda Blanco, no solo fue una figura pintoresca en medio de la guerra de bandas en la peor época de la violencia colombiana. También se convirtió en cabecilla por derecho propio y una criminal que mató a tres de sus maridos en sucesión. Por si eso no fuera suficiente, Blanco fue el medio por el cual, varios de los narcotraficantes más brutales del continente, encontraron en Medellín y después Miami, hospedaje y cobijo. 

Griselda. (L to R) Sofia Vergara as Griselda, Christian Tappan as Arturo in episode 102 of Griselda. Cr. Courtesy of Netflix © 2023

Al mismo, la delincuente extendió su dominio y control a Miami, lo que la convirtió en puente de comunicación y recursos entre ambos países. Para la década de 1980 y poco antes de que le asesinaran, Griselda Blanco era parte de la red de tráfico de drogas y armas más prominente a lo largo de América. Algo que la llevó a convertirse en centro de una investigación policial a gran escala y también, de la persecución de sus enemigos en el submundo colombiano. 

Una mujer de enorme crueldad

Según los registros legales de Colombia, Ana Griselda Blanco Restrepo nació el 5 de febrero de 1943 en Cartagena. Rodeada de criminales y con una familia con fuertes lazos con el mundo de la droga del país, cometió su primer asesinato a los once años. Todo en medio de un secuestro fallido en el que, además, intentó estafar a la familia de la víctima. Debido a su edad, no llegó a ser recluida en la prisión. 

Griselda. Juliana Aidén Martinez as June in episode 103 of Griselda. Cr. Courtesy of Netflix © 2023

En 1964, ya madre de tres hijos, emigró a EE. UU. de manera ilegal y junto con su esposo, comenzó a vender pequeños alijos de cocaína y marihuana en Nueva York. A pesar de contar apenas con 21 años de edad, ya se le atribuían una serie de crímenes, entre los que se contaba otro asesinato y la sospecha de integrar un cartel menor en Cartagena. Ya por entonces, se le acusaba de reclutar jóvenes mujeres para enviarlas con cargamentos de estupefacientes escondidos entre la ropa interior. 

A lo largo de la década y los primeros años de la siguiente, Blanco se convirtió en una cabecilla importante. Mucho más después de asesinar a su marido en 1975, convencida que le ocultaba cifras de ganancia. Su reputación como criminal brutal, capaz de asesinar a sangre fría, se hizo tristemente célebre. En abril de ese mismo año, fue acusada de cargos federales, lo que unido al crimen, convirtió su caso en el más importante y significativo del tráfico de cocaína de la historia estadounidense. Antes de ser detenida, huyó a su natal Colombia. Tres años después, regresaría de forma clandestina al territorio norteamericano, convertida en la figura de mayor influencia en el ámbito de la droga. 

El imperio del crimen colombiano

Para principios de 1980, Griselda Blanco tenía un largo historial criminal. A la muerte de su primero marido, se le sumó el ajusticiamiento en plena calle del tercero. Al mismo tiempo, su imperio de la droga creció hasta convertirse en uno de los más importantes del mundo. Fue entonces cuando se le apodó La Viuda Negra y comenzó a temérsele. No solo por su brutalidad, sino también, el hecho que, según varios de sus allegados, se encontraba obsesionada con la venganza. 

Para finales de 1981, Blanco era responsable del tráfico mensual de 1,5 toneladas de cocaína a Norteamérica. Además, se encontraba en el centro de la denominada Cocaine Cowboys Wars, que sacudió Miami durante los últimos años de la década de los setenta. En el lustro posterior, Blanco asesinó a otros cabecillas criminales, entre los que se encuentra los narcotraficantes cubanos Alfredo y Grizel Lorenzo. Por estos asesinatos, estuvo a punto de ser encarcelada en 2004, pero debido a un tecnicismo legal, el caso terminó por ser descartado. 

Al final, la muerte

Para el año 2012 y luego que su imperio acabó por derrumbarse entre la presión de otros tantos líderes del mundo delictivo, Blanco vivía recluida en Medellín. Con 69 años, tres de sus cuatro hijos habían sido asesinados y la que fuera la criminal más feroz de Colombia, se hizo a un lado de cualquier circunstancia ilegal. 

A pesar de eso, el 3 de septiembre fue ajusticiada en plena calle por un sicario que la interceptó desde una motocicleta. Irónicamente, un tipo de asesinato que el cartel que lideraba, había convertido en su sello de identidad. Para el momento de su muerte, no tenía otra propiedad que la casa en la que vivía y algunos ahorros. Los restos de lo que había sido una de las organizaciones criminales más grandes y peligrosas del mundo. 

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