Diana de Gales (Elizabeth Debicki) es la protagonista absoluta de la primera parte de la última temporada de The Crown. Pero, también, el centro de la polémica. Algo inevitable, cuando el equipo de guionistas encabezados por Peter Morgan, Tom Edge, James Graham y Edward Hemming profundiza en su muerte. Pero no como un hecho histórico, sino a través de las diversas personas que formaron parte del círculo íntimo de la princesa. Lo cual incluye desde su amante Dodi Al-Fayed (Khalid Abdalla) hasta la perspectiva de su exmarido, Carlos III (Dominic West). 

Algo que ha provocado que el suceso se transforme en una serie de reflexiones acerca del poder, el amor y la pérdida de la inocencia. Diana, convertida en una figura distante y solitaria, es apenas la excusa para lo que ocurre a su alrededor. En el primer capítulo de la nueva entrega, se explora en su romance con el empresario egipcio, junto al cual moriría. Pero no se plantea la relación entre ambos como amorosa. Según The Crown, sería un punto intermedio entre la manipulación y la necesidad de Mohamed Al-Fayed (Salim Dau) de alcanzar el reconocimiento real. 

La versión, que circuló como un rumor en 1997, fue desmentida por el exportavoz de Al-Fayed, Michael Cole, luego de la muerte de Diana Spencer. Según Deadline, el que fuera parte del equipo del empresario, volvió a desmentir lo sugerido luego del estreno de la sexta temporada de la serie. También, y siempre según la publicación, insistió en que se trata de una visión inexacta acerca del romance entre el hijo del magnate egipcio y la fallecida princesa. No obstante, es la menor de las críticas que enfrenta The Crown en los primeros cuatro capítulos que marcan la despedida de la pantalla pequeña. 

Un preocupante tinte político en ‘The Crown’

Desde incluir insinuaciones veladas de un complot en contra de la vida de Diana Spencer, hasta una obvia inclinación por favorecer la imagen de Carlos III. The Crown ha sorprendido por abandonar casi por completo la rigurosidad histórica — algo de lo que ya se le acusó la temporada pasada — y centrarse en el melodrama ficticio. El historiador inglés A.N. Wilson, insistió a Times Radio, que poco de lo mostrado está basado en algún dato público más allá del rumor. 

Lo que incluye una solapada insistencia en que, dentro de la familia real británica, se consideraba que Diana causaba tantos problemas como para resultar peligrosa. La teoría de la conspiración, que fue parte de las especulaciones que rodearon a la muerte de la princesa de Gales, fueron incluidas en The Crown en medio de conversaciones incómodas. A la vez, repetidas en escenas que involucran a la reina Isabel II (Imelda Staunton) y el príncipe Felipe de Edimburgo (Jonathan Pryce). Un punto que Wilson tachó de “cruel y horrible” en su entrevista con el medio británico.

Se trata de un paso allá de las habituales libertades que, usualmente, la serie escrita y dirigida por Peter Morgan suele despertar. Esta vez, el acento en reconocer la existencia del malestar de la realeza contra Diana, parece tener un punto concreto que demostrar. Que su muerte, por más accidental que se muestre, pudo haber tenido un trasfondo político. 

Un Carlos III convertido en un héroe

Pero uno de los puntos que más molestó al público fue convertir la muerte de Diana Spencer en la oportunidad de mostrar a Carlos III como un héroe trágico. Para el momento de la muerte de la princesa, la pareja se encontraba separada. Aun así, el entonces heredero viajó en busca de su cadáver hasta Francia. Sin embargo, hay pocos indicios que se tratara de algo más que un gesto de deferencia hacia sus hijos. No obstante, la serie da, por hecho, que Carlos de Gales, sufrió la muerte de su exesposa y tuvo una epifanía arrepentimiento. Algo que contradice las crónicas de sus más cercanos acerca de lo ocurrido en los tensos momentos. 

Pero la serie da un paso más allá y convierte a la propia Diana, en heraldo del perdón. En varias escenas, su fantasma — o lo que parece ser la proyección de su imagen entre sus seres queridos — perdona a los que le causaron daño. Lo que incluye, una conversación con Carlos III en la que le exculpa de toda responsabilidad en la ruptura matrimonial e incluso agrega “ahora todo será mejor para ti”. Más adelante, la espectral Diana también da consejos a la reina, lo que termina en una secuencia en que la monarca expresa sus sentimientos con respecto a Diana. 

Pero el punto más polémico parece ser un diálogo entre los príncipes Guillermo (Ed McVey) y Harry (Will Powell), con su abuelo Felipe. Todo ocurre mientras caminan detrás del féretro de Diana a través de las calles de Londres para su funeral. En determinado momento, el futuro heredero al trono, pregunta el motivo por el cual la multitud sufre desconsolada por la princesa. A lo que Felipe responde, que no lloran por la fallecida, a quien no conocieron, sino por sus hijos. La frase parece negar la considerable influencia de Diana Spencer en la sociedad británica. Aún más, confirmar la idea — nunca contrastada — sobre la antipatía y el enfrentamiento que sostenía con Felipe de Edimburgo. 

Una despedida que deja mucho que desear

Por cinco temporadas, The Crown navegó con cuidado en las aguas de la controversia. Por un lado, las tres primeras entregas, profundizaron en hechos históricos conectados con la corona. La mayoría, llegaron a su versión en la pantalla pequeña, con cierto rigor académico. Desde la crisis de Suez en 1956 hasta el pulso político que la reina Isabel II con la primera ministra Margaret Thatcher. La serie logró relatar no solo los elementos más íntimos de la familia real de Inglaterra. También, dar un sentido de verosimilitud a su argumento. 

Sin embargo, la sexta temporada carece del rigor que solía atribuírsele. Un problema que acarrea desde la anterior y que provocó que, incluso, la actriz Judi Dench escribiera una enfurecida carta de crítica. En ella, la intérprete acusó a la producción de “cruel, sensacionalista y violenta”, debido a su forma de enfocar la relación entre Carlos y Diana. 

La polémica está servida. Con cuatro capítulos por estrenarse el 14 de diciembre, el argumento abarcará la muerte de Isabel II y su esposo. Lo cual podría llevar el enfrentamiento público entre los historiadores y la trama a un nuevo nivel. 

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