Wish llega a los cines como la película del centésimo aniversario de Disney. Una ocasión única con la que La Casa del Ratón busca un doble objetivo. Por un lado, lograr un nuevo éxito en el cine de animación que durante tantas décadas han dominado a nivel mundial. Por otro lado, rendirse un homenaje a sí mismos. En los últimos meses, la compañía ha celebrado numerosos eventos para conmemorar su centenario. Este filme ha de ser la culminación de todos ellos.
Wish es la historia de la joven Asha, una chica de 17 años que vive en el Reino de Rosas. En este bucólico lugar, el Rey Magnífico cuenta con el poder mágico de conceder deseos. Cada ciudadano le pide su mayor deseo cuando cumplen 18 años. Y el monarca, cada cierto tiempo, organiza una fiesta en la que elige uno de ellos y lo hace realidad. Sin embargo, Asha descubrirá una terrible realidad que se cierne sobre su hogar. Para intentar evitarla, le pide un deseo a las estrellas.
Wish
Disney celebra sus 100 años con una película animada que busca aunar pasado y presente, tradición y futuro. Plagada de guiños y bajo el prisma del poder de los deseos y la magia, se queda, sin embargo, bastante corta en cuanto a ambición. En cualquier caso, a nivel visual vuelve a ser una joya inspirada, esta vez, en España.
Wish es el espíritu de Disney
Disney ha sido siempre el lugar donde los sueños se hacen realidad. Donde la magia existe realmente. Un estudio que durante toda su historia ha permitido a niños y mayores soñar y ser felices. Por eso, centrar la temática de la película de sus 100 años en el poder de los deseos no podía ser algo más acertado. Wish es la materialización de la filosofía de Disney. Una historia que, bajo ese paraguas, abarca numerosas moralejas.
Creer en uno mismo y luchar por lo que se quiere. Darlo todo por nuestros seres queridos. Comprender el valor único de cada uno de nosotros. Esas son las virtudes con las que Asha debe lidiar en Wish. Las mismas que Disney ha reivindicado en todas y cada una de sus películas hasta la fecha. Además, lo hace con un motivante extra para cualquier fan del estudio. El filme está plagado de cameos y referencias a sus proyectos anteriores. Era la promesa que se hizo años atrás, cuando se anunció oficialmente el desarrollo de la cinta.
Aunque en este aspecto hay que señalar que la mayoría de ellos son muy sutiles y pueden pasar desapercibidos. Dar un poco más de cancha a este juego metaficcional era arriesgado, pues existía la posibilidad de que aplastara la trama. Pero, al evitar perderse entre simpáticos guiños (que no siempre funcionan bien), puede que se haya quedado demasiado corta para lo que se esperaba. Y es que, en líneas generales, ese es el gran problema del que adolece Wish.
Falta de ambición
A lo largo de su historia, Disney ha tenido éxitos rotundos y también sonados fracasos. Películas que han resonado entre su público y que han calado muy hondo y filmes que han sido olvidados en tan solo unos pocos meses. Wish no estará en el segundo grupo, pero pretende jugar tan sobre seguro que difícilmente llegará a ser del primero. La historia de Asha es algo que se ha contado infinidad de veces en el pasado. No hay nada especialmente innovador. Es un terreno tan conocido y trillado que carece de la garra necesaria para emocionar más allá de cuatro escenas contadas. Eso sí, su desenlace es potente y deja buen sabor de boca.
El esfuerzo por contar un sólido cuento de hadas es notable. Y está bien conseguido, pero no es particularmente brillante. No hay casi nada en Wish que la haga destacar por encima de otras cintas, incluso de la última década. Y no pasaría nada si fuese un estreno más de Disney. No siempre se les puede pedir la excelencia absoluta. Pero si había una película con la que darlo todo, romper el molde y establecer un nuevo hito memorable, esa era la de su centenario. Bajo esa etiqueta, duele que se quede tan a medio gas. El resultado es bonito al intentar aunar las narrativas del pasado con las del presente, pero muy poco ambicioso.
Otro éxito artístico
Donde sí que vuelven a triunfar en el apartado artístico. Lo más importante son sus personajes. Asha, interpretada con maestría en su versión original por la oscarizada Ariana DeBose, es una heroína que transmite la fortaleza, valentía y ternura de esos personajes de Disney que tan buen poso dejan entre los más pequeños. Puede que su historia no sea la más sorprendente, pero ella es todo carisma y enseguida llega al espectador. A su lado, la cabra Valentino y la Estrella ofrecen el alivio cómico preciso y van a sacar carcajadas entre el público infantil.
Todo lo contrario que el Rey Magnífico. Por fin, Disney ha vuelto a presentar a un villano de los de siempre. Egoísta, temible y poderoso. Con intenciones, sencillamente, detestables. Sin medias tintas ni bondadosos giros a su historia. De nuevo, el guion no le da la oportunidad de llegar a la altura de los Scar, Cruella de Vil, Garfio, Jafar, Úrsula y compañía. Pero se agradece una barbaridad ver a un villano que es "malo a secas". Ojalá no sea una rara avis y se atrevan a crear más personajes terroríficos así en los próximos años.
En lo referido a las canciones, santo y seña de las películas de animación de Disney, Wish también da la talla. Ya sea por lo musical, por lo visual o por lo narrativo, todas tienen ese toque especial. Algunas son simplemente el acompañamiento preciso para la historia, pero otras son muy pegadizas y emocionantes. Especial mención merece Mi deseo, cautivador leitmotiv de la película.
Wish se ambienta en una isla ficticia del mar Mediterráneo y para su estética bebe del sur de la Península Ibérica. Así que para los españoles era una cinta muy especial. La inspiración es palpable en cada edificio, puerta o ventana del Reino de Rosas. Los arcos de herradura y las decoraciones de influencia mozárabe y mudéjar son un añadido sensacional para los decorados. Dan ganas de pasear por ellos y descubrir cada rincón de la ciudad. Los fondos, típicos de las pelis de princesas de antaño, son una joya.
A eso hay que sumarle un estilo de animación algo diferente al 3D que ha empleado Disney en el s.XXI. En esta ocasión se ha optado por una fusión de lo tridimensional con el 2D y el dibujo tradicional. No es la película que mejor lo ha logrado recientemente y seguramente habría que pedirle algo más. Pero sigue ofreciendo una estética de lo más interesante y agradable al ojo. Al final, el filme transmite una personalidad propia a nivel visual, por lo que se ha triunfado en la misión.
En resumidas cuentas, Wish es una historia muy bonita sobre el poder de los deseos que homenajea la historia y el legado de Disney a lo largo de todo un siglo. Su falta de atrevimiento y su simple trama le restan puntos, pero los compensa con un apartado visual glorioso, unos personajes bien diseñados y una banda sonora, otra vez, con canciones muy buenas. Es notable como película, pero queda algo corta como evento. Quédense hasta el final de los créditos, merece la pena.