Dicen que los seres humanos nos dividimos en lechuzas y alondras, dependiendo de si nos sentimos mejor realizando nuestras tareas de día o de noche. Una buena forma de saber a cuál de los dos tipos perteneces es recordar tu época de estudiante. ¿Preferías trasnochar estudiando o irte a la cama temprano y madrugar para coger los libros? En el primer caso, eres una lechuza. En el segundo, una alondra. Pero hay algo que no tiene mucho que ver con eso y que también divide a las personas. Unas prefieren ducharse de noche, poco antes de ir a la cama, y otras de día, nada más levantarse.
Cada cuál tiene sus preferencias, eso está claro, ¿pero hay una opción mejor? Bien, para responder esta pregunta, la primera respuesta podría ser que la mejor opción es la que te sea más cómoda según tus necesidades. Independientemente de lo que digan los expertos, si no es una opción que encaje en tu rutina, posiblemente no lo hagas cómodamente.
Ahora bien, dejando eso a un lado y centrándonos solo en la fisiología humana, hay varios motivos por los que se puede decir que es mejor ducharse de noche. Eso no quiere decir que hacerlo de día sea malo, pero es cierto que por la noche conlleva algunos beneficios extra.
El papel clave de los ritmos circadianos
Como siempre, cuando hablamos de día y noche, los ritmos circadianos juegan un papel importante en esta cuestión.
Estos son aquellos por los cuales muchas de nuestras necesidades fisiológicas se distribuyen en periodos de 24 horas. El caso más típico es el del sueño. Cada día dormimos, idealmente durante un tiempo muy parecido, empezando y terminando más o menos a la misma hora.
Los ritmos circadianos se controlan desde el núcleo supraquiasmático cerebral, cuya señal principal es la luz que entra desde el exterior a través de los ojos. Cuando hay mucha luz, el cerebro interpreta que es de día y que es necesario que estemos despiertos y llevando a cabo nuestras tareas. Para facilitar esto, se inhibe la secreción de melatonina, una hormona encargada de ayudarnos a dormir. En cambio, a medida que va oscureciendo y entra menos luz a través de la retina, se va impulsando la liberación de esta hormona y vamos teniendo cada vez más somnolencia.
Pero la melatonina y la somnolencia no son los únicos indicadores del sueño. Otro muy importante es la temperatura corporal, que baja a medida que oscurece para ayudarnos a dormir. De hecho, esta es la razón por la que, si bien es importante abrigarse para dormir, no debemos subir demasiado el termostato, pues una temperatura confortable durante el día podría ser incómoda para caer en brazos de Morfeo.
¿Qué tiene que ver todo esto con ducharse de noche?
Janet Kennedy, una psicóloga experta en sueño de Nueva York, explicó a The New York Times que ducharse de noche es la mejor opción para las personas con insomnio. Y se debe precisamente a lo comentado con los ritmos circadianos.
Al ducharnos, elevamos la temperatura, pero solo mientras estamos en la ducha. Después, el cuerpo trabaja para bajarla rápidamente, por lo que acelera el proceso de somnolencia nocturno guiado por la temperatura.
Además, una ducha ayuda a relajar los músculos, algo que también resulta muy importante para dormir mejor.
A veces puede ser mejor por la mañana
Si por lo general nos cuesta espabilarnos por las mañanas, una ducha puede ayudar a aumentar el estado de alerta. Eso sí, tendría que ser templada, pues una ducha demasiado fría bajaría la temperatura de golpe.
A medida que se hace de día, al contrario que cuando oscurece, la temperatura va aumentando. Una ducha fría provocaría el efecto contrario a la noche. El cuerpo respondería bruscamente para aumentar la temperatura y en este caso supondría una alerta excesiva que tampoco nos conviene. Para despertar, siempre es mejor hacerlo poco a poco.
En definitiva, tu vida no va a ser mejor por cambiar la hora a la que te duchas. Es cierto que ducharse de noche tiene algunos beneficios, sobre todo para personas con insomnio. Pero no es la panacea. No hay una hora ideal para ducharse. Lo ideal es ducharse, sin más. Y no dejarse partes del cuerpo olvidadas. Eso sí que es importante.