En Napoleón de Ridley Scott, el personaje titular (interpretado por Joaquín Phoenix), es mucho más un símbolo que un hombre. En medio de una Francia dividida por tensiones políticas y de poder de todo tipo, el comandante militar trata de comprender su propósito. Que, de alguna forma, es también la de un país azotado por la pobreza, la desigualdad y la búsqueda de la paz. Todo, en medio de una sacudida moral que llevará Bonaparte a convertirse en centro de un proceso que reinstaurará la monarquía. A la vez, cuestionará el sentido de las luchas francesas que le antecedieron. Lo que convierte a la película, en una reflexión acerca del peso de las decisiones trascendentales y sus consecuencias a futuro.
Con frecuencia, los dramas históricos suelen tener el mismo objetivo de la más reciente película de Ridley Scott. La de contar una versión acerca de grandes eventos de la humanidad, a partir de un punto de vista casi íntimo. Ya sea a través de sus protagonistas, sus testigos involuntarios e incluso, los que provocaron desastres o salvaron vidas. Uno de los géneros más antiguos del cine, tiene la posibilidad de ser algo más que solo una recreación de grandes sucesos. También, permite la reflexión acerca de su importancia y en especial, su interpretación de los siglos.
En celebración del estreno de la cinta que explora en la vida del emperador de los franceses, Napoleón, te dejamos cinco películas de drama histórico. Algunas de ellas, que marcaron época. Desde la obra cumbre de un realizador conocido por sus blockbusters hasta un clásico del séptimo arte convertido en exploración acerca de la fe y la conciencia. La selección abarca lo mejor del género y reflexiona, sobre todas las posibilidades que brinda.
'La lista de Schindler'
Steven Spielberg pasó buena parte de los primeros años de su carrera como cineasta, labrándose un camino como una reconocida figura del cine. Lo que le llevó a dirigir varios de los grandes éxitos de taquilla de los últimos años de la década de los setenta y primeros de la siguiente.
No obstante, su inclinación hacia el cine comercial, le valió el menosprecio de la crítica e incluso, la dificultad de obtener reconocimiento en la temporada de premios. Algo que quedó demostrado con su épica sobre la dignidad y la lucha por los derechos individuales, El color púrpura. La cinta obtuvo múltiples nominaciones al Oscar, excepto la de director. Algo que condujo a Spielberg a un profundo desencanto y a la revaluación de sus objetivos como cineasta.
De modo, que la cinta, que cuenta la historia del empresario Oscar Schindler, es mucho más que una biografía y un drama de época. También, es la obra cumbre de un artista, empeñado en explorar en sus puntos más privados y analizar sus orígenes judíos. La obra, rodada en blanco y negro, es una minuciosa crónica de tres horas y quince minutos sobre la barbarie nazi. A la vez, una exploración acerca del pueblo judío y su fortaleza. En conjunto, Steven Spielberg logró profundizar en el Holocausto, a partir de una óptica sensible, realista y frontal. Lo que convirtió a la película en un logro cinematográfico mayúsculo. Y por supuesto, la que le permitió recibir el ansiado Oscar por su desempeño detrás de cámara.
Gladiator
Antes de explorar en la compleja personalidad de Napoleón Bonaparte, Ridley Scott dirigió un relato que profundizaba en la grandeza y crueldad de Roma. En específico, en la vida de los gladiadores, los guerreros que debían morir para divertir a la población de un imperio despiadado.
Sin embargo, el director evitó caminos sencillos e imaginó uno de los personajes más queridos del cine. Máximo Décimo Meridio (Russell Crowe), un intachable general romano, debe enfrentar la deshonra y después de la muerte, en medio de diatribas políticas. Eso, bajo el yugo del emperador Cómodo (Joaquín Phoenix).
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A pesar de estar llena de errores de contexto y rumores de un rodaje desordenado, la película es mucho más que sus puntos oscuros. Se trata de una celebración al sentido moral del bien y a la fuerza de voluntad. La cinta brilla en sus momentos más emocionales y reflexiona sobre la Roma Capitolina, como origen del mundo moderno. Con una secuela tardía a punto de estrenarse protagonizada por Paul Mescal y Pedro Pascal, la cinta es un ícono del cine histórico contemporáneo.
El pianista
En el año 2002, Roman Polanski dirigió la que se considera su película más personal y la más cercana a su turbulenta historia privada. Basadas en las memorias del músico polaco de raíces judías Władysław Szpilman, el argumento sigue al personaje titular en plena invasión nazi a Polonia. Pero además de profundizar en el escenario de una Varsovia asediada por el Tercer Reich, trama es una exploración acerca de la supervivencia.
Władysław (Adrien Brody) tendrá que enfrentarse al horror de la ocupación, la muerte y la degradación del ser humano, en una ciudad sitiada. Mucho más, convertido en un fugitivo de la tenaz persecución alemana contra los ciudadanos judíos de Polonia. Sin embargo, su mayor objetivo será conservar su humanidad y el sentido de la propia existencia en medio de la barbarie y la violencia.
Polanski, cuya familia fue asesinada en un campo de concentración y sobrevivió a la experiencia en medio del trauma, narra en la película una parte esencial de su vida. A la vez, explora en una época tenebrosa, a través de un guion que enaltece el sentido del ser humano como centro de la búsqueda del bien. El punto más importante de la cinta.
Braveheart
Mel Gibson dirigió el que es, quizás, uno de los dramas históricos más populares de los últimos cincuenta años. La vida de William Wallace, el héroe escocés que se enfrentó a Inglaterra en 1280, llegó a la pantalla grande como un despliegue de valor.
La figura, interpretada también por Gibson, es la encarnación del coraje de los hombres que participaron en la primera de las Guerras de independencia de Escocia. Al mismo tiempo, un testigo excepcional de las presiones que sufrió la población del país a manos de señores feudales.
Pero la cinta, es también un romance y una aproximación humana al héroe nacional, considerado central para comprender la historia europea. A pesar de la debatida óptica de Gibson — que llevó al personaje a transformarse en un mártir con una muerte casi bíblica — Corazón Valiente marcó una época en el cine. En particular, al brindar un tono emotivo a grandes gestas guerreras.
Ben-Hur
Una de las películas más conocidas de este género, es la dirigida por William Wyler. El director logró transformar la trama de la enemistad entre dos hombres, en una mirada compleja acerca de la Judea precristiana, invadida por Roma. Eso, en medio de un escenario de batallas, cuadrigas y enfrentamientos en la arena de los gladiadores, representados con enorme detalle.
Como si eso no fuera suficiente, la cinta en una reflexión acerca de la fe, el amor y el tiempo. El argumento combina todo lo anterior, en un espectáculo visual que sorprendió al público, al reconstruir, casi paso a paso, una época mítica. Pero, también, un personaje que, encarnado por Charlton Heston, se convirtió en elemento primordial de los dramas históricos en el cine.