El primer episodio de The Continental decepcionó por su atmósfera genérica y guion con problemas de coherencia. El segundo, no solo corrige los errores, sino que aumenta la apuesta central de su premisa. Winston Scott (Colin Woodell) está decidido a apoderarse del hotel titular, zona neutral de asesinos y símbolo de poder del mundo criminal. Además, acaba de comprender un punto esencial. No se enfrenta a una organización delictiva corriente, sino a un culto al margen de cualquier regulación legal, con una influencia que se extiende en diversos escenarios. 

Al personaje, que comprendió al público seguidor de la franquicia, le llevó al menos dos películas. La Mesa Alta es una red de interconexiones que, además de controlar el destino de varios de los asesinos más peligrosos, también imparte su propio tipo de justicia. Por lo que Winston, que comenzó por tratar de vengar la muerte de Frankie (Ben Robson), ahora apunta una situación algo más compleja. Tomar el hotel por asalto y ver en qué resulta una tentativa de tal calibre. Una estrategia arriesgada, desesperada pero no ilógica. Después de todo, el futuro gerente quiere justicia. Sin embargo, también, evita a toda costa ser asesinado después de obtenerla. Por lo que la única manera de lograrlo, es asegurar el futuro. Y el de The Continental.

The Continental

Cormac (Mel Gibson), es una bestia despiadada y que, sabiéndose amenazado, no dejará nada al azar en adelante. Por lo que hay tres elementos que el capítulo deja claro de entrada. Winston, es ambicioso y junto con su grupo de cómplices, comprobó que vengar la muerte de su hermano menor es un paso hacia algo más. Por otro lado, que Cormac tiene la suficiente influencia sobre el joven Charon (Ayomide Adegun), como para evitar que este pueda traicionarlo. Por último, que lo que ocurrirá en la miniserie, será más rápido y más violento de lo que pueda pensarse. 

A un capítulo del gran estallido 

En particular, porque el Adjudicador (Katie McGrath), ya dictó la sentencia de la Mesa Alta. Cormac tiene tres días para encontrar a Winston y detener su cruzada. Eso, si quiere conservar la regencia del hotel y evitar ser, además, asesinado. De la misma manera que en la saga cinematográfica, una sentencia de la organización criminal, no solo apunta a una muerte segura en caso de ser incumplida. A la vez, un nuevo orden en medio de la línea de poder que incluye al Hotel Continental de Nueva York como epicentro.

The Continental

Si algo distingue al segundo capítulo de la serie, es que mejoró en ritmo narrativo. Ya sea debido a que todo apunta al final en el tercero o que ocurrirá de manera imprevista, el guion es mucho más ingenioso y mejor construido para contar su dilema. Que no es otro, en el choque inminente entre Winston, decido a que su venganza abra una fisura en la pared de la Mesa Alta y Cormac, concentrado en mantener su lugar. La serie juega con la idea de dos fuerzas que chocarán. Una que logrará que el mundo criminal de Nueva York se sacuda y las lealtades cambien. Mejor escrito que el anterior, el capítulo se centra en Winston como nuevo elemento en el tablero de poder. También en Cormac, como una vieja pieza de un juego que está a punto de perder. 

Lo que permite tanto a Colin Woodell como a Mel Gibson, desarrollar mejor sus papeles y brindar una profundidad inesperada a sus respectivos personajes. Winston Scott está muy cerca de convertirse en un monstruo taimado y sangriento, que no dudará en matar para mantener su sitio, alcanzado a la fuerza. Cormac sabe que tiene heridas que curar y que, por ahora, su posición es precaria. La serie logra construir un arco argumental creíble para dos villanos detestables en línea de colisión. 

The Continental

También, en el apartado visual, The Continental mejora, aunque no alcanza una identidad que la de ser más allá de una producción que depende de otra mayor. Con todo, las escenas de acción son más cuidadosas y las de violencia, tienen el tono reconocible de la franquicia. La brutalidad, el rencor y el miedo, se traducen en ángulos de cámara forzados, iluminación que usa juego de luces y sombras, además de un empleo interesante de los espacios. 

De vuelta a la franquicia de la que proviene

No obstante, lo que más se agradece, es que el segundo episodio completa la idea del primero y da mayor espacio a su historia para mostrar matices. La saga John Wick se ha distinguido por ir de menos a más. Si la primera película era una modernización del tropo del ejército de un solo hombre, la cuarta explora en una mitología compleja. En especial, al dejar claro que el personaje de Keanu Reeves es solo un eslabón en medio de peldaños hacia una jerarquía cruel. 

Ahora The Continental, hace lo mismo. Toma la venganza de Winston y la explora en diferentes direcciones. El futuro hombre fuerte del hotel debe ganarse su lugar en medio de un duelo entre la Mesa Alta, Cormac y el precio que tiene su cabeza. A un capítulo para el final de la serie, todo anuncia que ese suceso será una explosión brutal sorprendente. Un punto que la escena final del capítulo — angustiosa y tensa — deja claro.

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