La historia de la informática no se puede explicar sin mencionar a IBM. El gigante azul. O Big Blue en inglés. Una de las mayores empresas tecnológicas que hoy destaca en campos como la computación cuántica y la supercomputación. Pero su nacimiento se remonta a finales del siglo XIX, antes de que llegaran los transistores o los tubos de vacío. Su papel ha sido importante en varias etapas de nuestra historia. Como el lanzamiento en 1981 del IBM Personal Computer, el ordenador personal que se convertiría en el estándar de la industria. Y décadas antes, lo mismo había ocurrido con el System/360 o S/360.
Mientras que el PC de IBM convertía una máquina de trabajar en un aparato que cualquiera podía tener en casa, las computadoras System/360 le daban la vuelta al sector de los ordenadores en una época en la que solamente las grandes empresas y los organismos públicos podían adquirir una máquina de grandes dimensiones, difícil de manejar y, lo peor de todo, incompatible con la máquina del vecino. No solo eso, mainframes de un mismo fabricante podían ser incompatibles entre sí y tener componentes que no se podían intercambiar. Con System/360 todo eso cambiaría.
Tal y como apunta la propia IBM en su página oficial, en el libro Good to Great, Jim Collins considera que el IBM System/360 ha sido una de las tecnologías que más han impactado en la historia de Estados Unidos. Sólo comparable con el Ford T o el Boeing 707. Estos dos inventos de la ingeniería mecánica hicieron posible, por un lado, que cualquiera pudiera comprar un automóvil. El Boeing 707 popularizó los vuelos comerciales. Algo que antes sólo podían hacer las clases más pudientes. Y el S/360 hizo que las computadoras dejasen de ser cajas estancas e inmutables para pasar a ser máquinas que se podían mejorar y ampliar sin necesidad de empezar de cero ni reescribir todo el software.
El ordenador como un aparato estanco
Pensemos, por un momento, en Netflix o YouTube. Son dos de las aplicaciones más populares hoy en día. Y la encontramos en prácticamente cualquier dispositivo: teléfonos móviles, ordenadores, televisores, videoconsolas… Es decir, que podemos instalar la misma aplicación en diferentes máquinas con distintos sistemas operativos. Y todos ellos son compatibles entre sí de una u otra forma. Podemos enviar mensajes y archivos, abrir y editar documentos, fotografías o vídeos… Por norma general, sin problemas.
Hace 30 o 40 años no era algo tan normal. En ocasiones costaba encontrar un programa para Windows que tuviera versión para Mac. Y qué decir de los problemas de compatibilidad con el hardware. Encontrar una impresora, un escáner u otro periférico que fuera compatible con un Mac en un mercado monopolizado por Windows, era toda una odisea. Hoy, prácticamente cualquier periférico funciona con cualquier plataforma y sistema operativo. Móvil o de escritorio.
Pues en las décadas de los 50 y 60, la situación era peor, si cabe. Cada fabricante daba a sus ordenadores unos comandos propios. Y sus componentes de hardware eran únicos. Algunos incluso se construían para un cliente en particular. Hasta el punto que no podías reutilizar componentes con modelos distintos al original, salvo excepciones.
La situación era tal que si decidías adquirir una nueva máquina, del mismo u otro fabricante, debías reescribir el software que tenías en la máquina original. No había manera de conectar ambas máquinas y hacer una migración como hoy en día hacemos con dos smartphones cuando compramos uno nuevo. Y hablamos de máquinas con unos precios prohibitivos solo al alcance de empresas de renombre, universidades o agencias del gobierno.
Máquinas que trabajan con otras máquinas
La informática moderna, tal y como la conocemos, florece tras la Segunda Guerra Mundial. Máquinas gigantescas del tamaño de armarios que podían ocupar una sala entera y que funcionaban, primero con tarjetas perforadas, y luego con instrucciones que se introducían con un teclado o una máquina similar a las de mecanografía o con cintas magnéticas. Sus funciones eran más próximas a las de una calculadora actual que a las de los supercomputadores de hoy en día. Pero no dejaban de ahorrar tiempo y esfuerzo.
A finales de los años 50, la necesidad de procesar grandes cantidades de datos hace que la venta de ordenadores aumente considerablemente. El censo, la gestión de tributos e impuestos, asientos contables… Cualquier cosa que pudiera requerir de listas con cifras, era susceptible de ser automatizado mediante un ordenador. Solo del IBM 1401, se vendieron 12.000 unidades entre 1959 y 1971. Pero, tal y como explica James W. Cortada en un artículo de IEEE Spectrum, si el IBM 1401 se te quedaba pequeño, tenías tres opciones: comprar más IBM 1401, pasarte a un IBM 7000 o dar el salto a la competencia. En los tres casos, necesitarías reescribir software y contratar a más profesionales para su mantenimiento y manipulación.
IBM System/360 cambiaría esta situación. En palabras de IBM: “el S/360 marcó el comienzo de la era de la compatibilidad informática”. “Por primera vez, las máquinas de una misma línea de productos podían funcionar entre sí. De hecho, marcó un punto de inflexión en el campo emergente de la ciencia de la información y la comprensión de los sistemas complejos. Después del S/360, ya no hablábamos de automatizar tareas concretas con ordenadores. Ahora, hablábamos de gestionar procesos complejos mediante sistemas informáticos”.
A por la siguiente generación de ordenadores
Un artículo de InfoWorld a propósito del 50 aniversario de System/360 explica que esta historia empieza en 1961. Ese año, un grupo de ingenieros de IBM se reúnen en secreto en el New Englander Motor Hotel de Greenwich, Connecticut, para construir el que será la próxima generación de ordenadores de IBM.
A IBM le va bien. Vende una gran cantidad de computadoras. Pero cada vez son más difíciles de mantener y de actualizar. IBM podía morir de éxito, ya que ese mantenimiento suponía un gran gasto en tiempo y recursos. Y si prescindían de ello, la competencia estaría encantada en recibir a sus nuevos clientes.
El equipo responsable de cambiar la filosofía de IBM y de la industria informática del momento estaba liderado por dos personas. Gene Amdahl era el arquitecto jefe del sistema. Y Fred Brooks era el líder del proyecto. Curiosamente, ambos acuñados sendas leyes que se siguen estudiando y difundiendo hoy en día. La ley de Amdahl y la ley de Brooks. La primera viene a decir que cualquier mejora de rendimiento derivada de dividir una tarea en operaciones paralelas se ve contrarrestada por la sobrecarga adicional que supone gestionar esas operaciones. Por su parte, la ley de Brooks dice que añadir más personas a un proyecto lo vuelve más lento, ya que hay una carga adicional en la gestión de ese equipo.
Hardware y software 360 grados
La idea que surgió, y que dio pie a System/360, era partir de una arquitectura común. Esto haría posible fabricar máquinas más baratas. Y, a partir de ahí, crear modelos más o menos veloces según las necesidades y precios asumibles por el cliente. Y en cuanto al cliente, no centrarse en uno solo sino buscar la manera de satisfacerlos a todos. De ahí el número 360 de System/360. Debía ser útil tanto para funcionarios como para científicos o empresarios. De pequeñas o de grandes empresas.
Esta filosofía 360 debía plasmarse tanto en el hardware como en el software. En lo primero, los componentes y periféricos debían ser compatibles entre sí. Y el software, obviamente, debía ser un mismo sistema operativo para todas las computadoras. Así, los ingenieros de software se podían centrar en programar nuevas aplicaciones en vez de trabajar en distintos sistemas para diferentes máquinas.
De ahí surge IBM System u OS/360, un sistema operativo que verá la luz por primera vez en 1966 y que recibirá actualizaciones hasta 1972. Antes de su lanzamiento, se crearían dos versiones reducidas. BOS/360 y TOS/360. Y una tercera a posteriori. TSS/360. BOS/360, acrónimo de Basic Programming Support, estaba diseñado para equipos con 8KB de memoria. TOS/360, Tape Operating System, estaba pensado para System/360 modelo 30 y similares. Y TSS/360, Time-sharing System, estaba diseñado específicamente para el S/360 modelo 67. Sus sucesores, MVS (Multiple Virtual Storage) y z/OS para 64 bits, siguen funcionando hoy en día y ofrecen compatibilidad con aplicaciones creadas inicialmente para OS/360.
El lanzamiento de System/360
El IBM S/360 fue anunciado un 7 de abril de 1964. En 2024 se cumple el 60 aniversario. Las cinco líneas de computadoras que se venían vendiendo por aquel entonces se unieron en una sola. Una familia compatible entre sí y que constaba de seis modelos de procesadores y 54 periféricos diferentes que se podían instalar en los distintos modelos: almacenamiento magnético, unidades de visualización, equipos de comunicación, lectores y perforadoras de tarjetas, impresoras, lectores ópticos de caracteres…
El éxito fue inmediato. Se vendieron 100.000 unidades en el primer mes. Si IBM ganaba 3.600 millones de dólares en 1965, en 1971 alcanzaba la cifra de 8.300 millones. Y el principal motivo era que el 70% de mainframes vendidos en ese periodo de tiempo eran de IBM. No solo eso. En la siguiente década, 1980, más de la mitad de los beneficios de IBM seguían estando en computadoras mainframe herederas de los primeros System/360. Y en 1989, estos sistemas suponían más del 50% de computadoras en todo el mundo.
Como explica la propia IBM, por primera vez, las empresas podían comprar un equipo pequeño o modesto y, a medida que necesitaban algo más potente y complejo, ampliarlo con nuevos componentes o con un modelo superior. Sin necesidad de empezar de cero. No solo eso. La competencia no tuvo otro remedio que crear hardware que funcionara con los sistemas de IBM. Y esto tuvo otras consecuencias. Miles de programadores se especializaron en el software compatible con System/360.
La cara oculta de una revolución exitosa
La historia de IBM System/360 cambió la informática, en gran parte, para bien. Algo que sucedería posteriormente en la informática doméstica, cuando el PC de IBM se erigió como estándar frente a la competencia de ordenadores incompatibles entre sí. Pero en toda historia hay partes buenas y partes malas.
No todo fue como la seda en el desarrollo de System/360. Para empezar, IBM invirtió 5.000 millones de dólares de la época en ello. Más de lo que ganaba en un año. Siendo un gigante se lo pudo permitir, pero si sus ordenadores no hubieran sido tan bien recibidos por los clientes, es posible que IBM hubiera dejado de existir. No solo eso. El proceso de planificación y fabricación también tuvieron sus reveses.
System/360 se anunció un 7 de abril de 1964. Pero no se entregaron las primeras máquinas hasta la segunda mitad de 1965. Es más. La presentación se realizó a más de 100.000 clientes potenciales, expertos y periodistas distribuidos en 165 ciudades de Estados Unidos. Colocar tal cantidad de ordenadores era físicamente imposible. Pero la creatividad lo hizo posible. Parte de las máquinas mostradas en la presentación eran de mentira. Algunas de ellas, meras carcasas de madera.
Si todo va mal, siempre puede ir a peor
Y eso no es todo. Una vez empezaron a fabricar las primeras máquinas S/360 se encontraron con varios problemas. La gran demanda hizo que doblaran la producción. Y una de las consecuencias fue que la calidad del producto se resintió. Como explica James W. Cortada en su libro IBM: The Rise and Fall and Reinvention of a Global Icon (MIT Press, 2019), “algunos circuitos no estaban completos” y, a finales de 1965, “el departamento de control de calidad había incautado el 25% de los módulos SLT, paralizando la producción”. Los módulos SLT fueron los precursores de los circuitos integrados. SLT es el acrónimo de solid logic technology.
La programación del sistema operativo que debían incorporar esos ordenadores tampoco se salvó. OS/360 era clave para que esas computadoras fueran rápidas y productivas. Así que su programación era imprescindible. El equipo encargado del proyecto en 1963 tuvo que ser ampliado con 1.000 nuevos miembros. Y a raíz de la experiencia, Fred Brooks, principal responsable de la parte de software, decidió escribir el libro The Mythical Man-Month, El mítido hombre mes, libro en el que aparece la llamada Ley de Brooks y donde se critican algunos errores que todavía hoy se cometen en desarrollo de software.
Para terminar, una vez se empezaron a entregar las primeras unidades de System/360 a sus clientes, se volvieron a suceder situaciones problemáticas. Volviendo al libro de Cortada, éste relata que algunos componentes no estaban disponibles en el momento de la entrega, algunas piezas no terminaban de ir bien, el software mostraba algunos errores, etc. La única solución posible fue enviar técnicos para resolver esos problemas y que los encargados de ventas intentaran calmar los ánimos de los clientes afectados.
Pese a todo esto, y como hemos visto antes, IBM logró acertar en su cambio de paradigma. Toda una revolución que cambió la informática y que hizo posible pasar del concepto de ordenador estanco a uno más amplio que todavía disfrutamos y que consiste en sistemas informáticos compatibles entre sí. Un nivel de compatibilidad que en la actualidad se ve perfeccionado gracias a la conectividad.