Hay un gran debate abierto entre quienes opinan que los antidepresivos son fármacos realmente eficaces y necesarios y quienes consideran que no hay nada que la terapia psicológica y unos cambios de hábitos no puedan solucionar. Por eso, una investigación que se presentará este fin de semana en el Congreso del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología, en Barcelona, dará mucho que hablar. La ha llevado a cabo un equipo de científicos de la Universidad Libre de Ámsterdam y ha consistido en comparar los efectos de salir a correr regularmente y tomar antidepresivos, en pacientes con depresión.
Es cierto que el ejercicio físico puede ayudar a mejorar el estado de ánimo. Eso es algo que se sabe y que, de hecho, suelen recomendar los psicólogos y psiquiatras. ¿Pero tanto como para sustituir los antidepresivos?
Estos científicos querían responder a esa pregunta, pero también querían analizar otros efectos sobre la salud, más allá del tratamiento de la depresión y la ansiedad. Observaron si ciertos parámetros, como la circunferencia de la cintura, la presión arterial y la función cardíaca se veían modificados por los antidepresivos o por correr. Y sus resultados fueron bastante interesantes, pues, en lo referente al estado de ánimo, apenas hubo diferencias entre ambos grupos. No obstante, los parámetros sobre salud física fueron mucho mejores con el ejercicio y empeoraron con los antidepresivos.
¿Antidepresivos o correr? Esa es la cuestión
Este estudio se realizó con 141 personas que padecían depresión y/o ansiedad. En vez de dividirlos en dos grupos iguales, como se suele hacer en este tipo de investigaciones, se les dejó elegir si querían tratarse con antidepresivos o preferían probar a correr.
El grupo que eligió el ejercicio fue mucho más abundante. Esto demuestra que, en general, las personas con depresión prefieren probar otras opciones antes de medicarse. Solo quienes tenían síntomas depresivos más intensos optaron por los fármacos. Esto, lógicamente, puede suponer un sesgo en los resultados. Pero, aun así, es interesante cómo transcurrió todo.
Los participantes que eligieron los antidepresivos tomaron diariamente una dosis recomendada de escitalopram. Este es un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina que se usa muy frecuentemente para tratar tanto la depresión como la ansiedad, el trastorno de pánico o el trastorno obsesivo compulsivo, entre otros.
En cambio, los que eligieron el ejercicio físico realizaron carreras grupales de 45 minutos, bajo supervisión, unas dos o tres veces por semana.
Tanto unos como otros realizaron el tratamiento seleccionado durante 16 semanas, tras las cuales se procedió a evaluar los resultados. Así, se vio que los niveles de ansiedad y síntomas depresivos se habían reducido por igual, tanto en unos como en otros. Sin embargo, los parámetros asociados a la salud física mejoraron notablemente en el grupo de ejercicio físico y disminuyeron ligeramente para los que tomaron antidepresivos.
¿A qué se debe todo esto?
Generalmente, las personas con depresión tienden a aislarse, salen poco de casa y evitan las relaciones sociales.
El grupo que realizó ejercicio físico no solo tuvo la recomendación de salir a correr. Se les organizaron sesiones de ejercicio en grupo, supervisadas en todo momento. De este modo, se favorecía que se relacionasen con otras personas y se comprobaba que llevaban a cabo las rutinas adecuadamente. De hecho, todo se pautaba y supervisaba desde un centro especializado en salud mental.
Durante el ejercicio físico, sea del tipo que sea, se liberan neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo. Esto sería positivo, por supuesto. Pero, además, el hecho de tener una rutina supervisada y establecer relaciones sociales también resultó muy positivo para estas personas.
Por otro lado, no podemos obviar que los síntomas depresivos del grupo que tomó los fármacos eran más intensos, por lo que sería más complicado obtener unos buenos resultados.
Cuidado con el abandono del ejercicio físico
Algo muy relevante de este estudio es que la adherencia fue mucho mayor en los participantes que tomaron antidepresivos. De un 82% frente a un 52%. Esto es lógico. Es mucho más fácil tomar una pastilla que llevar una rutina de ejercicio estable, sobre todo cuando la salud mental está deteriorada.
Por eso, los autores del estudio insisten también en la importancia de hacer buenos seguimientos de los pacientes, para intentar que mantengan estos hábitos en la medida de lo posible.
¿Los antidepresivos no sirven?
Algo en lo que insisten también los autores de esta investigación es en que con ella no intentan demonizar los antidepresivos. Consideran que son fármacos seguros y eficaces. No obstante, hay personas que son resistentes a sus efectos o que, por algún motivo, no quieren o no pueden tomarlos. Por eso, es muy bueno tener otras opciones.
Ahora bien, también hay que tener en cuenta que los antidepresivos se pautan con muchos objetivos, mucho más allá del tratamiento de la depresión o la ansiedad. Quizás a una persona con trastorno obsesivo compulsivo no le sirva simplemente correr. Es algo que cada profesional debe tener en cuenta.
Lo que sí está claro, aunque este estudio no se centre en ello, es que da igual si elegimos correr o tomar antidepresivos. La terapia psicológica también es esencial para conseguir las herramientas que nos ayudarán a encarar la situación. Más allá de eso, cada profesional, y por supuesto, cada paciente debe decidir cuál es la mejor opción. Al menos, ahora sabemos que correr es mucho más útil de lo que podríamos llegar a creer.