Existen los negacionistas del cambio climático, del clítoris, de la nieve, de la COVID-19 y de un sinfín de temas más. Cada vez son más los grupos conspiracionistas que afirman que algo totalmente cotidiano, con lo que todos estamos familiarizados, no es real. Por eso, cuando en 2017 surgieron los negacionistas de los pájaros, a nadie le extrañó. Eran hasta poco llamativos, con todo lo que nos rodea.

Básicamente, los negacionistas de los pájaros aseguran que las aves no son reales. Sí que lo fueron en algún momento; pero, según ellos, el Gobierno de los Estados Unidos acabó con todas y las sustituyó por drones para vigilar a la población. Además, de paso, se ahorraban que estos animales voladores hiciesen sus necesidades en los coches oficiales del Gobierno y la CIA.

Recientemente, el creador del movimiento, Peter McIndoe, ha hecho un tour por todo Estados Unidos, dando múltiples charlas. Incluso ha participado en una TED Talk. Podríamos pensar que a los organizadores se les ha ido la cabeza. ¿Cómo pueden incluir en sus filas a un teórico de la conspiración? Pero es que, en realidad, McIndoe no es ningún negacionista, pues todo su movimiento es una parodia con la que intenta criticar a los verdaderos teóricos de la conspiración que tan lejos están llegando en los últimos años.

¿Qué dicen los negacionistas de los pájaros?

En 2017, Peter pasaba cerca de una manifestación y, de repente, en un afán por parodiar la situación, tomó un cartel, le dio la vuelta y escribió algo al azar por detrás: “Las aves no son reales”. Mientras esgrimía su escrito a modo de pancarta, fue pensando en nuevos detalles para darle realismo.

Ideó que, en realidad, la conspiración comenzó a plantearse en los años 70 y que a Kennedy lo mataron por oponerse. Así, todo quedó en stand by hasta que, finalmente, Obama decidió liberar los drones en 2001.

Cuando contaba todos estos disparates a curiosos y medios de comunicación, estos parecían prestarle atención, así que no pudo parar. Habló con varios amigos para iniciar una plataforma de negacionistas de los pájaros. Él era un estudiante universitario y sus amigos también. Demasiado jóvenes para que les tomaran en serio. Así que contrató a algunos actores mayores para que se unieran a sus manifestaciones e hicieran declaraciones públicas.  Todo se financiaba con la venta de merchandising de la plataforma. Una plataforma cuyos miembros comenzaron a tirar de imaginación para dar más poder a su historia. Por ejemplo, idearon que en realidad, cuando vemos excrementos de pájaros, se trata de una sustancia liberada por los robots de forma deliberada.

De hecho, explicaron que los taxis de Nueva York son amarillos para que puedan detectarse más fácil desde el aire y, así, convertirse en un blanco fácil para los excrementos. Eso sí, en los coches de miembros de la conspiración, como la CIA o el Gobierno, nada de nada.

Con todo esto, iniciaron manifestaciones por todo Estados Unidos. Incluso acudieron a la sede de la antigua Twitter para protestar por usar un pájaro en su logo. ¿Habrá sido esta la razón de Elon Musk para convertirla en la actual X?

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¿Una parodia peligrosa?

En su charla TED, McIndoe ha explicado que él y sus compañeros intentaron en todo momento que los detalles de la conspiración fueran demasiado enrevesados para resultar creíbles. Por eso, confían en que todos sus seguidores no sean más que miembros de la parodia.

El problema es que no pueden estar seguros de ello. Según un estudio publicado en 2021, todos los seres humanos creemos en, como mínimo, una teoría de la conspiración. Esto se debe a que la duda es algo intrínseco a la especie humana. Evolutivamente, ha sido siempre beneficiosa para nosotros. Dudar sobre la seguridad de comer un fruto nuevo o acercarnos a un animal de colores estridentes puede ser la mejor de las ideas. El problema es que muchos de esos rasgos beneficiosos de nuestra especie se han llevado al extremo. Dudamos de todo y, además, lo aliñamos con ayuda del sesgo de confirmación.

Este sesgo nos lleva a tomar solo la información que nos interesa y fijarnos en los detalles que cuadran con una teoría preconcebida. Por ejemplo, si estamos pensando en una persona, nos suena el teléfono y es ella, lo veremos casi como brujería. Pero puede que esa personas nos haya llamado otras muchas veces a las que no hayamos prestado atención. Ese es el sesgo de confirmación. Nos centramos solo en el detalle que cuadra con algo extraordinario.

La importancia del autoengaño

Con los movimientos negacionistas y las teorías de la conspiración pasa lo mismo que con esas llamadas tan pertinentes. Además, a menudo se utilizan como autoengaño para afrontar algo doloroso. Por ejemplo, los negacionistas del cambio climático prefieren pensar que no es cierto que nuestros hijos vayan a heredar un planeta sofocante y destructivo por culpa de nuestros propios actos. Buscan cualquier mínima señal que confirme su sesgo y hacen apología de ello.

Con el movimiento de las aves, es más difícil que esto ocurra. Sin embargo, es imposible asegurar que los negacionistas de los pájaros sean todos falsos. El miedo a que el Gobierno nos vigile es algo muy frecuente, no solo en Estados Unidos. También en el resto del mundo. Por eso, sí que podría ser que algunas de las personas que se unían a las manifestaciones lo creyeran de verdad.

Ha llegado el momento de decir la verdad públicamente para evitar que esto pase. Ya lo hicieron hace años. Pero ahora, con eventos como las charlas TED, el creador del movimiento espera que todo el mundo sepa que los negacionistas de los pájaros se idearon como una crítica a esas conspiraciones cada vez más frecuentes. 

Lo ideal sería que nos dijesen que los negacionistas de la nieve, del clítoris o incluso la edad media también estaban de broma. Pero, por desgracia, no parece que eso vaya a ocurrir.