Todos hemos experimentado alguna vez un Déjà Vu. Es decir, esa sensación por la cual, de repente, algo que supuestamente vemos o hacemos por primera vez nos resulta familiar. Se ha hablado mucho de este fenómeno. Sin embargo, su opuesto, el Jamais Vu, es mucho menos conocido, a pesar de que también lo experimentamos con frecuencia.

Ha sido necesario que sus principales investigadores ganen un premio parodia, el Ig Nobel, para que se comience a hablar sobre el Jamais Vu. Concretamente, estos científicos han ganado el galardón de literatura, ya que las palabras estaban implicadas en la investigación. Aunque, en realidad, ellos intentan entender los procesos neuropsicológicos por los que ocurre el Jamais Vu.

Sea como sea, lo que está claro es que, incluso siendo un premio de broma, el Ig Nobel les ha dado el empujón que necesitaban para dar a conocer un fenómeno que, bien estudiado, puede ayudar incluso a entender algo tan común como el trastorno obsesivo compulsivo. 

¿Qué es el Jamais Vu?

El Jamais Vu es un fenómeno por el cual algo muy familiar, de repente, nos resulta extraño. Al revés que el Déjà Vu. Por ejemplo, pasa cuando escribimos una palabra muy común, pero sentimos que la escribimos por primera vez. También se han dado casos de personas que están conduciendo y de repente deben parar porque no tienen claro cómo se usa cada pedal del coche. De hecho, uno de los autores de esta investigación reconoce en un artículo para The Conversation que le ha pasado. También puede ocurrir que estemos en una calle bien conocida y de repente nos perdamos. Y si  hay unos profesionales que lo conocen bien, son los músicos, pues la mayoría han vivido alguna vez la sensación de estar tocando algo que sabían nota a nota y de repente quedarse en blanco y no saber qué viene después. 

Sobre todo, estos científicos vieron que pasa cuando se escribe una palabra muchas veces. Ellos mismos lo habían experimentado durante los castigos del colegio. E investigando en la literatura científica vieron que una psicóloga, Margaret Floy Washburn,  ya lo había descrito a principios del siglo XX. Ella lo describió como una pérdida de poder asociativo cuando se miraba fijamente una palabra durante tres minutos. Pero parecía ser lo mismo que ellos habían experimentado.

El experimento ganador de un Ig Nobel

Para estudiar el Jamais Vu, estos científicos diseñaron un experimento muy sencillo. En él participaron 94 estudiantes de pregrado, a los cuales se pidió que escribieran una misma palabra muchas veces, sin parar. Se utilizaron palabras muy sencillas, y otras más complejas, todas ellas en inglés, un idioma con el que los participantes estaban más que familiarizados.

Tenían que escribir sin descanso salvo por tres motivos. Que se les hubiese cansado la mano, que se sintiesen extraños o que se aburrieran. Todos pararon en algún momento, por alguna de estas causas, y lo más curioso es que el 70% se detuvo al menos una vez por sentir que las palabras eran peculiares. Es decir, estaban sintiendo un Jamais Vu.

Esto ocurría con todo tipo de palabras, pero sobre todo con las más comunes, y no en demasiadas repeticiones. Unas 33 de media.

Después de esta primera parte, se repitió el experimento con la palabra the (el artículo el o la en inglés). Se eligió por considerarse una de las más comunes. Pero, incluso siendo tan habitual, el 55% pararon de escribir por un Jamais Vu, con una media de solo 27 repeticiones.

Fueron muy interesantes las experiencias tal cual las describieron los estudiantes, ya que se sintieron extraños, pero por causas muy variadas. Por ejemplo, uno señaló que "las palabras pierden su significado cuanto más las miras". Y otro que "no parece correcto, casi parece que no es realmente una palabra, pero alguien me ha engañado para que piense que lo es".

jamais vu
Escribir muchas veces una palabra es una de las formas más comunes de desencadenar un Jamais Vu. Crédito: Gabrielle Henderson (Unsplash)

¿Por qué ocurre el contrario del Déjà Vu?

Más allá de la simple curiosidad, estos científicos han realizado su estudio sobre el Jamais Vu para intentar entenderlo en profundidad y aplicarlo en el área de la psicología.

De momento, su hipótesis principal sobre el origen de este fenómeno se basa en la necesidad del cerebro de comprobar la realidad. Lo explican también en The Conversation. “Nuestros sistemas cognitivos deben seguir siendo flexibles, lo que nos permite dirigir nuestra atención a donde sea necesario en lugar de perdernos en tareas repetitivas durante demasiado tiempo”. Por lo tanto, cuando nos estamos perdiendo, el cerebro nos envía una llamada de atención para que veamos si es necesario seguir ahí detenidos.

Esto indica que el Jamais Vu es necesario. Puede ser problemático si se da conduciendo, como al autor del estudio, pero esa es una excepción. No obstante, sí que es cierto que, como ocurre con otros fenómenos mentales beneficiosos evolutivamente, como la ansiedad, si se lleva al extremo sí que se convierte en un problema. En este caso, podría desencadenar trastorno obsesivo compulsivo.

Imaginemos una persona que corre a comprobar si ha cerrado el gas. Debe comprobarlo una y otra vez, porque no está segura. Y cuando lo hace tantas veces, llega un momento en el que se siente rara al hacerlo. Como si nunca lo hubiese hecho. Eso genera aún más desconcierto, por lo que necesita volver a comprobarlo y ahí empieza un círculo vicioso cuyos procesos cognitivos deben entenderse muy bien para encontrar solución.

Por eso, para estos científicos, el Ig Nobel ha sido una bendición. Porque ahora hay más personas que conocen el Jamais Vu y entienden la necesidad de estudiarlo. Y eso puede ser muy beneficioso de cara a un futuro. Quien ríe el último, ríe mejor. 

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