Apple ha firmado un nuevo acuerdo con Arm, empresa de semiconductores británica, para poder usar la tecnología de chips en sus procesadores “más allá de 2024”, ha revelado Reuters a través de información obtenida mediante informes que la propia compañía ha facilitado públicamente para su salida a bolsa.
La firma de Cupertino, en concreto, continuará apostando por Arm para el diseño de los procesadores que emplean para sus dispositivos. Esto incluye los iPhone, iPad, Mac, Apple Watch e, incluso, el Apple Vision Pro. “Hemos celebrado un nuevo acuerdo a largo plazo con Apple que se extiende más allá de 2040, continuando nuestra larga relación de colaboración con Apple y el acceso de Apple a la arquitectura Arm”, ha comunicado la compañía.
En el documento, Arm también destaca que grandes empresas del sector tecnológico, como AMD, Google, Samsung y TSMC, Intel o Incluso Apple y Nvidia, están interesadas en adquirir “hasta un total” de 735 millones de dólares en acciones de Arm. En el listado, sin duda, destaca Nvidia, pues recordemos que esta última quiso intentar adquirir la compañía. La firma propiedad de SoftBank, por el momento, continúa intentando salir a bolsa con una valoración de 52.000 millones de dólares.
Arm estará presente en los próximos procesadores de Apple
Por el momento, ni Apple ni Arm han ofrecido más detalles sobre este acuerdo, más allá, eso sí, de que se alagará a más de 2040. La compañía de Cupertino, por tanto, continuará utilizando su arquitectura en procesadores como los chips M3. También en los M3 Pro, M3 Max y M3 Ultra, que podrían llegar a lo largo del próximo año. Por otro lado, apostarán por Arm para los procesadores de los iPhone. En este caso, Apple planea lanzar en pocos días el chip A17 Bionic, que estaría incluido en los iPhone 15 Pro y 15 Pro Max.
Mientras tanto, Arm continúa ultimando su salida a bolsa después del intento fallido de compra por parte de Nvidia. La compañía especializada en tarjetas gráficas, recordemos, intentó adquirir a la empresa británica por 40.000 millones de dólares. Finalmente, abortaron la decisión ante las presiones de los reguladores de Reino Unido, la Comisión Europea y la FT.