La Voyager 2 está nuevamente en contacto con la NASA. Después de semanas navegando a ciegas debido a un inconveniente técnico, la sonda ya se encuentra otra vez en comunicación con la agencia espacial estadounidense. Un dato no menor, considerando que los expertos auguraban que el período de incomunicación sería bastante más extenso.

Según actualizaron desde el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL), se logró enviar el equivalente a un "grito interestelar" a la Voyager 2 para ordenarle que se reoriente apuntando su antena otra vez hacia la Tierra. Esto se realizó desde las instalaciones que la agencia dispone en Canberra, Australia, y que forman parte de la Red del Espacio Profundo.

De esta forma, la NASA ha acortado drásticamente los tiempos de recuperación del contacto con la sonda. En principio, se esperaba que no se supiera nada de Voyager 2 al menos hasta octubre, cuando el vehículo cumpliera con el proceso automatizado para recalibrar su antena. Recién allí se volvería a tener novedades sobre su trayectoria y condiciones de funcionamiento. Afortunadamente, los expertos del JPL lograron dar con una solución más veloz.

¿Cómo se recuperó el contacto con la Voyager 2?

¿Cómo se recuperó el contacto con la Voyager 2?
Crédito: NASA/JPL-Caltech.

Antes que nada, debemos recordar por qué la NASA perdió el contacto con la Voyager 2. Fue el 21 de julio, cuando una serie de comandos planificados que se enviaron a la sonda provocaron un inconveniente técnico. Específicamente, su antena se movió 2 grados y dejó de apuntar directamente hacia la Tierra. Esto interrumpió el flujo de datos entre el vehículo y los controladores y generó preocupación. Es que no solo se dejó de recibir su información, sino que tampoco era posible enviarle nuevos comandos.

A comienzos de la semana pasada, la NASA utilizó las antenas de la Red del Espacio Profundo para tratar de hallar a la Voyager 2. Así fue como se encontró lo que se conoce como su "señal portadora". Es decir, aquella que se encarga de transmitir a la Tierra toda la información capturada por el instrumental de la sonda.

La señal era demasiado débil como para extraer datos de ella. No obstante, permitió a los científicos tener la certeza de que el vehículo continuaba viajando por el espacio interestelar y funcionando con normalidad, pese a la pérdida de comunicaciones. Así, se determinó la realización de un intento para contactarse con la Voyager 2 y evitarse la espera de un par de meses.

Finalmente, a través de la antena de la Red del Espacio Profundo de Canberra, se envió el "grito interestelar" ordenándole a la Voyager 2 que volviera a apuntar su antena hacia la Tierra. Desde el JPL aclararon desde un primer momento que no había certezas de que el proceso funcionara. En el caso de que la sonda no respondiera al comando, la NASA no tendría más opción que esperar al 15 de octubre, cuando se produjera la antes mencionada calibración automática de la antena.

Una espera de 37 horas

Como la Voyager 2 se encuentra a casi 20.000 millones de kilómetros de la Tierra, la instrucción demoró 18 horas y media en llegarle. Y los controladores debieron aguardar por otras 18 horas y media con la esperanza de recibir una respuesta por parte del dispositivo. De modo que la espera total para saber si el intento había dado resultado duró 37 horas. Afortunadamente, el contacto se restableció sin inconvenientes y el vehículo ha vuelto a transmitir tanto su telemetría como los datos científicos que captura en pleno viaje.

No es la primera vez que la NASA se topa con algún inconveniente técnico con las Voyager. Las averías en las sondas se han vuelto más frecuentes en los últimos años, y con razón. No olvidemos que ambas se lanzaron en 1977 y son los únicos objetos de fabricación humana en alcanzar el espacio interestelar. En diciembre pasado, por ejemplo, los ingenieros de la agencia estadounidense se vieron obligados a recurrir a los manuales originales de la Voyager 1 para reparar un fallo técnico.

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