El pasado mes de mayo, la sonda Voyager 1 dio un pequeño susto a los científicos que velan por ella desde la Tierra. Un fallo desconocido hizo que comenzara a mandar datos de telemetría disparatados. En general no parecía que la sonda estuviese en peligro, pero la información que mandaba era inservible. Para evitar males mayores se decidió apagar varias de sus funciones hasta encontrar una solución. Esto nos ha obligado a perder algo de información interesante, pero, a cambio, ha servido para arreglarla por fin.

Lo ha anunciado recientemente la gerente de proyectos de Voyager en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en California, Suzanne Dodd. Según ha explicado en un comunicado, parece ser que hay algún fallo más aún sin detectar. No obstante, con la reparación que acaban de realizar los datos de telemetría ya son perfectos.

Gracias a eso, la Voyager 1 puede volver a trabajar a pleno rendimiento, postergando aún más esa jubilación que nunca llega. Y es que, si bien inicialmente solo se le esperaba una vida útil de cinco años, son ya 45 años los que lleva trabajando. Ya puestos, sería bonito que llegase a los 50.

Una solución inesperada para Voyager

Desde mayo, los científicos de la NASA han estado intentando solucionar los problemas de Voyager 1. No es fácil, dado que en el momento de la avería la sonda se encontraba a 23,5 billones de kilómetros de nuestro planeta. Sin embargo, finalmente han dado con el fallo.

Observaron que la Voyager 1 había comenzado a enviar datos desde un ordenador de a bordo que dejó de funcionar hace años. Este, al encontrarse desfasado, estaba procesándolos erróneamente, alterando la información. Cuando los ingenieros a cargo del proyecto observaron este curioso suceso, probaron a enviar la orden de procesar los datos desde otro ordenador. Y, voilá, la telemetría volvió a ser la que era.

Pero aún hay un misterio. ¿Por qué decidió Voyager cambiar la forma en la que enviaba los datos? Esto, según explica la NASA en el comunicado, debe indicar que hay algún comando defectuoso que aún no se ha resuelto. Pero quizás no sea necesario. Al fin y al cabo, parece que todo ha vuelto a la normalidad.

Posponiendo la jubilación

Tanto Voyager 1 como Voyager 2 se enviaron al espacio en 1977, con solo un mes de diferencia. Su objetivo era estudiar aquellos lugares lejanos a los que otras sondas no habían podido llegar. Tenían cinco años para hacerlo, pero se afanaron tanto en ello que se decidió ir alargando su misión más y más.

Desde entonces, han enviado a la Tierra información muy útil sobre los confines del sistema solar. Datos sobre Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, que han ayudado a los científicos a conocer mucho mejor estos planetas.

Es cierto que ha habido algunos sustos. No solo Voyager 1 ha tenido sus problemas. También se han detectado algunos en la Voyager 2. Pero de momento todo se va solucionando. Esta vez los científicos han respirado tranquilos porque tras solucionar el fallo la sonda no ha activado su modo seguro. Eso quiere decir que todo va bien y no es necesaria una hibernación para solventar errores. Desde luego, cuando llegue su jubilación estará más que merecida, pero no será hoy. Y parece que tampoco próximamente.

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