La NASA se ha encontrado con un problema inusual en sus instalaciones por culpa de la Voyager 1, la sonda espacial que la misma administración lanzó en 1977 con el objetivo de estudiar aquellos planetas que se encuentran más allá de nuestro sistema solar. Un fallo en esta herramienta ha obligado al equipo de ingenieros encargados del proyecto a consultar los manuales que se crearon hace 45 años con detalles técnicos sobre la nave. ¿El problema? Nadie encontraba los documentos.

Los problemas de la Voyager 1 comenzaron en mayo de 2022, cuando los ingenieros descubrieron que la sonda, ubicada a aproximadamente 23.500 millones de kilómetros de distancia de la tierra, comenzó a enviar datos confusos a través del Sistema de Control de Actitud y Articulación (AACS). Es decir, el instrumento que mantiene la antena de Voyager 1 apuntando a la Tierra.

En agosto, la nasa confirmó en una publicación haber encontrado y solucionado el fallo. Detallaron que El AACS de la Voyager 1 “había comenzado a enviar los datos de telemetría a través de un ordenador integrado” que dejó de funcionar hace años. Y que ese mismo ordenador “era el que corrompía la información”. Hasta ahora, sin embargo, no hemos sabido que para localizar el problema no solo tuvieron que hacer uso del manual creado en 1977. También tuvieron que buscarlo.

Suzanne Dodd, máxima responsable de los proyectos de la Misión Interestelar Voyager, ha explicado a Business Insider que en esa época los ingenieros de la NASA no archivaban la documentación, y que muchos de ellos se llevaban los papeles a sus casas. “Cuando se jubilaron, en los años 70 y 80, no hubo un gran impulso para tener una biblioteca de documentos de proyectos. La gente se llevaba las cajas a casa, al garaje”, destaca. Dodd. Después de un tiempo, la NASA consiguió localizar algunos de ellos; los suficientes como para localizar y reparar el fallo de la Voyager 1.

La Voyager 1 sigue funcionando 45 años después

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NASA/JPL

Voyager es, hasta la fecha, la misión más longeva de la NASA. También son las únicas sondas —refiriéndonos a la Voyager 1 y Voyager 2— que han logrado explorar el espacio interestelar. Ambas naves, de hecho, estaban diseñadas para funcionar tan solo 5 años, y si bien muchos de sus instrumentos ya no están operativos, siguen siendo de utilidad para que los ingenieros puedan recopilar datos científicos. Lo hacen, eso sí, mediante una tecnología no tan avanzada como la que nos ofrece, por ejemplo, el James Webb.

De hecho, los datos que recopilan las Voyager 1 y Voyager 2 se almacenan en una especie de reproductor de cinta de ocho pistas, que los ingenieros de la NASA deben rebobinar manualmente para liberar memoria y poder grabar nuevos datos. Información que, además, se transmiten unas 38.000 veces más lentos frente a una conexión a Internet 5G, según detalla la propia administración.