Amar entre conversaciones de mensajería instantánea, la presión de redes sociales y la libertad de explorar la orientación sexual, no es sencillo, aunque parezca lo más natural. Algo, que la serie Heartstopper muestra con aire realista. Lo que incluye asumir que sus personajes —y los sentimientos que comparten— están en constante evolución. El drama romántico adolescente, que cautivó a la audiencia en su primera temporada, regresa a Netflix examinando la manera en que sus protagonistas principales maduran y deben enfrentar, ahora sí, sostener una relación. ¿Qué pasa con en el amor juvenil en la cultura contemporánea?
Desde su primer episodio, la segunda temporada de la entrega, deja claro que será el tema central de su argumento, en medio del escenario habitual de los últimos años de secundaria. No obstante, Heartstopper, evita los clichés de los pasillos repletos de estudiantes llenos de conflictos casi adultos. En lugar de eso, emplea la escuela como un ambiente que cambia a medida que sus figuras principales comprenden sus sentimientos y aspiraciones. Para la trama, el amor romántico también incluye los miedos, angustias y temores, tan propios de la edad. Con el peso añadido, de entender la orientación sexual, quizás recién descubierta.
Pero, a diferencia de Euphoria, los protagonistas principales del argumento no atraviesan traumas o viven intensas experiencias sexuales. De hecho, uno de los grandes méritos de la serie de Netflix es usar la comedia romántica más ingenua para las discusiones incómodas y otras directamente tabú. Desde cómo debe, o podría ser, la primera relación sexual, hasta qué ocurre cuando alguien solo no desea tener citas. Con un guion en apariencia sencillo, la serie abarca la vida de cualquier adolescente actual. Un logro que la producción analiza con cuidado, sin perder el sentido de la diversión y la ternura que la hizo popular.
Heartstopper
La serie de Netflix logra en su segunda temporada una evolución mejor narrada con respecto a su premisa inicial. El amor juvenil entre dos adolescentes se convierte en el primer paso para analizar el autodescubrimiento, la orientación sexual y la identidad de género. Todo en medio de un escenario realista que no apela al dramatismo o a la polémica para cautivar y emocionar. Desde el crecimiento de Charlie (Joe Locke) y Nick (Kit Connor) como joven pareja, hasta el análisis de del amor en el mundo contemporáneo. La producción abarca varios tópicos a través de un ángulo más maduro sin perder su enternecedora inocencia.
Un amor sin dramatismos
Charlie (Joe Locke) es un estudiante común que intenta lidiar con las exigencias de una edad complicada. En la anterior temporada, pasó el mal trago de ser el único chico gay en una escuela secundaria. Eso, mientras tanto, se enamoraba del jugador de rugby Nick (Kit Connor), bisexual y al que le llevó algún tiempo aceptar que lo era. Ahora, ambos intentarán tener un romance que les enfrentará a la vida cotidiana de cualquier muchacho de su edad. Un suceso que, en el contexto de la trama, supone un reto tan duro como cualquier otro.
Heartstopper muestra los conflictos que en la adolescencia desde el punto de vista angustiado de un adolescente, cuando todo parece insuperable. Salir del armario para un nativo digita, no es solo una confesión, sino un acto casi público que atañe a amigos y compañeros. La trama transcurre entre conversaciones acerca de ser popular en una época de visibilidad y la sensación de ser observado. El argumento, que en su segunda temporada incluye el tradicional baile de secundaria y un viaje a París, tiene sus mejores momentos al explorar sus dilemas con sencillez. Charlie quiere disfrutar del amor, aunque no sabe cómo hacerlo. Pero si en los anteriores capítulos el miedo al rechazo le convertía en alguien tímido y torpe, en esta ocasión el sentimiento hace todo lo contrario.
El romance y el autodescubrimiento
Por su parte, Nick tiene las cosas más complicadas al comprender su orientación sexual. Se da cuenta de que esta forma parte de su vida, pero eso no hace que sea más fácil admitirlo frente a sus amigos, parientes o incluso a sí mismo. Con todo, la narración no emite juicios, no cae en moralismos ni apunta a una manera correcta de afrontar el descubrimiento del cuerpo y el deseo.
La gran novedad en la segunda temporada de Heartstopper es alejarse del estereotipo de las relaciones homosexuales marcadas por la desgracia y el sufrimiento. Se aleja de cualquier extremo o estereotipo para permitir a su historia recorrer un camino natural.
Esto añade interés a las malas decisiones, las reconciliaciones y los errores emocionales y también abre nuevos escenarios en su historia. Para Heartstopper, amar es tan importante como la autorrealización académica o la búsqueda de objetivos futuros. Lo que brinda a Charlie y a Nick docenas de dimensiones distintas.
Lo mejor de Heartstopper
En especial a Nick, cuya evolución es cuidadosa. El guionista Stephen Fry y la autora del material original, Alice Oseman, analizan al joven en sus temores a ser juzgado, menospreciado o señalado. En medio de todo eso, su necesidad más urgente es hacer feliz a Charlie.
Lo que podría parecer una premisa trivial si no estuviera conectada con el hecho que para los personajes, el amor es una apuesta de vida fundamental. Más aún, cuando necesariamente, quererse y disfrutar de sus primeras vivencias románticas, implica enfrentarse a las expectativas —propias, familiares y culturales— que se llevan a cuestas.
Con un guion interesado en conmover, un apartado visual muy parecido a la novela gráfica homónima de Alice Oseman y capítulos cortos, la nueva temporada de la serie es uno de los contenidos de mejor calidad de la plataforma. Lo que demuestra que las historias de amor sencillas y directas, siguen siendo populares. Una opción para los que buscan disfrutar tanto de un relato ligero, pero que no carece de mensajes de importancia.
Heartstopper tiene el raro honor de ser una de las primeras producciones en contar la vida de una joven pareja gay sin recurrir al escándalo o a la polémica. Antes que eso, decide brindarle humanidad a su trama y empatizar con dos chicos que buscan crecer, querer y tomar decisiones que afectarán el resto de su vida. Con su aire generoso y singularmente dulce, la producción demuestra que la diversidad es un hecho cotidiano. Tan relevante y sincero como para analizarse sin dramas o tragedias.
Amable, sin complicaciones y con una historia que no entra en juicios, Heartstopper es la gran recomendación de fin de semana. Ideal para el maratón o solo para disfrutar de la adaptación de una obra sensible, es de los pocos contenidos de Netflix que no decepciona. Al contrario, mantiene su tono de relato de amor juvenil, que a ratos, también puede analizar temas de importancia. Todo, sin entrar en exageraciones melodramáticas.