Guardianes de la Galaxia vol. 3, que ya está disponible en Disney+, es divertida y conmovedora. No obstante, más allá de su peculiar humor, las torpezas del equipo de superhéroes y las referencias a la cultura popular, el argumento explora temas duros y realistas. Desde su primera secuencia, que muestra a Rocket (Bradley Cooper) de cachorro siendo secuestrado para experimentación científica, la película su tono oscuro.
Tampoco que su temática irá más allá de los dilemas en los que la ciencia ficción parece interesarse. La historia que cierra la trilogía se centra en el pasado de su personaje más singular. Pero, a través de sus recuerdos, explora tópicos complejos: la bioética y la experimentación con animales. Una reflexión bajo las escenas de acción o los diálogos graciosos que demuestra que película de entretenimiento no tiene por qué ser vacía o superficial.
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James Gunn, que también escribe el guion de Guardianes de la Galaxia vol. 3, utiliza con destreza los tópicos habituales del cine de aventuras y la Space Opera para narrar algo más. Rocket, víctima de un brutal procedimiento médico, sufrió la crueldad de un investigador sin escrúpulos. Lo que lleva a la película a momentos de tensión y tragedia y a una reflexión acerca del empleo de la ciencia como arma. Un mensaje tan potente que fue alabado por PETA debido a su defensa de los animales y el respeto a la vida.
La cara oscura de la ciencia
Los planteamientos que propone el guion de Guardianes de la Galaxia vol. 3 son tan audaces como para proponer incluso la justificación de las ideas sostenidas mediante un supuesto bien mayor. El villano de la película, El Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji), está convencido de que todo medio para crear una raza perfecta es necesario y admisible. Lo que le lleva a modificar genéticamente animales, mutilarlos y destruirlos en beneficio de sus intenciones. Aunque en un principio esta puede parecer la actuación habitual de un personaje retorcido, su comportamiento remite a una referencia más tenebrosa.
Durante el siglo XIX, surgió una disciplina pseudocientífica denominada eugenesia. Un concepto que sugiere la supervivencia del más apto a través de métodos que solo permitan la procreación y el crecimiento de los hombres y mujeres considerados más sanos y fuertes. La película lleva esta idea al terreno de la ficción sin que por ello resulte menos terrorífica. El Alto Evolucionador, convencido de que su misión es dar vida a seres superiores, utiliza todos los medios tecnológicos y biológicos a su alcance para lograrlo. Lo que incluye experimentos atroces, que practica hasta en su propio cuerpo.
Finamente, el personaje es vencido por su propia creación, en una metáfora acerca del poder del bien sobre el abuso y la brutalidad. Pero, a pesar de ello, el guion de Guardianes de la Galaxia vol. 3 no resta interés a su punto central. La ciencia es un arma de doble filo que necesita un límite moral para alcanzar sus objetivos más nobles. Un análisis que entre escenarios llenos de naves espaciales, alienígenas de piel verde y juegos de palabras tiene más importancia que nunca.
Otros temas en Guardianes de la Galaxia vol. 3
Pero la crueldad animal y la ética en la ciencia no son los únicos temas difíciles que toca Guardianes de la Galaxia vol. 3 en su último recorrido por el cosmos. James Gunn también explora la pérdida, la soledad y el desamor. Algo que hace principalmente a través de la pareja —o expareja— de Peter Quill (Chris Pratt) y Gamora (Zoe Saldaña).
Como se recordará, esta última no es la versión del personaje que murió trágicamente en Infinity War, sino otra versión que llegó del pasado. Por lo que no tiene manera de recordar su relación con Star-Lord o lo ocurrido entre ambos. Peter Quill parece incapaz de comprenderlo, por lo que pasa buena parte de la película insistiendo en rememorar el romance que los unió. Para Peter, la sensación de abandono es asfixiante, especialmente cuando se convence a sí mismo de que Gamora ha superado su relación.
James Gunn logra una conclusión adulta y desprovista de romanticismo para el dilema. Peter comprende que jamás logrará recuperar lo perdido y decide continuar y asumir el sufrimiento emocional. Lo que implica empezar a superarlo y aceptar que no volverá a tener una relación con Gamora. Un golpe de realidad amargo que le conduce a reconciliarse con su vida en la Tierra, que intentará recuperar décadas después de su secuestro. La película les brinda a ambos la madurez suficiente como para ir por caminos distintos sin rencores.
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Guardianes de la Galaxia vol. 3 demuestra que el cine más espectacular y cercano a la audiencia no está reñido con las reflexiones profundas. Mucho más, que puede ser el vehículo ideal para llevar cualquier discusión a lugares más cercanos y prácticos. Una lección que el largometraje de James Gunn nos enseña a través de varias de sus mejores escenas.
