Los personajes de Guardianes de la Galaxia Vol. 3, ya son viejos conocidos de los fans del Universo Cinematográfico de Marvel, lo que permite a la película evitar presentaciones innecesarias. De hecho, el guion, también escrito por el realizador, muestra desde sus primeros minutos a una familia disfuncional, pero apreciada por el público.
El director dedica el resto del largometraje a concluir sus historias de manera adecuada y coherente. La película, que ya se encuentra disponible en Disney+, es un relato emotivo, bien construido y por momentos oscuro, que concluye un arco argumental que inició en 2014 con el inicio de la trilogía. Todo esto convierte a la producción en una excepción en las horas más bajas de la franquicia.
No obstante, su éxito no es casual. James Gunn brindó a los personajes de Guardianes de la galaxia una profunddad que les permitió madurar con todo tipo de matices. Del grupo casi caricaturesco de perdedores galácticos de la primera entrega, pasaron a ocupar un lugar especial en el Universo Cinematográfico de Marvel. Como equipo de superhéroes, sus aventuras no dependían de películas previas o del resto de la saga para triunfar. En lugar de eso, el director dedicó buena parte de su esfuerzo a explorar en sus contradicciones, su dolor y su angustioso pasado.
Dispares, maltrechos y traumatizados; el grupo tenía más parecido una banda criminal que los habituales héroes impolutos de la franquicia. Pero esa humanidad imperfecta les otorgó peso propio. También demostró que, incluso en el género de superhéroes, considerado la mayor parte del tiempo superficial, hay sitio para personajes complejos y memorables.
La lealtad de los Guardianes de la Galaxia
En 2014, James Gunn tenía una breve y singular carrera cinematográfica, sin demasiado interés por las grandes franquicias. El hijo pródigo de la productora Troma tenía un humor profano y vulgar, que plasmó en sus primeros proyectos. El más destacado, Criaturas rastreras (2006), sorprendió por su extravagante versión de una invasión alienígena. De modo que, su selección para dirigir una película de superhéroes resultó toda una sorpresa. Más aún, cuando se le brindó una libertad creativa inédita en un estudio conocido por sus exigencias y limitaciones.
Pero Guardianes de la Galaxia Vol. 1 parecía el vehículo ideal para mostrar el irreverente humor del cineasta. Con un guion basado de forma libre en un cómic poco conocido de Marvel, la película despertó escasas expectativas. Especialmente, en una saga poblada de figuras icónicas cada vez más reconocidas. Sin embargo, fue justamente el relativo anonimato de sus héroes lo que permitió a James Gunn experimentar a gran escala.
Lo que hizo a través de una escritura pulcra de guion que incluía una reflexiva evolución de figuras disparatadas. Desde una criatura mutante de mal carácter, con la voz de Bradley Cooper, hasta un ejemplar de la Flora colossus, un dato exclusivo para fanáticos. La tripulación de la nave Milano era un recorrido por la oscuridad del dolor y el poder de una lealtad sencilla y cercana. Lo que convirtió a Guardianes de la Galaxia en un éxito tan considerable como para cambiar por completo la saga.
Guardianes, bromas y buena música
Aunque el Universo Cinematográfico de Marvel tenía una obvia inclinación al humor y a un optimismo notorio, fue James Gunn el que abrió la puerta a la sátira más audaz. De hecho, su huella es evidente en producciones posteriores, también de otras franquicias superheroicas. El uso de buena música fue también determinante al brindar a los personajes y a su relato central un carácter especial. La banda sonora, que incluye clásicos de rock y baladas pop, se convirtió en un elemento importante que la crítica exaltó. Algo que el realizador exploró al máximo en las siguientes entregas de la saga.
Cada una de las películas de la ahora trilogía de Guardianes de la Galaxia está enfocada en un proceso distinto. La primera unió a sus figuras principales en un vínculo que evolucionó de manera natural y orgánica. La segunda, exploró en sus relaciones, en la madurez del grupo y en la curación de viejas heridas emocionales.
De hecho, fue la forma en que el grupo estableció su mutua complicidad lo que convirtió a los desconocidos superhéroes del cómic en uno de los grandes triunfos de Marvel. Más allá de la disparatada historia central y los datos que pudiera brindar al universo expandido, los Guardianes de la Galaxia tenían personalidad propia. Un relato con corazón y sentimiento que los apartó de la fórmula a menudo genérica de la franquicia.
El gran cierre a una de las mejores historias del Universo Cinematográfico de Marvel
Guardianes de la galaxia Vol. 3 concluye con muchos de los personajes bailando la canción Dog Days Are Over, de Florence and the Machine. La secuencia está lejos de la batalla épica de Avengers: Endgame, del final terrorífico de Infinity War y del sobrio dolor de Capitan América: Civil War. Pero es, sin duda, una de las más emotivas y posiblemente recordadas del Universo Cinematográfico de Marvel. Se trata del cierre de un largo recorrido de figuras que se convirtieron en entrañables. De un grupo que forjó —en pantalla y con paciencia— lazos tan consolidados como creíbles.
La culminación de la trilogía demostró que romper la forma de contar historias de la franquicia era el secreto del triunfo de James Gunn. Sin la necesidad de integrar información, datos o personajes que beneficiaran a otras narraciones, el director y guionista se centró en la suya. El sentido épico se convirtió en sentimentalismo, en un recorrido humano a través de un concepto heroico más próximo a lo espiritual.
La despedida tiene relación con evitar el fin del mundo, sino la muerte de un amigo. Lo que construyó un escenario que acercó a la audiencia con los personajes de una manera mucho más honesta y más humana que, probablemente, cualquier otra producción de la casa de las ideas. Un punto que diferencia Guardianes de la Galaxia de los grandes experimentos fallidos de la fase cuatro y cinco de la franquicia.
La mayoría de las películas del Universo Cinematográfico de Marvel intentan aportar nuevos escenarios y contextos argumentales para expandir la franquicia, pero pocas se concentran en el desarrollo, profundidad y construcción personajes. Las series son cápsulas de relatos a menudo ignorados en la pantalla grande, salvo excepciones muy concretas. El estudio parece haber perdido el contacto con los motivos por los cuales sus producciones tenían buenas críticas y grandes audiencias.
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Los Guardianes de la Galaxia dan una lección
Es probable que la película de James Gunn sea el proyecto más exitoso del estudio en un año de sinsabores. El más reciente, las duras críticas contra la serie Invasión Secreta, convertida en una bochornosa combinación de ambiciones y un guion sin mayor interés.
Con un plano retrato del personaje Nick Fury (Samuel L. Jackson), la serie demostró las carencias recientes del Universo Cinematográfico de Marvel. Desde la poca atención a los efectos especiales, hasta la incapacidad de la historia para sostenerse por sí misma. La producción dejó claro que la franquicia está pasando por un momento duro.
Al otro extremo, Guardianes de la galaxia Vol. 3 reconoce y enaltece sus fortalezas. No obstante el bache creativo, argumental e incluso de audiencias, Marvel todavía tiene mucho que contar. Solo necesita reencontrarse con las claves que hicieron a la franquicia una de las más exitosas del cine. La atención al poder, la trascendencia de los personajes y el trasfondo emocional de sus producciones.