Piensa en una web. Seguramente acabe con .com, la terminación de dominio más popular con mucha diferencia. Se estima que unas 160 millones de webs en todo el mundo trabajan bajo esta terminación, 10 veces más que la segunda y tercera más populares, que son .de (vinculado a Alemania) y los .net, de los originales, al igual que los .com.

Sin embargo, si ahora intentas registrar un dominio nuevo para cualquier empresa o proyecto en forma de web, te encontrarás con que es casi imposible encontrar un dominio corto y con cierto sentido que termine en .com.

Ninguno ha conseguido, ni de lejos, acercarse a ser un nuevo estándar como los .com, pero hay una propuesta de nuevo dominio que ha puesto los dientes largos a todos. Se trata de la terminación .web.

Eso sí, su proceso para estar disponible se inició en 2016 y desde entonces sigue enrocado en una lucha de acusaciones cruzadas entre las mayores empresas del mercado de los dominios. Nadie quiere quedarse sin la que puede ser la nueva gallina de oro de los dominios.

De forma oficial la empresa Nut Do Co se hizo con los derechos de explotación de los dominios .web por la cifra récord de 135 millones de dólares, pero algunos de sus competidores señalaron que había gato encerrado.

Hay mucha expectación con los .web porque se han visto como la primera terminación que, por brevedad y por lo concretos que son, pueden ser un sucesor de los saturados .com

Marc Gelabert, experto en dominios

En concreto, se acabó revelando que Nut Do Co era una empresa pantalla creada por Verisign, el gigante tecnológico que ostenta la gestión de los .com o los .net para mantener su hegemonía en el sector.

La propia Verisign reconoció más tarde de forma soterrada su vinculación y aunque la ICANN —la organización encargada de gestionar de forma mundial los dominios— concluyó en primera instancia que la operación no había infringido ninguna norma, uno de los principales competidores del gigante, Altanovo (antes conocido como Afilias) sigue reclamando la falta de validez del proceso.

“Realmente se ha formado una expectación muy importante con los .web porque se han visto como la primera terminación que, por brevedad y por lo concretos que es, puede ser un sucesor de los saturados .com. Eso significa mucho negocio y ha traído todo este particular culebrón que hace que a día de hoy solo se admite su pre-reserva pero aún no sepamos precio ni siquiera si se puede volver a dar la vuelta al asunto”, explica Marc Gelabert, CEO de la empresa registradora de dominios INWX.es, donde han comenzado a admitir pre-reservas de los .web.

Los muchos herederos fallidos de los .com

La ICANN es la organización sin ánimo de lucro que se dedica a gestionar de forma global la asignación de dominios. Sus directivos son los que aprueban las distintas terminaciones que van a salir y organizan sus subastas.

No se puede decir que no hayan abierto miras. Llevan años buscando fórmulas para que la falta de dominios libres acabados en .com no se convierta en un problema. Desde comienzos de los 2.000 hasta 2016 ha ido aprobando nuevas terminaciones de dominio, algunas más conocidas como .shop, .pro o .info y otras menos como .wyz o hasta .abogado.

“Los dominios .com a nivel técnico no ofrecen ninguna venta sobre otra terminación. Ni apareces antes en Google ni nada por el estilo, pero se han convertido con diferencia en los más reconocibles. Tanto, que cualquier marca o proyecto serio que no consiga su dominio con .com puede plantearse cambiar de nombre antes de nacer”, señala Gelabert.

La hegemonía de los .com es sencilla de explicar. En 1985, cuando la web no estaba ni en pañales, Jon Postel, profesor de la USC y cocreador del origen de la actual infraestructura de dominios de internet, acordó con un puñado de colegas la creación de las primeras terminaciones de dominio.

Fueron 6: .com, .net, .org, .edu, .gov y .mil. Los .com estaban pensando para webs comerciales, pero acabarían estableciéndose como los más populares con diferencia al asimilarse en aquellos primeros años con ‘comunicación’ y reservar otros como los .org para organizaciones y los .edu y .gov para entidades educativas y gobiernos.

Al poco tiempo comenzarían a crearse los dominios de nivel geográfico, como los .us, .es, .de o .mx vinculados a países (aunque, como explicamos aquí, no siempre).

Y, por último, fueron llegando las nuevas terminaciones de dominio genéricas que han abierto el abanico sobremanera. “El proceso de alta de nuevas terminaciones es tedioso, pero la ICANN abre la posibilidad de que cualquiera proponga uno. En la siguiente fase ya sí que se pide una fianza y se van poniendo trabas. Al final, en la subasta, las empresas y organismos pujan para ver quién opera esa terminación que luego es vendida directamente al público por las empresas registradoras”, describe el experto.

Los .web prometen ser un bombazo, y han levantado polvo

Robot usando la IA de ChatGPT en una Macbook

Todo lo que ha rodeado a los .web desde que comenzó a hablarse de ellos ha estado rodeado de expectación. Las ganancias de la subasta también representaron un récord importante para la propia ICANN. 

Los 135 millones pagados triplican el valor más alto pujado hasta entonces por una licitación y es siete veces mayor que el precio promedio de los dominios de nivel superior. El último récord lo marcó la extensión .shop, cuando, en enero de 2016, la compañía japonesa GMO Registry pagó 41,5 millones de dólares por esta terminación ideal para los negocios e-commerce.

En un primer momento, la ICANN resolvió que:

…el [acuerdo de Nu Dot Co y Verisign] cae en un área gris que la Guía y las Reglas de subasta no abordan específicamente. Por lo tanto, si bien ambas partes presentan argumentos plausibles, ninguno de esos argumentos se ajusta exactamente al [acuerdo] y la conducta de las partes conforme a la Guía y las Reglas de Subasta actuales.

La industria actual de nombres de dominio es un legado de las decisiones políticas tomadas por el gobierno de Bill Clinton a finales de los años noventa, cuando se buscó evolucionar los cimientos de internet, entonces muy endebles, y se creó la ICANN como entidad independiente. 

El objetivo era permitir que floreciera una tecnología joven y prometedora, libre de normas que pudieran obstaculizar la innovación y la inversión y también hacer esto accesible para todo el mundo.

Sin embargo, desde hace años, varias polémicas y continuas subidas de precio en algunos dominios, así como la fertilidad de la ICANN a la hora de lanzar nuevas terminaciones —se estima que hay más de 1.500— de cuyos registros siempre se lleva un canon, también han sido parte de la norma.

¿Llegará un momento en el que los dominios .web convivan con los .com? ¿Hará esto que el precio de algunos dominios no se disparen de precio? Esa historia de internet está todavía por contar.