“I’m a Barbie girl, in a Barbie world”. La canción de Aqua no gustó demasiado a Mattel, pero lo cierto es que describía a la perfección una realidad que hemos visto reflejada en la película que se acaba de estrenar. Aunque los niños de nuestro mundo lleven más de seis décadas jugando con la muñeca, en realidad Barbie tiene su propio mundo. Un mundo que, según un artículo de opinión publicado en Scientific American por la científica Abigail Tulenko, desafía la física tal y como la conocemos.
Durante mucho tiempo se han criticado las imposibles medidas de Barbie, pues podrían llevar a las niñas que jugaban con ella a sentirse mal con su propio cuerpo. Por ese motivo, poco a poco Mattel ha ido sacando nuevos modelos de la muñeca, mucho más inclusivos, tanto en lo referente al cuerpo como a su profesión o el color de su piel. Esto no solo representaría a la mayoría de las mujeres. También sería algo realizable, pues lo cierto es que si la Barbie original existiese en la vida real, con esas medidas, no podría mantenerse en pie. Ahora bien, ¿y si en su mundo eso fuese lo habitual? Quizás Barbie no sea excesivamente delgada, sino adaptada a su mundo.
Una de las escenas más famosas de la película es esa en la que Barbie se deja caer directamente de casa al coche, flotando con delicadeza. Pero cuando llega al mundo de los humanos cae estrepitosamente. Es otra señal de que en el mundo de la muñeca la aceleración de la gravedad no es la misma que en el nuestro. Veamos entonces cómo, a base de suposiciones, se puede imaginar cuáles serían las leyes de la física en el hipotético mundo de algodón de azúcar del que proviene la muñeca interpretada por Margot Robbie.
La gravedad en el mundo hipotético de Barbie
Cualquier objeto en la Tierra está sujeto a una fuerza conocida como peso. Esta es la fuerza con la que es atraído hacia la superficie terrestre a causa de la aceleración de la gravedad. De hecho, la fuerza peso se calcula multiplicando la masa (en kg), por la aceleración de la gravedad (en metros por segundo al cuadrado).
La aceleración de la gravedad es diferente en la superficie de cada planeta. Incluso dentro de un mismo planeta puede variar ligeramente con la altura. Por eso, aunque coloquialmente llamemos peso a lo que vemos en la báscula, eso en realidad es solo la masa. Y si bien la masa de una persona será siempre la misma, su peso variará si cambia de planeta.
Como bien explica Tulenko en su artículo, se puede intuir que la aceleración de la gravedad en el mundo de Barbie no es la misma que en la Tierra. Hay varios motivos por los que esto puede sospecharse y uno de ellos es precisamente su cuerpo.
Las medidas de la Barbie original son 100-45-80. Es decir, su pecho es demasiado grande en proporción a su cadera; pero, sobre todo, a su cintura. Si una mujer en la vida real tuviese esas medidas su espalda no soportaría su peso y no podría caminar. Se caería. ¿Pero qué pasaría si su peso fuese menor? Es decir, ¿si la aceleración de la gravedad de su mundo fuese mucho más baja?
Por otro lado, podría ser que estuviese tan delgada precisamente por la ingravidez. La autora del artículo de Scientific American cita una entrevista de 2018 al jefe del laboratorio de Bioquímica Nutricional de la NASA, Scott Smith, en la que este da un motivo por el que los astronautas suelen adelgazar en el espacio. No se debe solo a que la comida allí sepa diferente y no sea especialmente grasa. También se da la situación de que la ingravidez impide el estiramiento natural del estómago, de modo que se envían señales al cerebro que detienen la sensación de hambre. Así se evita que una persona en el espacio coma más de lo que puede.
Por otro lado, en una de las películas animadas de Barbie que se han publicado con anterioridad vemos una escena que terminaría de confirmar esta hipótesis. En ella se ve un perrito cabalgando sobre un caballo. Según las leyes de Newton que rigen la física actual, cuando el perro es sacudido hacia arriba por el movimiento del caballo, debería volver a caer en el mismo lugar. Sin embargo, se desplaza hacia atrás. No hay una inercia que lo devuelva al mismo sitio y, por lo tanto, tampoco una aceleración de la gravedad tal y como la conocemos.
¿Qué pasa con el viento?
Por otro lado, parece ser que en el mundo de Barbie no hay viento. El primer motivo por el que podemos deducirlo es que en otras películas, así como en las representaciones del juguete, vemos a menudo cómo viaja en su flamante descapotable sin despeinarse.
Además, sus decenas de casas y mansiones suelen estar abiertas por delante, algo que sería muy incómodo si en su mundo hubiese viento.
Todo esto, lógicamente, es solo un análisis simpático de una película que está causando furor. No es con eso con lo que debemos quedarnos cuando la veamos. Y, de hecho, aunque esta hipótesis podría explicar las medidas imposibles de la muñeca original, la decisión de fabricar una Barbie más inclusiva es sin duda un gran acierto. Incluso si en su mundo es algo totalmente plausible, lo cierto es que las muñecas están en el nuestro y deben jugar con nuestras normas. Los niños y niñas deberían mirarse en el espejo de la Barbie de la película o en el de las muñecas inclusivas. O, mejor aún, no deberían mirarse en ningún espejo. Porque cada persona es única y nadie debe considerarse inferior por no coincidir con los estereotipos creados por un juguete. Ni en este mundo ni en ningún otro.