Microsoft tenía hasta el 18 de julio de 2023 para cerrar la compra de Activision. Evidentemente, no fue posible concretar el acuerdo a tiempo. ¿Significa esto que todo se ha venido abajo y Microsoft tendrá que pagar una multa de 3.000 millones de dólares? No, para nada.

Antes de continuar, primero aclaremos por qué Microsoft y Activision tuvieron que luchar contra el tiempo. Si bien derrotaron a la FTC, y ahora tienen luz verde para seguir adelante con la compra en los Estados Unidos, todavía les faltaba superar un obstáculo: la CMA, el ente regulador del Reino Unido.

El problema es que dicho organismo accedió a negociar apenas la semana pasada, dejando un periodo de tiempo muy corto para alcanzar un acuerdo que dejase satisfecho a todas las partes antes del 18 de julio. Por lo tanto, en Microsoft y Activision ya se estaban preparando para un inminente retraso; otro más para esta novela que parece no tener fin.

Si bien la propuesta de compra que Microsoft presentó en 2021 establece que, en caso de no cumplir con el plazo mencionado, deberían pagar una multa de 3.000 millones de dólares a Activision, ambas empresas tienen la opción de aplazar la fecha límite.

Microsoft y Activision necesitan más tiempo

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Phil Spencer, director de Xbox. Casey Rodgers | AP Images

De hecho, según la información de Reuters, Microsoft y Activision ya tienen varios días considerando una extensión para el periodo de negociación. Así pues, la tecnológica se evita pagar tal cantidad de dinero como sanción, mientras que la editora de videojuegos mantiene vivos los deseos de sus inversores —cuyos bolsillos son los mayores beneficiados de la fusión, claro—.

Cabe mencionar, eso sí, que este tipo de movimientos suele anunciarse previo o durante la fecha límite, situación que todavía no ocurre. Seguramente en Microsoft y Activision están siendo muy cuidados con la nueva fecha porque, para ser sinceros, nadie está seguro de cuándo podrán quitar a la CMA del camino.

Extender la etapa de negociación también es importante para Microsoft debido a que, llegada la fecha límite, Activision tiene la libertad de salirse del acuerdo e incluso negociar con otro interesado en adquirirla. Sí, son escenarios devastadores para los objetivos de Microsoft.

Sin embargo, no hay nada que indique que este caso dará un giro inesperado por parte de Activision. La realidad es que los liderados por —el impresentable— Bobby Kotick quieren llegar al mismo puerto que su futuro propietario. Entonces, podemos descartar cualquier sorpresa.

Una vez que la CMA y Microsoft hagan las paces, todos los activos de Activision cambiarán de dueño. Propiedades intelectuales como Call of Duty, Diablo, Crash, World of Warcraft y Overwatch, entre muchas otras, pasarán a ser gestionadas por Xbox.

¿Cuál es el futuro de esas franquicias en la plataforma PlayStation? Solo tenemos la certeza de que Call of Duty, la más popular y fructífera de todas, se mantendrá al menos los próximos 10 años en las consolas de Sony. Del resto todo es incertidumbre, aunque no debería sorprendernos si se convierten en exclusivas de la marca verde en sus próximas entregas.

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