Los termómetros de todo el mundo están marcando registros históricos. Irán, por ejemplo, enfrentó el pasado domingo una sensación térmica de más de 65,5 °C, un calor que está en límite de lo que el cuerpo humano puede soportar. El cambio climático es una amenaza, en muchos sentidos. Una de ellas, de acuerdo con la comunidad científica, tiene que ver con el incremento de enfermedades infecciosas en todo el mundo.

La emergencia climática es tan grave que más de 20 millones de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares cada año. Pero el calentamiento global no solo impulsa el desplazamiento humano. Los animales se están moviendo por todo el planeta, para adaptarse a un planeta cada vez más hostil. Y, con ellos, las enfermedades que transmiten.

«Esto no es solo algo del futuro», dijo Neil Vora, médico de la organización sin fines de lucro Conservación Internacional, a Associated Press. «El cambio climático está aquí. La gente está sufriendo y muriendo en este momento».

La actividad humana ha complicado todo. La deforestación, la minería y la agricultura están acabando con áreas silvestres en todo el mundo. La tala de bosques, solo por citar un ejemplo, sigue aumentando a pesar de los acuerdos globales entre las naciones. Especies de animales de las que los humanos dependen para su sustento están disminuyendo. Y, al mismo tiempo, están siendo empujadas a vivir en territorios más pequeños, creando nuevos focos para la transmisión de enfermedades.

Tala de bosques.

El cambio climático impulsa enfermedades graves

La gripe aviar, por ejemplo, se ha extendido con mayor facilidad entre los animales salvajes, a medida que el aumento del nivel del mar y otros factores impulsan la migración de algunas especies de aves. A finales del año pasado, 50.000 visones en una granja en Galicia, España, fueron sacrificados luego de que las pruebas de laboratorio confirmaran que los animales habían contraído el virus de la gripe aviar, conocido como H5N1. El caso encendió los temores de una nueva pandemia.

No es solo el calor. Los períodos de extrema sequía e inundaciones, consecuencias también del cambio climático, generan condiciones que impulsan la propagación de otras enfermedades. Los casos de cólera, por ejemplo, se disparan durante la temporada del monzón en los países del sur de Asia, cuando las inundaciones contaminan el agua potable.

La Organización de Naciones Unidas advirtió en diciembre del año pasado que alrededor de 30 países registraron casos de cólera. En los cinco años anteriores, menos de 20 países en promedio informaron infecciones de este tipo.

«La situación no tiene precedentes, porque no solo estamos viendo más brotes, sino que estos brotes son más grandes y más mortales que los que hemos visto en los últimos años», dijo entonces Philippe Barboza, líder del equipo de cólera y enfermedades diarreicas epidémicas de la Organización Mundial de la Salud.

Los inviernos más cálidos y los otoños y primaveras más leves permiten que los portadores de patógenos permanezcan activos durante más tiempo en el año. Los casos de enfermedades relacionadas con mosquitos, garrapatas y pulgas se triplicaron en los Estados Unidos entre 2004 y 2016, según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades publicados por AP.

Uso de barbijo en pandemia.

La próxima pandemia

Más de la mitad de todos los patógenos que se sabe que causan enfermedades en los humanos pueden empeorar con el cambio climático, de acuerdo con un estudio publicado en Nature el año pasado. Y todo tiende a empeorar con el tiempo.

La OMS alerta que, entre 2030 y 2050, se espera que el cambio climático cause aproximadamente 250 mil muertes adicionales por año, vinculadas solo a la desnutrición, malaria, diarrea y estrés por calor.

«Creo que hemos subestimado drásticamente no solo cuánto el cambio climático ya está cambiando los riesgos de enfermedades, sino también cuántos tipos de riesgos están cambiando», explicó Colin Carlson, biólogo del cambio global en la Universidad de Georgetown, a AP.

La pandemia de COVID-19, agregó, es un ejemplo de lo rápido que una enfermedad puede moverse por el planeta. También, de lo mucho que pueden alterar los sistemas de salud en todo el mundo. «Pienso que hay mucho más de qué preocuparse en términos de amenazas de epidemias y pandemias».