Mientras los efectos del cambio climático se reflejan en altísimas temperaturas que ahora afectan a países del hemisferio norte, un robot que suda aparece en escena para enseñar a los humanos a lidiar con el calor agobiante.

Su nombre es ANDI, siglas de “Advanced Newton Dynamic Instrument”. Se trata de un avanzado autómata desarrollado por la empresa Thermetrics que en el pasado fue utilizado para probar la eficacia de la ropa deportiva. Su principal capacidad es emular el funcionamiento térmico del cuerpo humano, generando y absorbiendo calor. Lo hace gracias a 35 sensores y un paquete de componentes que lo convierten en una máquina cara: su costo ronda los 500.000 dólares.

Ahora, investigadores de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), de Estados Unidos, decidieron apelar a ANDI para monitorear los efectos de las altas temperaturas en el cuerpo, y diseñar soluciones que mitiguen los riesgos de salud asociados al calor extremo.

El robot que suda enseña a soportar el calor agobiante

Este ingenio ofrece un conjunto de funciones avanzadas para monitorear los efectos del calor. ANDI, por ejemplo, emula la respiración humana, aunque sus “pulmones” están en un tanque externo. Además, imita el complejo sistema de enfriamiento humano con la inclusión de poros en su cuerpo, que emiten una sustancia análoga al sudor.

ANDI, el robot que suda, cuenta con 35 sensores para medir los efectos del calor. (Crédito: Christopher Goulet/Arizona State University)
ANDI, el robot que suda, cuenta con 35 sensores para medir los efectos del calor. (Crédito: Christopher Goulet/Arizona State University)

En concreto, puede soportar temperaturas de hasta 60 grados centígrados. También mide la radiación solar y el calor del aire circundante. Su sistema de circulación de agua fría le permite mantenerse fresco, incluso en esas condiciones climáticas extremas.

El autómata destaca, además, por su versatilidad. La publicación New Atlas señala que puede ajustarse para tener en cuenta diversas edades, niveles de aptitud física o condiciones específicas de salud. Así, el robot que suda se postula como una forma segura de recopilar datos y evaluar cómo afecta el calor a los seres humanos, sin exponer a las personas.

ANDI: los próximos pasos en las investigaciones

“Es el primer maniquí térmico al aire libre del mundo (…) para medir cuánto calor recibe del medio ambiente”, señaló en declaraciones a AFP el profesor de ingeniería mecánica Konrad Rykaczewski. El especialista de la ASU indicó que ANDI ayudará a comprender cómo ajustar nuestros comportamientos a las condiciones extremas, que ya se reflejan en diversos países del mundo.

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Los científicos de la ASU avanzan en sus investigaciones con ANDI como protagonista para comprender cabalmente los efectos del calor. ¿Qué beneficios esperan obtener de su estudio? Por un lado, que esta máquina antropomórfica funcione como un “conejillo de indias” para examinar los riesgos y pautas a seguir en diferentes condiciones. Además, servirá para evaluar qué tipo de indumentaria ayuda a mitigar los impactos en la salud provocados por el calor extremo.

Según dijo Jennifer Vanos, climatóloga que participa en la iniciativa, prevén crear “gemelos” del robot que suda para estudiar a más segmentos de la población. El equipo de la universidad estadounidense también tiene en mente crear sensores específicos para espacios de trabajo, útiles para adaptar las tareas laborales al calor real percibido y a variables de salud de las personas en esos sitios.