La primera noticia que anuncia la segunda temporada de And Just Like That, de HBO, es un tributo directo a Sexo en Nueva York. Carrie (Sarah Jessica Parker) estará invitada a la célebre Met Gala. Lo que recuerda que el fenómeno de la década de 1990, de la cual procede el spin-off, tenía un trasfondo frívolo. Muy a pesar de sus largas disertaciones con punto de vista femenino acerca de temas polémicos y ocasionales capítulos amargos.
Pero, en esencia, la producción que se volvió icónica era también una percepción de la belleza, la moda y la tendencia estética de la época. Por lo que el hecho de que en su continuación Carrie esté invitada al centro del mundo de la alta costura es un suceso muy simbólico. Al menos, uno que marcará el estilo y el tono de los seis capítulos de la entrega. Mucho más, a medida que And Just Like That toma la decisión de dar una dimensión por completo nueva a lo planteado hasta ahora.
Por un lado, es evidente que la trama ha dejado atrás las sombrías disertaciones acerca del duelo de sus primeros capítulos. La ahora viuda Carrie tiene un apasionado romance con Franklyn (Ivan Hernandez), el productor de su podcast. Con lo que la narración refleja que, en esta ocasión, su protagonista disfrutará de la vida.
And Just Like That
La serie de HBO es una revisión a la icónica Sexo en Nueva York que carece de la vitalidad de esta última. La segunda temporada del spin-off deja atrás sus reflexiones adultas sobre el duelo y la madurez femenina para enfocarse en sus habituales obsesiones. Esta vez, sus personajes atraviesan el terreno movedizo de las relaciones insatisfactorias. Pero no logra la frescura que hizo famosa a la producción de la que procede. Con un guion plano y sin riesgos cuya temática ha perdido vigencia, And Just Like That decepciona por ser predecible y no profundizar como debería en personajes queridos de la cultura popular.
Nueva York vuelve a brillar
Atrás quedaron las silenciosas escenas de uno de Carrie sollozando por la pérdida de su marido en And Just Like That. La periodista convertida en exitosa escritora vuelve a su punto de inicio. Una mujer soltera en una ciudad estimulante que explora el amor en todas sus ramificaciones.
And Just Like That intenta recuperar, como puede, la alegría desenfadada de Sexo en Nueva York. Sus primeras escenas presentan a sus queridas heroínas urbanas dispuestas a pasar una noche de pasión con sus respectivas parejas. De la misma manera que en la historia de la que proviene, hay entusiasmo por la vida y necesidad de esperanza. Un giro hacia el simple disfrute de un relato que es muy similar al original o eso pretende. EL argumento es concreto. Un grupo de mujeres desean la felicidad e irán en su búsqueda, pasando por los tropiezos y matices de la vida contemporánea.
And Just Like That, el pasado regresa
Quizás por eso, la nueva temporada de And Just Like That tiene algo de tensión artificial. Es evidente que el guion de Michael Patrick King, Samantha Irby, Rachna Fruchbom y Keli Goff se esfuerza por construir un ritmo optimista. Pero cada escena parece una versión más pequeña y menos elocuente de lo que fue la producción de la que proviene. Mucho más, cuando es un evidente tributo que no disimula en absoluto su procedencia.
Incluso Carrie tiene una nueva amistad con Aidan (John Corbett), uno de los personajes más recordados de la serie original. Su regreso tiene algo de pieza encajada a la fuerza en el argumento. En particular, cuando las largas escenas de conversaciones y el evidente coqueteo entre ambos carecen de realismo. Cada momento en el spin-off parece cumplir, no sin esfuerzo, el propósito de hacer avanzar la trama de And Just Like That hacia lugares conocidos y trillados. Lo que convierte al relato entero en una continuación sin brillo de un argumento que tuvo un peso cultural muy concreto.
Nuevos y viejos personajes
El argumento de And Just Like That no es novedoso y tampoco toma riesgos con sus nuevas figuras protagonistas. Nya Wallace (Karen Pittman), abandonada por su esposo y en medio de una profunda crisis espiritual, vuelve a ser solo un añadido discreto al argumento central.
Lo mismo podría decirse del romance de Miranda (Cynthia Nixon) con Che (Sara Ramírez), que profundiza en las primeras desavenencias del amor idílico. Pero el guion se limita a mostrar que la pareja es tan distinta entre sí como para que el inminente desastre sea predecible. No hay mayor indicación sobre cuánto ha cambiado la vida del personaje, más allá de Nueva York y afrontando una experiencia queer. Incluso las diversas insinuaciones del alcoholismo de Miranda terminan por ser solo pequeños fragmentos de información sin contexto ni continuación.
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La segunda temporada de And Just Like That tiene el mismo problema que su entrega anterior: carece de verdadero objetivo. ¿Se trata de la narración de la vida de sus personajes una vez que abandonaron la soltería? ¿Una exploración de la madurez femenina? ¿Una excusa para volver a personajes queridos con arraigo en la cultura popular? Entre los interrogantes, algo se hace obvio. La serie no tiene la suficiente solidez como para sostener las expectativas y la historia que la precede. Un problema que la convierte en una producción menor que no termina de encontrar su identidad real.