En medio de conversaciones sobre la Web3, metaversos y futuros que no se sabe si llegarán, lo que sí está claro es que los avances tecnológicos de las últimas dos décadas ligados con internet están impactando en los últimos años en sectores que hasta ahora parecían completamente offline o convencionales. El caso Warby Parker, empresa que ha digitalizado la venta de gafas graduadas, pero sin dejar las tiendas físicas, o de Peloton, en su caso con el fitness en el hogar, son dos buenos ejemplos.

Ambas, además, han reunido un gran interés con sus salidas a bolsa… Aunque también han demostrado que quizá no estén levantadas sobre bases tan sólidas.

La propuesta de Peloton hoy parece más o menos evidente, pero cuando e fundó en 2012 no lo era tanto. Peloton es fundamentalmente una empresa que vende bicicletas y cintas estáticas para hacer deporte en casa, pero que las envuelve con tecnología inmersiva para fomentar el desempeño deportivo y un programa vía suscripción que lo enriquece. Por ejemplo, puedes hacer en sus bicis una parte de una etapa del Tour de Francia sin salir de tu casa.

No suena mal, hasta que te conviertes en algo tan mainstream en Estados Unidos que se juega con la idea de que a uno de los personajes de una de las series con más impacto le da un ataque al corazón usando uno de tus productos. Pero ahora llegaremos a eso.

Pese a que sus bicis no son baratas (de 1.500 a 2.500 dólares), sus ventas se dispararon durante la pandemia, en concreto durante el confinamiento, pasando de unas ventas de 910 millones de dólares en 2019 a 1.820 en 2020. Por su parte, el número de suscriptores a sus planes de entrenamiento, también pasaron de 2 a 6 millones en apenas dos años.

Fundada en 2012 en la ciudad de Nueva York por John Foley, un ex directivo de Barnes & Noble, una conocida cadena de librerías norteamericana, Peloton salió a bolsa en 2019, donde ha tenido un terreno accidentado, especialmente tras el pico de la pandemia. Sin embargo, hasta llegar hasta aquí, la empresa ha dado muchos pedaladas.

El origen de Peloton: o cómo vender bicis estáticas a 4.000 dólares

Foley, quien todavía es su CEO, escribía en el documento fundacional de la empresa que “Peloton vende felicidad”. La compañía se fundó al pensar que quedaba un brecha que llenar en la forma en la que la gente realizaba ejercicio en casa, especialmente con poco tiempo.

Con el tiempo, Peloton ha ido ampliando sus servicios para ya no vincularlos únicamente a su equipamiento deportivo y diversificar también con las suscripciones. Ahora mismo ofrece dos tipos de membresías: la membresía Peloton, para aquellos que poseen el equipo de la compañía, y la membresía Digital, para aquellos que sólo quieren acceder a las clases en una app.

En 2014, la empresa lanzó su producto de bicicleta estática tras una campaña inicial que pasó por Kickstarter, que incluía una pantalla táctil de 22 pulgadas que permitía la retransmisión de vídeo, así como el seguimiento de los objetivos y las estadísticas del ejercicio, por unos 2.000 dólares. Hay que pensar que en aquel 2014 una pantalla de 22 pulgadas no era habitual en un equipamiento deportivo. Ni lo sigue siendo ahora.

A finales de 2018, lanzó una cinta de correr con un precio de 3.995 dólares, una cima de precio que después ha ido reduciendo al no responder las ventas como esperaban.

La compañía se expandió al Reino Unido y Canadá en 2018, y en mayo anunció planes para lanzar en Alemania a finales de 2019.

Sin embargo, los ejecutivos de Peloton no ven su conjunto como un simple programa de ejercicios. Más bien, Peloton se presenta como una empresa tecnológica. Su fundador dijo en un entrevista con Business Insider Foley que “nos vemos más parecidos a Apple, Tesla, Nest o GoPro, donde es un producto de consumo que tiene una base de tecnología de hardware y software sexy”.

Pero la recta final de la pandemia y la secuela de ‘Sexo en Nueva York’ se puso en su camino

Sin embargo, el fin de la pandemia y ser tan popular puede decirse que ha ido en su contra. En diciembre de 2021, se emitió el primer episodio de And just like that, la secuela de Sexo en Nueva York, en el que el personaje Big sufría un ataque mientras corría en una de las Peloton.

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Después de la emisión inicial del episodio, las acciones de Peloton cayeron un 11,3%. La empresa intentó responder lanzando posteriormente anuncios protagonizados por el personaje en respuesta a la caída, pero los retiró más tarde después de que Chris Noth, el actor que lo interpreta fuera acusado de agresión sexual por dos mujeres. No sería el único contrapié seriéfilo. Varias semanas más tarde, un episodio de la serie Billions mostraba a un personaje que sufría un ataque al corazón después de utilizar otro dispositivo Peloton. Aunque la secuencia de Billions se filmó antes de la emisión del episodio And Just Like That, se editó para incluir una referencia a la muerte de Mr. Big.

Pero más allá de eso, el final de las restricciones y unos malos cálculos han hecho que su número de ventas haya caído de forma importante, haciendo que ahora esté en el aire posibles despidos. John Foley, reconoció que la empresa está “considerando todas las opciones” -incluidos los despidos y los recortes de producción- después de conocerse que ha dejado de fabricar sus bicicletas.

El tiempo dirá si Peloton, todavía no disponible en muchos países, acaba convirtiéndose en una empresa verdaderamente de éxito, o será recordada como aquella empresa que se convirtió en una gag recurrente como forma de matar a personajes en series de televisión.