En el pasado no era obligatorio recoger la caca de perro cuando se sacaban a pasear. Incluso se veía raro que hubiese personas que lo hacían. Hoy en día, en cambio, son muchos los lugares en los que se multa a los propietarios de mascotas que no lo hacen. Esto es lógico, no solo por el mal aspecto que le da a las ciudades convertirse en un campo de minas. También porque son ya muchos los estudios que demuestran que estas heces suponen un peligro para otros animales y para las personas.

Todos, o casi todos, hemos sufrido alguna vez el incidente de pisar una. Se suele decir que da buena suerte, pero a nadie le ha tocado la lotería o ha conseguido el trabajo de sus sueños después de pisar una caca de perro. Y si lo ha hecho, podemos asegurar sin ningún lugar a dudas que no ha tenido absolutamente nada que ver. Lo único que trae son problemas, que van mucho más allá del mal olor.

La caca de perro, así como las heces de otros animales, incluyendo a los humanos, puede contener un abanico muy variado de microorganismos, como las bacterias, y también algunos parásitos. Dentro de las primeras, puede que algunas sean resistentes a los antibióticos, con todo lo que eso conlleva. Vale, es cierto que no podemos contraer enfermedades a través del zapato. Pero sí puede que esos zapatos contaminados lleven las bacterias hasta el suelo de casa y de ahí a un niño que gatea o a un cojín que se nos cae del sofá. Son muchas las formas en las que la caca de perro no se queda solo en la calle, por lo que más vale recogerla, antes de que sus inquilinos se esparzan por donde no deben. 

Problemas para la salud de la caca de perro

En 2013, un equipo de científicos de la Universidad de Bari, recogieron 418 muestras de caca de perro de siete zonas de esta ciudad italiana

Su objetivo era comprobar si había bacterias resistentes a antibióticos o parásitos que pudiesen ser peligrosos para los humanos. Lo que encontraron en una mayor proporción fueron bacterias del género Enterococcus, muchas de ellas resistentes a una amplia gama de antibióticos. Las más abundantes fueron E.faecium (61,6%), E. gallinarum (23,3%) y E. casseliflavus (5,5%). También se aislaron otras especies, incluida la E. faecalis. Estas cepas eran resistentes a la clindamicina (86,3%), a la tetraciclina (65,7%), a la eritromicina (60,27 %) y a la ampicilina (47,9%). Además, se encontró resistencia a los aminoglucósidos de alto nivel (HLAR) en el 65,7 % de los enterococos. Finalmente, se halló Staphylococcus aureus resistente a la meticilina en un 0,7 % de las muestras fecales

Eso con respecto a las bacterias. Pero también encontraron quistes de un protozoo parásito, llamado Giardia, en un 1,9% de las muestras.

La situación va a peor

Cabe destacar que la inmensa mayoría de las bacterias resistentes a antibióticos que se encontraron no son patógenas para los seres humanos. No obstante, en su día los autores de este estudio alertaron que sus resultados eran solo un aviso y que podían ir a peor por dos motivos. Por un lado, porque los perros tienen cada vez más contacto con los humanos, de modo que es más sencillo que se pasen bacterias de una especie a otra. Y, por otro lado, porque los genes que confieren a las bacterias la resistencia a antibióticos pueden ser compartidos entre ellas. Esto ocurre por un proceso llamado conjugación, que se da cuando dos bacterias entran en contacto, creándose entre ambas una especie de canal por el que pueden intercambiar genes. Así, una bacteria no patógena para los humanos puede transferir la resistencia a antibióticos a otra que sí lo es. 

Todo esto, según ha explicado recientemente en un artículo para The Conversation Melissa Starling, investigadora postdoctoral en la Universidad de Sidney, se ha cumplido. Son ya muchos los estudios posteriores en los que se demuestra que la caca de perro puede ser peligrosa para los seres humanos. Pero también para el medioambiente.

caca de perro
En algunos lugares ya ponen multas por no recoger la caca de perro. Crédito. Matt Seymour (Unsplash)

Los peligros medioambientales

Si no se recoge la caca de perro, esta puede ser arrastrada por el agua de lluvia y contaminar ecosistemas acuáticos, ya de por sí cargados de bacterias resistentes a los antibióticos. No hay más que ver el estudio que demostró que los delfines contenían algunos de estos microorganismos.

No tuvo que ser exclusivamente por las heces caninas, pero es cierto que es algo que puede influir. Pueden parecer pocas bacterias para tanta agua. Sin embargo, según una investigación realizada por la Campaña de Agua Limpia de Estados Unidos, un solo gramo de caca de perro puede tener 23 millones de bacterias coliformes fecales, como la Escherichia coli. Estas pueden causar multitud de síntomas digestivos, tanto a los humanos, como a otros perros que entren en contacto con las heces, y también a los habitantes de los ecosistemas acuáticos.

¿Qué debemos hacer con la caca de perro?

Lo que debemos hacer es lo que ya se nos ha dicho por activa y por pasiva en multitud de ocasiones: recoger la caca de perro y tirarla a la basura. No vale con el compostaje que podemos realizar en casa. Es mejor tirarla a los contenedores de basura orgánica, donde se incinerará y se destruirán esos microorganismos que podrían ser peligrosos para la salud del ser humano y de otros animales. 

De todos modos, y aunque esto se haga bien, no está de más conservar la costumbre de quitarse los zapatos al llegar a casa. La adquirimos en la pandemia de COVID-19 y la abandonamos rápidamente, pero las calles siempre estarán sucias. Sobre todo si hay niños en casa, no olvides dejar tus zapatos en la entrada. Por si las moscas. 

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