Las redes sociales se han estremecido con el vídeo de un turista devorado por un tiburón en Egipto. Se trata de un hombre ruso de 23 años que se encontraba de vacaciones con su padre en la playa de Hurghada, junto al mar Rojo. En las imágenes se ve que no estaba muy lejos de la orilla, cuando el animal se acercó a él y acabó con su vida en breves instantes. Resulta demoledor y terrorífico, ahora que llega el verano al hemisferio norte. Porque, ¿cómo de común es que se produzcan ataques de tiburones?
Lo cierto es que no son muy frecuentes. Según Statista, entre 2000 y 2022 hubo en todo el mundo 1.641 ataques de tiburones, de los cuales 133 fueron mortales. Puede parecer una cifra alta. Y, obviamente, todas las muertes son importantes. Pero la cantidad no parece tan elevada si la comparamos con las muertes causadas por otros animales aparentemente más inofensivos, como los mosquitos. Solo en la República Democrática del Congo y únicamente en 2019 murieron 13.000 personas a causa de la malaria. Una de las muchas enfermedades causadas por mosquitos que pueden provocar la muerte en este país.
De cualquier modo, podemos tener la sensación de que últimamente ha habido más ataques de tiburones. Si miramos la distribución de este tipo de encuentros por año veremos que no ha habido un ascenso significativo. De hecho, 2020 y 2022 fueron los dos años con menos ataques de tiburones desde que se empezaron a hacer estos registros. Lo que sí está pasando es que se están empezando a avistar en lugares en los que antes era muy raro cruzarse con escualos. Y si están en sitios nuevos, pueden darse encuentros con humanos en lugares en los que esto nunca había ocurrido. Para esto hay muchas explicaciones, aunque el cambio climático es una de las más llamativas.
En busca de aguas nuevas
Es cierto que se han registrado en los últimos años avistamientos y ataques de tiburones en lugares poco comunes. Por ejemplo, en el verano de 2022 se documentaron varios de estos casos en las costas de Long Island, en Nueva York, donde anteriormente era muy extraño ver tiburones.
Cabe destacar que en Egipto, donde se ha dado el ataque al turista ruso, no son raras estas situaciones. De hecho, son muchas las especies de tiburón que se pueden ver en las aguas del mar Rojo.
Dejando eso a un lado, los nuevos avistamientos de tiburones se deben principalmente al calentamiento general de los océanos que está produciendo el cambio climático. Según un estudio publicado a principios de 2023, durante 2022, las aguas oceánicas con profundidades de 2.000 metros absorbieron 10 zettajulios de calor, que son equivalentes a 100 veces la electricidad consumida por todo el planeta en un año. Afortunadamente, el agua tiene una capacidad calorífica muy alta. Esto significa que se necesita mucha energía para aumentar su temperatura. Por eso, ha sido catastrófico, pero no tanto como podría haber sido con otras sustancias. Aun así, 2022 ha sido el séptimo año consecutivo en el que las aguas oceánicas se han calentado, alcanzando nuevos picos.
Todo esto está propiciando que algunos animales marinos tengan que desplazar su hábitat. Y con los tiburones pasa algo parecido.
Nuevas ubicaciones para las guarderías de tiburones
Lo cierto es que los tiburones tienen una gran capacidad para adaptarse a aguas de diferentes temperaturas, pues pueden regular su temperatura corporal. Por eso se pueden encontrar en lugares muy variados. No obstante, cuando son jóvenes aún no tienen ese sistema de regulación suficientemente maduro. Por eso, necesitan aguas más calientes.
Eso es lo que está llevando a los tiburones más jóvenes a prosperar en lugares en los que antes apenas se veían. Podríamos visualizar a esos bebés como peces pequeñitos, pero las crías y especímenes jóvenes que necesitan aguas calientes pueden medir entre 1 y más de 2 metros. Además, son curiosos y no han perfeccionado sus técnicas de caza, de ahí que estén detrás de muchos de los ataques de tiburones.
Muchos ataques de tiburones son accidentes
Los humanos no formamos parte de la dieta de los tiburones. Por eso, no suelen ir buscando personas a las que cazar. El problema es que en aguas turbias, en las que se mezcla el agua con la arena, la visibilidad es complicada.
Por ese motivo, los tiburones jóvenes pueden confundir las manos y los pies de los surfistas y bañistas con peces. Su manera de comprobar si realmente lo son es dar un primer mordisco. Normalmente, al comprobar que no es lo que estaban buscando, suelen marcharse.
Pero puede dar la casualidad de que sigan confundidos, tengan mucha hambre o el humano intente defenderse y se revuelva contra el animal. Esa suele ser la causa de los ataques de tiburones que terminan siendo mortales. En definitiva, no son cazadores despiadados, como Steven Spielberg nos hizo creer. Generalmente solo quieren alimentarse. Eso no hace menos terrible lo que ha pasado en Egipto. Ha sido una triste desgracia que a todos nos preocupa y nos asusta. Pero, al menos, debemos recordar que, a pesar de sus colmillos y su temible aspecto, son mucho menos peligrosos y están mil veces más demonizados que los mosquitos y, por supuesto, que muchos seres humanos.