Según contó George Lucas en el libro Los Archivos de Star Wars, de Paul Duncan, el primer boceto de Star Wars fue un corto llamado Breakout. Lo que luego se transformaría en un amplio universo expandido, comenzó como un guion de apenas seis páginas acerca de un viaje espacial sin retorno. Se trataba de un argumento que el futuro director y guionista había comenzado a escribir sin saber si llegaría al cine alguna vez.

Finalmente, se rodó con el nombre Electronic Labyrinth THX 1138 4EB en 1967. En apenas 15 minutos, el joven realizador mostró su interés por el uso de la tecnología en la gran pantalla. El argumento contaba la forma en que el robot THX 1138 4EB trataba de escapar de sus creadores hasta lograrlo. Sin embargo, el final era pesimista y dejaba entrever la existencia de un sistema totalitario que controlaba con violencia todas las formas de vida bajo su mando. 

Por entonces, George Lucas era estudiante de cine en la Universidad del Sur de California. Con apenas 23 años, ya trabajaba en lo que sería su obra más conocida y parte de la historia del cine. La saga Star Wars, tal y como se conoce en la actualidad, comenzó a escribirse en paralelo al estreno de su primer largometraje.

Han Solo, Leia y Luke en Star Wars

La primera historia de una galaxia muy, muy lejana

Su borrador ya relataba un héroe que se enfrentaba a un despiadado imperio galáctico, y se enfocaba en la esperanza, el honor y la lealtad. Pero lo más llamativo era que exploraba en sus personajes como seres que habitaban un universo lleno de vida, culturas y tradiciones. 

El realizador hizo un trabajo casi antropológico y dotó de nombres, lugares y contexto a todas las figuras que imaginó, el cual se incluyó en el guion inicial de Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza. Pero, en especial, dio paso a toda una nueva manera de narrar tramas fantásticas.

Hasta entonces, el género era considerado de serie B y no contaba con gran repercusión de audiencias. Pero la minuciosidad con la que George Lucas imaginó su universo cambiaría para siempre la percepción del cine sobre escenarios irreales, la ciencia ficción y su valor como legado cultural.

Star Wars revolucionó la forma de hacer cine

El primer guion completo de Star Wars tenía 200 páginas y abarcaba buena parte de los detalles en los cuales se basaría la trilogía original. Una vez completado, George Lucas comenzó a analizar la posibilidad de rodar con un gran estudio. No obstante, tuvo problemas en conseguirlo. 

La producción era una atípica fantasía más cercana al drama que al entretenimiento puro. Lo que ocasionó que varios ejecutivos le recomendaran recortar algunos personajes y escenarios innecesarios. Además, se trataba de un proyecto que conllevaría una inversión millonaria y de mucho riesgo.

Finalmente, convenció al estudio 20th Century Fox para financiar la producción. Tras el éxito del director con American Graffiti (1973), y previo al inicio de la filmación, se vio tentado a pedir más dinero por su labor de director. Finalmente, eligió quedarse en 150.000 dólares, pero negoció mantener control y propiedad de cualquier tipo de comercialización de productos relacionados con la película. Juguetes, novelizaciones posteriores, accesorios, coleccionables y todo tipo de merchandising.

Un apartado que causó sorpresa en la industria, pero que resultó ser el comienzo de un universo expandido que iba más allá de la pantalla grande. La posibilidad de crear productos relacionados con la saga era una forma novedosa de mezclar el cine y la publicidad. Un elemento que distinguiría desde el comienzo a Star Wars. 

El set de Star Wars: una nueva esperanza

Un apartado técnico que haría historia

Star Wars: Episodio IV  - Una nueva esperanza tuvo un presupuesto de 11 millones de dólares, una suma alta para la época. La mayor parte se invirtió en los efectos especiales que harían célebre a la trilogía original. Pero George Lucas no solo innovó en el apartado visual. También logró integrar una trama sofisticada en un mundo donde lo tecnológico cumplía un papel principal, sin ser el centro del conflicto.

Para el realizador, era importante el realismo de todos los detalles de la película. Para las naves y vehículos espaciales usó maquetas y miniaturas a escala, construidas con yeso y plástico. Los modelos se grabaron en movimiento contra fondos pintados a mano o pantallas azules, lo que permitió al equipo crear la sensación de movimiento real. 

Los fondos producidos a partir de la técnica de la pintura mate sorprendieron por su capacidad de imitar entornos creíbles. Los paisajes eran realizados a mano sobre vidrio transparente o lienzo para combinarse después con elementos de primer plano. Eso permitía la ilusión de un entorno gigantesco, a pesar del tamaño reducido de los objetos filmados. 

Incluso, el apartado de sonido de la primera película de Star Wars fue pionero al generar mezclas entre efectos acústicos poco comunes y pistas musicales. Como dato curioso, el sonido de las pistolas y los sables láser fue generado mediante una combinación de ecos metálicos superpuestos a la vibración de aspas de acero golpeadas por ráfagas de aire. El resultado fue el icónico sonido que es parte de las características más reconocibles de la franquicia. 

El set de rodaje de Star Wars

Star Wars, una saga cada vez más extensa

Lo que hoy se conoce como el Universo Expandido de Star Wars comenzó casi de manera casual. El escritor Alan Dean Foster había participado en creación del boceto de la trilogía. En mesas de debate y continuas revisiones, imaginó una historia que ocurría justamente después del Episodio IV - Una nueva esperanza. No obstante, entre las extensas correcciones que sufrió el material original, cierto giro argumental mítico fue descartado. 

Pero, tras el éxito de la primera película, el autor recuperó su idea original y escribió el libro El ojo de la mente. La novela, que comenzaba inmediatamente después de lo narrado en el largometraje, añadía información inédita. Lo que incluía las aventuras de Luke Skywalker y Leia Organa en el planeta Mimban. Se trató de la primera pieza de lo que luego se convertiría en un extenso mundo literario, esencial para comprender a Star Wars como un fenómeno de masas.

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El libro no se considera parte del canon central, pero se convirtió en el inicio de una serie de relatos fuera de la pantalla que completaron la mitología de la franquicia. Desde las novelas Thrawn de Timothy Zahn, que analizan la figura del maligno Gran Almirante Thrawn, hasta los videojuegos y experiencias de rol que componen Star Wars: Caballeros de la Antigua República. La saga de George Lucas se ha convertido en un mundo en constante crecimiento. Ha experimentado una evolución imparable que lo ha llevado a influenciar todas las formas de entretenimiento, y que celebramos cada 4 de mayo.

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