La película de carreras Fast & Furious 10 es una síntesis de los mejores elementos que caracterizan a la saga protagonizada por Vin Diesel. Aunque sigue conservando escenas exageradas y villanos caricaturescos, la historia regresa de nuevo a lo esencial de su universo. Lo que incluye grandes y espectaculares persecuciones automovilísticas en las ciudades más hermosas del mundo y la habilidad de sus personajes en el asfalto, presentada como una forma novedosa de comprender su psicología.

Pero esto no es algo nuevo en el mundo cinematográfico. En el año 1969, el célebre Paul Newman protagonizó el clásico 500 millas, dirigido por James Goldstone. En la película, el actor interpretaba a Frank Capua, un piloto de carreras con un talento especial y obsesionado con el triunfo. Fue una de las primeras ocasiones en que un argumento usó la metáfora de la velocidad para hablar de la necesidad de triunfar y la codicia. El guion de Howard Rodman relató una historia tan profunda que influyó, incluso, en la vida de su intérprete principal. Dos años después, este debutaría en un circuito de competición real.

Claro está, la saga The Fast & The Furious: A todo gas es una reinvención a gran escala de las habituales películas de coches. Una que ha crecido con el tiempo hasta volverse todo un fenómeno dentro del género de acción. Lo que demuestra que las grandes competiciones de motores potentes siguen cautivando la imaginación colectiva. Por eso, te dejamos cinco películas de carreras que profundizan en la velocidad y las aventuras a cuatro ruedas.

Rush, el retrato de una rivalidad histórica

La rivalidad entre los pilotos de Fórmula 1 James Hunt y Niki Lauda trascendió hasta hacerse histórica y convertirse en una forma de comprender la tensión en los momentos más duros del automovilismo. Ron Howard tomó su disputa y, junto con el guionista Peter Morgan, la convirtió en un recorrido por todos los matices de la competición en pista. Pero esta película de carreras también muestra la forma en que los temperamentos de los conductores pueden ser determinantes para comprender lo que sucede en una carrera. 

James (Chris Hemsworth) está convencido de que conducir de manera profesional es un pasatiempo que podría llevarle a la fama. Por otro lado, Nikki (Daniel Brühl) tiene un estilo de vida enfocado en el éxito como meta espiritual. Ambos chocarán en la competición y convertirán cada encuentro en un duelo de voluntades. 

Poco a poco, lo que comienza por ser una clásica pugna entre dos hombres de personalidades opuestas, termina por ser una metáfora acerca del triunfo. En esta histórica película de coches, el enfrentamiento les llevará a medirse en igualdad de condiciones y a apostar su futuro en una última carrera. Con un cierre emotivo, la película logra profundizar en el mundo del automovilismo con elegancia.

Le Mans '66, otra película de carreras basada en hechos reales

Esta otra batalla de titanes tiene por contrincantes a dos de las grandes compañías de automóviles del mundo y llegó a la pantalla en 2019. De mano de James Mangold, el pulso entre Ford y la legendaria escudería Ferrari se transformó en una lucha de culturas. En concreto, de cómo ambas abordaban su propósito de vencer en el asfalto.

La película de carreras, ambientada en la década de 1960, explora el intento de la empresa estadunidense por derrotar a la italiana en las 24 horas de Le Mans. La carrera de resistencia más prestigiosa del mundo, famosa por su exigencia, se transforma en el escenario de una guerra simbólica. Un retrato preciso de la industria que rodea a los coches de competición y de su concepción de los vehículos como herramientas para un fin. 

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Con el aire sobrio de un western, esta película de coches sigue a Carroll Shelby (Matt Damon) mientras intenta construir el coche perfecto. En su empresa lo acompaña el ex piloto Ken Miles (Christian Bale), que solo regresará a las carreras para ganar. La película construye una metáfora sobre el sueño norteamericano de la época y narra cómo Ford estaba a punto de transformarse en emblema nacional. Con un apartado visual y de sonido que asombra por su realismo, es un recorrido —y también un homenaje— por los secretos de un deporte apasionante.

Días de trueno, la película de coches de Tom Cruise

Tras el fenómeno Top Gun en 1986, Tony Scott y Tom Cruise tuvieron una segunda colaboración exitosa en el año 1991. Esta vez, en lugar de un duelo en el aire, la competición se trasladó al asfalto. La película de carreras Días de Trueno se enfoca en el mundo de la NASCAR y sus complicadas reglas no escritas. Lo que lleva a la trama a explorar el talento de los pilotos que intentarán lograr el reconocimiento y de los veteranos que mostrarán el camino a seguir.

No obstante, el verdadero punto central de esta película de coches hace hincapié en la necesidad de superación como forma de recompensa espiritual. Cuando Cole Trickle (Tom Cruise) sufra un aparatoso accidente que casi le cueste la vida, deberá replantearse la forma en que comprende su pasión por la pista. El guion de Robert Towne profundiza en el poder de la voluntad, en un mundo en el que el esfuerzo y el autocontrol lo son todo.

El personaje se verá obligado a trabajar no solo en su rendimiento como piloto, sino también en su complicado carácter. Mientras se recupera de sus heridas, asumirá que su peor enemigo es el miedo que le produce el fracaso. Su jefe de equipo, Harry Hogge (Robert Duvall), se convertirá entonces en su mentor y le ayudará a tomar decisiones morales complicadas. Considerada un clásico del drama deportivo, en la actualidad es también uno de los largometrajes más populares del fallecido Tony Scott.

Redline: Competición mortal

Bajo el peso del éxito de The Fast & The Furious: A todo gas, el director Andy Cheng dirigió una sombría película de carreras ilegales. En ella, el riesgo es el aliciente para un submundo turbio donde personajes multimillonarios apuestan sumas imposibles a un solo ganador. Más allá de la habilidad de los conductores, el verdadero objetivo es morir o matar. Un subtexto que se adivina desde las primeras escenas y que convierte al argumento en una versión temible sobre el poder y el desenfreno.

Natasha Martin (Nadia Bjorlin) sobrevivió a la muerte de su padre en un evento de NASCAR, pero no al persistente y doloroso recuerdo del suceso. Alejada del mundo del automovilismo, aunque todavía obsesionada por la alta velocidad, tiene la necesidad imperiosa de encontrar una forma de reconciliarse con su pasado. Especialmente dada su habilidad como conductora y su fascinación por el mundo de las carreras, tanto en circuitos respetables como ilegales.

Algo que se pondrá a prueba en una peligrosa competición en Las Vegas. Lo que Natasha creyó un espectáculo tentador para un público singular, se convierte con rapidez en un misterio y, más tarde, en una sentencia de muerte. Una de las grandes apuestas de esta película de coches es analizar cómo un vehículo puede transformarse en una máquina peligrosa. El director explora la idea de los superdeportivos de alta potencia convertidos en armas gracias a la tecnología. Al mismo tiempo, aborda la codicia contemporánea en las carreras y el riesgo que se vive en cada una de ellas.

Pasado de vueltas, una película de carreras con un toque de humor

El automovilismo también ha sido analizado desde el punto de vista del humor. Adam McKay unió fuerzas con Will Ferrer en una extraña comedia absurda acerca de la vida en los circuitos estadounidenses. En concreto, de la fama que rodea a sus grandes figuras. 

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El resultado es una película de carreras con un punto de vista en ocasiones retorcido sobre el riesgo detrás del volante y la fama casi accidental. Entre ambas cosas, el guion, lleno de referencias a la cultura de masas y al cine, es una burla al reconocimiento y a la adoración que se brinda a figuras tan exitosas como despreciables. 

En otros de sus papeles inclasificables, Will Ferrer encarna una versión satírica de los grandes corredores de carreras. No obstante, tanto el intérprete como el director están más interesados en el trasfondo oscuro de su personaje. Lo que convierte esta película de coches en un chiste cruel acerca del bien y del mal en el marco de los grandes circuitos.