Seguro que alguna vez has visto a una persona bilingüe intentando recordar con esfuerzo una palabra en su idioma nativo y has pensado que lo hacía para presumir de sus capacidades. Si no lo has creído, es que esa persona eres tú. Pero la verdad es que, seas tú o no, esa persona tiene motivos para sentirse confusa. Y es que los cerebros bilingües o multilingües tienden a enmascarar el idioma al que están más acostumbrados.

Esto en realidad tiene sentido. Cuando las personas bilingües piensan en una palabra, su cerebro la traduce en todos los idiomas que controlan. Es decir, si alguien que controla el inglés y el francés quiere hablar sobre una casa, su cerebro se activa con ambos idiomas. Tanto para decir “house” como para pronunciar “maison”. Pero solo la dirá en un idioma, por lo que el otro se inhibe. Esta inhibición a veces falla, de ahí que a veces las personas que hablan muchos idiomas se confundan. Pero, sobre todo, se inhibe el nativo, ya que, al haberlo hablado desde el nacimiento y con mucha facilidad, se impondría sobre los demás.

Esta es una de las conclusiones de una investigación llevada a cabo por el equipo de Mathieu Declerck, de la Vrije Universiteit en Bruselas, y descrita en un artículo de la BBC en 2022. A través de varios experimentos realizados con bilingües y multilingües, este científico, que habla tanto holandés como inglés y francés, analizó el funcionamiento del cerebro a la hora de procesar tantos idiomas. Pero su equipo no es el único que ha hecho este tipo de investigaciones.

Bilingües que se lían con su idioma nativo

El equipo de Declreck ha llevado a cabo varios experimentos con bilingües en distintos idiomas. Uno de ellos, muy común en esta área de las neurociencias, consiste en mostrarles en la pantalla de un ordenador una sucesión de colores en los dos idiomas que hablan. A medida que ellos los van leyendo en el idioma solicitado, se les mide su actividad cerebral, para comprobar qué regiones trabajan más en el proceso. Así, se ve que no solo emplean regiones relacionadas con el lenguaje. También aquellas que procesan la atención. Y si en un momento dado la actividad en estas disminuye, pueden confundirse, generalmente en contra de su idioma nativo. Esto es porque este está mucho más inhibido.

Otro equipo, dirigido por Tamar Gollan, de la Universidad de California San Diego, realizó un estudio con hablantes de español e inglés, que tenían que leer textos solo en uno de los idiomas o mezclados. Así, se vio que, en los textos mezclados, en algunos casos tendían a confundir palabras, aunque las estuviesen leyendo escritas en otro idioma. Y, de nuevo, solían confundirse hacia el que no es su idioma nativo.

Lo mismo pasa con el acento. A veces no fallaban la palabra, pero sí el acento con el que la leían. Pero eso no es todo. En otro estudio en el que participaron italianos monolingües o bilingües que también hablaban inglés, se vio que cuando leían un texto en italiano, a pesar de ser el idioma nativo de todos, su cerebro lo procesaba de una forma distinta. 

Imagen de cerebros

Las ventajas del bilingüismo en el cerebro

En 2015, Albert Costa y Núria Sebastián-Gallés, investigadores de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, realizaron un estudio dirigido a analizar el cerebro de personas bilingües, tanto cuando aprenden dos idiomas desde que son pequeños como cuando adquieren el segundo siendo ya adultos.

Al igual que el equipo holandés, encontraron diferencias en el cerebro de las personas bilingües y monolingües. De nuevo, observaron que, al aprender un segundo idioma, cambia el procesamiento del primero. Pero, además, vieron que se modifican las funciones ejecutivas del cerebro. Estas son las habilidades que nos permiten controlar conscientemente pensamientos, emociones y acciones con el fin de alcanzar objetivos. Por lo tanto, el cerebro, ya por sí maleable, se adapta para controlar o inhibir los idiomas según sean necesarios.

Aunque haría falta más investigación para corroborarlo, estos científicos españoles creen ese aumento de las demandas de procesamiento cerebral podría mejorar la reserva cognitiva de los ancianos. 

Está claro que hablar un segundo idioma siempre es beneficioso. De hecho, se ha visto que algunos idiomas concretos pueden influir en la recuperación de un derrame cerebral. El bilingüismo es más que ventajoso. Por lo tanto, la próxima vez que nos riamos de una persona por no recordar una palabra en su idioma nativo, será mejor que recordemos que no está fingiendo y que esa confusión es la demostración de que su cerebro está en plan forma. Al menos en lo que a idiomas se refiere. 

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