Recientemente se ha descubierto que las personas con narices grandes las han heredado posiblemente de los neandertales. Pero ellos no son un caso excepcional. De un modo u otro, todos somos un poquito neandertales. De hecho, se calcula que una persona en Europa o América tiene entre un 2% y un 4% de ADN heredado de estos homínidos.

Mucho más allá de la nariz, hemos recibido de ellos tanto regalos esenciales para nuestra supervivencia como algunas maldiciones. Por ejemplo, nos dieron un sistema inmunitario más fuerte, pero también una mayor probabilidad de desarrollar coágulos. ¿Has tenido el virus del papiloma humano alguna vez? La culpa la tienen ellos. ¿Estás enganchado al tabaco? Es cosa de los neandertales también. 

En general, nuestro ADN conserva parte de su legado; pero, aunque nos parezca malo, lo cierto es que el balance es positivo. Si no, no lo habríamos conservado con nosotros durante tanto tiempo.

Tienes nariz de neandertal

El estudio que se ha publicado recientemente en Communications Biology se llevó a cabo con individuos de ascendencia mixta europea, nativa americana y africana, cuyo genoma se comparó con otros estudios del genoma humano y neandertal.

Así, se vio que varios genes asociados con la forma de la cara proceden de los escarceos amorosos entre neandertales y humanos. Especialmente llamó la atención el gen ATF3, muy común en personas con ascendencia nativa americana. Se sabe que la función principal de este gen es la regeneración del tejido nervioso. No obstante, también se conoce que su expresión está regulada por otro gen que puede afectar a la cara. Es decir, el gen que enciende o apaga a ATF3, está involucrado en la forma de la cara de quien lo tiene en su genoma. Y, concretamente, parece haber cierta vinculación con la nariz.

nariz neandertal
Dr. Kaustubh Adhikari, UCL

El estudio muestra también que este gen estaba presente en el genoma de los neandertales, que tenían narices más altas que las humanas. Es decir, desde la punta de la nariz hasta el nacimiento del tabique nasal había más espacio. Esto era útil, pues les ayudaba a regular la temperatura y la humedad del aire que respiraban. Por eso el gen se siguió seleccionando generación tras generación y sigue presente en algunos humanos.

Tan adictos como ellos

En 2016, un equipo de investigadores de la Universidad Vanderbilt analizó el genoma neandertal en un grupo de adultos de ascendencia europea y comparó los resultados con sus historiales clínicos. Así, encontraron la vinculación entre ciertos genes y afecciones que, al parecer, heredamos de estos homínidos.

Pero no solo se trata de enfermedades. También vieron este origen en algunos genes vinculados a la adicción a sustancias como la nicotina del tabaco. Y esta no fue la única implicación neurológica. También vieron variantes neandertales asociadas a la depresión.

Más enfermedades, pero mejores defensas

Cuando nuestros antepasados tuvieron relaciones sexuales con neandertales, se quedaron como regalo el virus del papiloma humano, que ha seguido transmitiéndose por contacto sexual hasta nuestros días.

De hecho, hasta la llegada de las vacunas se calculaba que más del 90% de la población habría estado alguna vez expuesta a este virus. En los peores casos puede producir cáncer, pero casi siempre lo combate el sistema inmunitario.

Y la parte buena es que también heredamos de los neandertales un sistema inmunitario muy bien preparado. Hay muchos estudios que lo demuestran, siendo los más recientes los que se vinculan con la COVID-19. Concretamente, se ha visto que algunos genes del cromosoma 12 heredados de los neandertales favorecen la respuesta inmunitaria contra el SARS-CoV-2. Lo hacen hasta el punto de que pueden reducir la probabilidad de desarrollar la enfermedad en un 22%. Nos dieron enfermedades, pero también armas para combatir tanto esas como las que nos acabamos agenciando nosotros.

Eso sí, un sistema inmunitario mejor dotado también implica más alergias, pues estas no dejan de ser una respuesta defensiva contra el enemigo equivocado. Por lo tanto, si eres muy alérgico, también es culpa de tu yo neandertal. 

alergia al polen, aguantar un estornudo

Más trombos, pero menos hemorragias

Los estudios del genoma neandertal y humano muestran que también hemos heredado de ellos una mayor probabilidad de desarrollar trombos. Esto se debe a una hipercoagulabilidad que, si se ha conservado tanto, debe tener también ventajas.

Por eso, los científicos creen que ayudaba a los neandertales a evitar hemorragias y a liberarse de ciertos parásitos. 

Piel de neandertal

De los neandertales hemos heredado también una piel y cabello más gruesos, con presencia de queratina. Esto también se seleccionó porque ayudó a los humanos a vivir en climas frías y resistir las glaciaciones. Fue muy ventajoso y se ha conservado hasta hoy.

Y es que, aunque pueda parecernos un insulto si nos llaman neandertales, ellos también forman parte de nosotros. En lo bueno y en lo malo. En la salud y la enfermedad. Hasta que la evolución nos separe.