Existen todo tipo de reglas que intentan correlacionar el tamaño del pene con el de otras partes del cuerpo más visibles. Es el caso de la famosa regla de la L, que señala que las personas más altas tienen un miembro más pequeño, y viceversa. Para alegría de los altos y preocupación de los bajitos, esta ya fue desmentida por la ciencia, pero todavía hay muchas más. 

Por ejemplo, existe otra en la que se relacionan directamente el tamaño del pene con el de la nariz. Esto significaría que los narigudos están mejor dotados que quienes tienen esta parte de su cara más pequeña. ¿Pero es cierto o se trata simplemente de otra leyenda más?

Para responder a la pregunta, un equipo de científicos japoneses ha llevado a cabo un estudio, que ya puede leerse en Basic and Clinical Andrology. En él, analizan estas y otras dimensiones en los cuerpos de 126 personas fallecidas. La conclusión es que sí parece haber algo de verdad en esta norma, aunque aún falta mucha investigación al respecto.

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Foto por Deon Black en Unsplash

Solo se corresponde con el tamaño del pene estirado

Para la realización de este estudio, sus autores tomaron varias medidas de 126 cadáveres autopsiados en la Universidad de Medicina de la Prefectura de Kioto entre abril de 2015 y marzo de 2019. Todos ellos tenían entre 30 y 50 años.

Las medidas que tomaron inicialmente fueron las del tamaño del pene flácido, la nariz y los testículos. También necesitaban saber cuánto medía el miembro erecto y, ya que es imposible provocar este efecto en un cadáver, fue uno de los científicos el que se dedicó a estirarlos manualmente.

La correlación no se dio con el pene flácido, porque los penes pequeños son más elásticos

Así, comprobaron que había una correlación clara entre el tamaño del pene estirado y el de la nariz. No ocurría lo mismo con el pene flácido. Esto, según los investigadores, se debe a que un miembro pequeño en estado de flacidez puede ser más elástico que uno más grande. Tampoco encontraron correlación con la masa o el tamaño de los testículos.

¿Y para qué sirve todo esto, más allá de darle una alegría a los hombre de nariz grande? Estos científicos aseguran que es muy interesante, ya que “entender el proceso de crecimiento del pene o los rasgos faciales puede ser muy importante para extrapolar los niveles de andrógenos fetales y seguir las funciones genitales masculinas”.

De cualquier modo, comprenden que, al estar limitado a unos pocos cadáveres, todos japoneses, sería insuficiente para extraer conclusiones sólidas. Por eso, esperan poder hacer investigaciones más amplias. Mientras tanto, nos quedamos con la anécdota; por la que, quizás, ahora comencemos a ver a los hombres de gran nariz con otros ojos. 

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