Después de anunciar el cese de sus operaciones y despedir a la mayoría de sus empleados, Virgin Orbit se ha declarado en bancarrota oficialmente. La empresa de Richard Branson, dedicada al lanzamiento de satélites hacia la órbita terrestre baja, se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, mientras espera la posible aparición de un nuevo comprador.

De acuerdo con un documento regulatorio, Virgin Orbit informó activos por 243 millones de dólares. En tanto que su deuda total se encuentra por encima de los 153 millones de dólares. Dan Hart, CEO de la compañía, informó que esperan poder vender la compañía —o lo que quede de ella— para que sus activos y desarrollos se aprovechen en "futuras misiones y oportunidades".

Como era de esperarse, el precio de la acción de Virgin Orbit volvió a caer con fuerza durante la jornada financiera del lunes. La compañía cerró a 19 centavos de dólar por acción, con una valoración de apenas 67 millones de dólares. Es decir, prácticamente la mitad de lo que todavía valía el pasado viernes, y casi un 98 % menos que hace un año. No olvidemos que la compañía comenzó a cotizar en bolsa a fines de 2021, y su marketcap a principios de abril de 2022 era de 2.370 millones de dólares.

La quiebra de Virgin Orbit marca el colapso de un proyecto que, en apenas 15 meses, pasó de ser de los más prometedores de la carrera aeroespacial privada, a un verdadero fracaso.

Virgin Orbit, un dolor de cabeza para Richard Branson

Virgin Orbit
Foto: Virgin Orbit.

Ciertamente, Virgin Orbit no es el primer emprendimiento de Richard Branson que no da resultados. Sin embargo, se presenta como un verdadero dolor de cabeza para el magnate. No olvidemos que la compañía nació como una suerte de spinoff de Virgin Galactic, la firma aeroespacial que pretende hacer del turismo espacial un negocio rentable —aunque todavía no lo ha logrado—.

Como ya hemos dicho en ocasiones anteriores, la propuesta de Virgin Orbit destacaba por su originalidad. La firma demostró que desplegar satélites hacia la órbita terrestre baja con un cohete lanzado desde un Boeing 747 en pleno vuelo, era técnicamente factible y, en teoría, más económico que los métodos tradicionales.

El problema fue que nunca logró establecer un ritmo de lanzamientos lo suficientemente saludable como para atraer a potenciales nuevos clientes. Así las cosas, Virgin Orbit se convirtió rápidamente en una máquina de generar gastos. De acuerdo con documentos regulatorios, la empresa estaba quemando alrededor de 50 millones de dólares por trimestre, con ingresos prácticamente nulos.

De hecho, al declararse en bancarrota, Virgin Orbit reconoció que se había demorado en presentar sus resultados financieros de 2022 por no conseguir el dinero suficiente para financiar sus operaciones. Los de Richard Branson tuvieron ingresos anuales de apenas 33 millones de dólares y pérdidas netas por $191 millones.

Según CNBC, el millonario inglés ya no quería ser el dueño de la compañía y estaba buscando la forma de desprenderse de ella. Aunque el proceso de una quiebra tampoco parecía agradarle demasiado. La aparición del inversor Matthew Brown, quien supuestamente destinaría 200 millones de dólares para mantener el emprendimiento a flote, fue la última luz de esperanza. Pero tampoco arribó a buen puerto.