El hongo de The Last of Us no existe como tal. Es decir, no hay ningún hongo capaz de manipular el cerebro humano hasta el punto de convertir a las personas en algo similar a un zombi. Sin embargo, está basado en un género de hongos real: Cordyceps. De hecho, es así como se llama el de la serie y el videojuego. Es bien conocido el que infecta a las hormigas, aunque hay muchos otros. Por ejemplo, el Ophiocordyceps sinensis, que convierte en zombis a las orugas. Sin embargo, no solo no asusta a los seres humanos, sino que, en los lugares en los que viven, se pirran por recogerlo, por su alto valor económico, que puede llegar a los 140.000 dólares por kilogramo.

Crece solo en la región de Nepal y el Tíbet. Allí, infecta a las larvas en forma de oruga de la polilla fantasma cuando estas se encuentran bajo tierra. Se reproduce en su interior hasta matarlas y momificarlas y solo entonces emerge fuera de la superficie. Cuando sacan al exterior su cuerpo fructífero cobran una apariencia similar a la de una planta iniciando sus primeros brotes y es entonces cuando se recolecta por sus supuestos beneficios.

Y es que este primo del hongo de The Last of Us ha formado parte durante siglos de la medicina tradicional china y tibetana. Tanto como para encontrarse en serio peligro de desaparecer. No es solo por la actividad de los humanos. También por culpa del cambio climático. No obstante, está claro que, en este caso, el hongo tiene mucho más que temer a los humanos que nosotros a él.

Los superpoderes del primo del hongo de The Last of Us

Del mismo modo que el hongo de The Last of Us y el que parasita a las hormigas en la vida real, el O.sinensis tiene la capacidad de manipular el sistema nervioso de sus víctimas. Las convierte en zombis a su antojo. Durante meses, se alimenta de su cuerpo y, justo cuando llega el momento de fructificar, lo conduce a la superficie para terminar de matarlo y emerger de su cuerpo momificado.

No suena nada agradable para las pobres orugas. Sin embargo, a los humanos les encanta. En China es conocido como Dōng Chóng Xià Cao (hierba de verano) y en el Tíbet como yartsa gunbu (gusano de invierno). Ambos son nombres muy apropiados, pues el gusano se mantiene como tal durante el invierno, pero se convierte en algo similar a una hierba en verano. Es en ese punto cuando se recolecta como se ha hecho durante siglos para tratar multitud de dolencias. Además, también se considera que tiene una grane eficacia como afrodisíaco.

En la actualidad se han llevado a cabo algunos estudios, para intentar confirmar esa eficacia a través de la ciencia. Pero no se han logrado grandes resultados. Existe uno en el que se encontraron ciertos beneficios en lo que a calidad del semen se refiere. No obstante, cabe destacar que solo se estudió en 22 hombres. También se han estudiado sus beneficios para el corazón y el hígado, pero solo con animales y con unos resultados poco concluyentes. En cuanto a su supuesto papel como energizante, apenas se han llevado a cabo algunos estudios con una veintena de personas.

Esto, sumado al hecho de que parece ser que tiene cantidades importantes de arsénico, ha llevado a que se prohíba su consumo médico. Aun así, muchas personas siguen recolectándolo y no es raro encontrarlo en algunos herbolarios de la zona. Y eso, entre otros motivos, está llevando al declive de este primo del hongo de The Last of Us.

Cordyceps sinensis
Wikimedia Commons

El cambio climático también tiene la culpa

Curiosamente, el hongo de The Last of Us se vuelve peligroso para los humanos en la serie y los videojuegos por culpa del calentamiento global. En este caso de la vida real, el cambio climático puede llevarlo a la extinción.

Y es que, en los últimos años, las temperaturas a las que subsiste están cambiando muy rápidamente. Por si eso fuera poco, se sigue recolectando en Asia y cada vez hay menos. Es precisamente por esto por lo que algunos laboratorios han buscado la forma de obtener su cuerpo fructífero en el laboratorio. Pero hay personas que viven prácticamente del dinero que ganan con la recolección, de modo que no quieren que se sintetice artificialmente. Necesitan seguir recogiendo los gusanos momificados, pero cada vez hay menos. Si finalmente desaparece, podría acabar la pesadilla para estas larvas. Pero no debemos olvidar que los hongos, aunque no nos gusten, también son necesarios para el planeta. Su desaparición no es una buena noticia.