En servicio desde fines de los años setenta, el A-10 Warthog es un ícono de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. A lo largo de su historial operativo, el avión de ataque a tierra ha destacado no solo por su singular apariencia, sino también por su letalidad. No obstante, con el paso de los años, las discusiones sobre si ya debe ser retirado se han vuelto cada vez más acaloradas. Al punto tal de alimentar una fuerte disputa política entre la USAF y el Congreso estadounidense.

Dicho de esta manera, podría parecer que son los legisladores quienes quieren deshacerse del A-10 Warthog y la Fuerza Aérea se niega. Sin embargo, es al revés. La USAF lleva más de 10 años pujando por el retiro de la aeronave desarrollada por Fairchild Republic, pero se han topado una y otra vez con un no rotundo por parte del Senado y la Cámara de Representantes.

Cuando les contamos la historia de este peculiar avión —que tuvo mucha actividad durante la Guerra del Golfo, como también en los conflictos de Afganistán, Irak, Libia, Bosnia y Kosovo—, les mencionamos que podría ser capaz de volar hasta 2040. Esto, debido a las múltiples actualizaciones que ha recibido desde su lanzamiento, como por el desarrollo de nuevas alas por parte de Boeing.

De hecho, la propia Fuerza Aérea estadounidense ha reconocido que, en su estado actual, la flota del A-10 Warthog podría volar hasta 2028 sin problemas. Pero se hace cada vez más evidente que también creen que el avión ha quedado anticuado para los futuros desafíos en materia de guerra aérea. En especial, por los avances que ha logrado China, que incluyen su propio caza furtivo de quinta generación, el Chengdu J-20.

A lo largo de su historial operativo, la aeronave estadounidense ha destacado por su rol en misiones de apoyo aéreo cercano. Sin embargo, la USAF asegura que el F-35 Lightning II es capaz de realizar la misma tarea con igual éxito. Además, el caza polivalente de Lockheed Martin cuenta con tecnología de sigilo, es tres veces más veloz y puede ser desplegado en una variedad de escenarios mucho más importante, pudiendo cumplir en situaciones de combate aéreo cercano y guerra electrónica.

Los defensores del A-10 Warthog en el Congreso de Estados Unidos alegan que la aeronave no tiene un reemplazo natural debido a sus características únicas. Y sostienen que la Fuerza Aérea no ha dado pruebas fehacientes de que el F-35 realmente sea capaz de cumplir con sus labores.

¿Por qué el Congreso y la USAF pelean por el futuro del A-10 Warthog?

A-10 Warthog
Foto: USAF en Flickr (CC BY-NC 2.0).

La respuesta a esta pregunta es relativamente sencilla de responder, pese a que esconde un entramado bastante compleja. Es una disputa política, económica y laboral. La Fuerza Aérea de Estados Unidos asegura que la imposibilidad de retirar al A-10 Warthog ha lastrado sus esfuerzos para incorporar más unidades del F-35 Lightning II.

The Wall Street Journal ha publicado un muy interesante informe sobre este tema. Allí se menciona que, según la USAF, si le hubieran permitido retirar los A-10 Warthog al ritmo deseado, ya hubiera podido liberar a más de 900 pilotos, mecánicos y personal de apoyo para destinarlos a aviones más modernos, como el ya citado modelo de Lockheed Martin.

Sin embargo, la negativa del Congreso a quitar de operaciones al avión de ataque está muy influenciada por el impacto que tendría en algunas regiones del país. Especialmente en el orden laboral. Tal es el caso de Arizona, por ejemplo, donde gran parte de la flota del A-10 Warthog se encuentra estacionada.

La aeronave de Fairchild Republic es la más importante de la Base de la Fuerza Aérea Davis-Monthan, en Tucson. Allí hoy trabajan más de 46.000 personas. De acuerdo con WSJ, la presencia de la USAF contribuye a la economía local con unos 2.500 millones de dólares al año. Si se retirara al A-10 Warthog y su personal fuera reubicado, las consecuencias para la ciudad y sus alrededores podrían ser devastadoras.

De las 715 unidades que se produjeron del A-10 Warthog hasta 1984, se estima que poco más de 250 todavía se encuentran en servicio. En diciembre pasado, el Congreso le permitió a la Fuerza Aérea retirar 21 aviones; y ya existe un pedido para quitar del servicio otros 42 en el próximo año fiscal. Todavía no se sabe si esta solicitud se aprobará o no.

Los defensores de la aeronave aseguran que todavía tiene mucho hilo en el carretel. Durante el último año se llegó a especular con que Estados Unidos podría enviar algunas a Ucrania para ayudar en la guerra contra Rusia. Sin embargo, esto finalmente se ha descartado. No solo porque requeriría de un importante despliegue con adiestramiento para los pilotos ucranianos, sino porque se estima que, pese a su notable blindaje y durabilidad, el A-10 Warthog no resistiría los embates de las defensas rusas.

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