Mi relación de amor odio con Twitter comenzó hace más de una década. He aprendido, he encontrado amigos y me lo he pasado bien. También me he enfadado. A diario. Y no sólo es cosa mía. La aplicación te conduce por ciertos senderos desde que te registras, sugiriéndote que sigas a políticos, periodistas famosos y deportistas que, obviamente, atraen debate y polémicas que acabas abordando con mayor o menor fortuna. El resultado siempre es el mismo: indignación y tiempo de uso (o perdido) dentro de la aplicación.
La propia empresa contribuyó a que todos sus usuarios viviesen mi propia experiencia con sus constantes y desafortunadas decisiones. Desde la restricción de los clientes de terceros hasta la imposición de los algoritmos, que ordenan tuits según lo polémicos que sean, hasta la polémica dirección de su nuevo jefe y sus nuevos disparates semanales.
Probé Mastodon, que no está gobernado por los antojos de una única persona y da facilidades a que los desarrolladores programen clientes fantásticos como Ivory o Mastodeck. Sin embargo, su funcionamiento no es tan parecido a Twitter como parece. Desde su lioso y abrumador registro, que solicita al usuario elegir instancia sin tener por qué saber qué es una instancia, hasta su funcionamiento. No quiero depender de los antojos del moderador de la instancia que, además, tiene acceso a mis mensajes privados. Además, la búsqueda, que es una de las funciones que más uso en Twitter no funciona de forma global y los resultados que obtengo cada vez que busco algo siempre dejan mucho que desear.
Qué me gusta de Bluesky
Antes de que Musk comprara Twitter, Jack Dorsey, el fundador, ya ideó un plan para transformar Twitter en un protocolo abierto e ingobernable por una sola persona o entidad para liberar su idea original, ahogada por la junta directiva antes y ahora por Musk. Se llama Bluesky, y, para mi sorpresa, ya que no albergaba grandes esperanzas, me gusta, me convence, y puede que llegue a ser lo que Twitter siempre debió ser.
Características clave de Bluesky
- La interfaz. Es una simple copia de Twitter, y eso es positivo. Desde el primer momento te sientes como en casa y entiendes cómo funciona todo. Además, sólo cuenta con las opciones esenciales, y no cuenta con añadidos que suelen empeorar la experiencia en lugar de mejorarla. Este es uno de los principales puntos a favor de los clientes de terceros de Twitter: ceñirse al cometido de la aplicación. Además, la aplicación es muy liviana, aunque el tiempo de carga inicial es demasiado grande y da la sensación de ser una aplicación de pruebas en todo momento.
- El registro y funcionamiento inicial. Funciona como Twitter. Escribes tu nombre de usuario, contraseña y, si quieres, tu dominio web para identificarte. A diferencia de Mastodon, no has de elegir instancia sin saber cómo funciona cada una de ellas o las implicaciones que conllevan estas. Además, las cuentas podrán migrar a otra red dentro del protocolo en el futuro sin ninguna limitación. No te sugiere personas a las que seguir a no ser que entres en las pestañas de sugerencias, pero puedes ver tuits que puedan gustarte en la sección 'what's hot', que es un feed gobernado por algoritmo global.
- El ambiente que se respira. Sólo hay 20.000 usuarios de momento, así que realizar una valoración de cara a futuro sería injusto, pero el ambiente es mucho más cercano a los primeros días de Twitter que el que he podido observar en Mastodon. Casi todos los comentarios son sobre la propia plataforma y lo que están haciendo los propios usuarios. La conversación no se centra en lo malo que es Elon Musk como sí ocurre, en mi experiencia, en Mastodon.
- Los desarrolladores usan la aplicación. Uno de los grandes problemas de Twitter era que su junta directiva jamás usaba Twitter, y ahora el problema es que su nuevo jefe no para de usarlas y de cambiar la red social entera para que se adapte a sus necesidades. En Bluesky, todo el equipo de desarrollo está dentro de la plataforma, es activo y responde habitualmente a las peticiones, dudas y problemas que tengan sus usuarios.
- Lo que no se ve. El protocolo sobre el que funciona Bluesky me parece el mejor acercamiento posible a crear un Twitter descentralizado que sea operativo para el gran público a diferencia de la alternativa Mastodon.
¿Por qué me parece mejor Bluesky que Mastodon?
El protocolo de Bluesky cuenta con tres posibilidades de gran importancia que no podemos encontrar en Mastodon: portabilidad de cuenta real, contenido disponible globalmente y personalización de moderación y ordenamiento de los posts por el usuario.
En Mastodon, el dueño de la instancia controla toda la instancia. Decide qué se puede decir y qué no, tiene acceso a leer tus mensajes directos, y, si quieres migrar, sólo conservarás tus seguidos y seguidores, no tu contenido. El enfoque de «si te tratan mal, te puedes ir» siempre me ha parecido inquietante. Alivia un posible mal, pero no lo erradica. En Bluesky te ciñes a las normas de la empresa dentro de su dominio, pero puedes decidir salirte y operar desde tu propio dominio sin perder nada por el camino ya que tus posts puede seguir siendo leídos.
Además, soluciona en gran parte el problema de las suplantaciones. Por ejemplo, los desarrolladores usan el dominio "bsky.team" en lugar de "bsky.social" y Jay Graber, CEO de la empresa, usa su propio dominio web. Es apto tanto para los usuarios que quieren elegir su nombre y olvidarse de todo lo demás como para los que desean ostentar mayor control.
El contenido está disponible globalmente y puede leerse desde cualquier dominio a diferencia de Mastodon, que sólo puedes buscar dentro de la instancia o si sigues expresamente a otro usuario que esté en otra instancia. Esto se nota en las búsquedas, que aunque muestren de momento unos 30 resultados nada más, funciona como Twitter.
Descentralización útil para todos
El protocolo permite que el usuario elija qué ver y qué no ver y cuál será la forma de ordenar y seleccionar los posts que ve en su feed a diferencia de Twitter, que es como Elon Musk quiera, o de Mastodon, que depende de lo que hagan los clientes de terceros en el mejor de los casos. De momento el feed es sólo cronológico y uno algorítmico global, pero en el futuro se implantará la posibilidad de programar complementos que seleccionen los tuits que silenciar y la prioridad que quieres que tengan para ser mostrados. Habrá una tienda para ellos y serán transparentes, así que el usuario puede elegir dar prioridad a ver cosas que le hagan feliz en lugar de estar expuesto constantemente a contenido polémico o indignante.
Lo mismo sucederá con la moderación que, además de estar vigilada por la empresa en los casos graves, estará controlada por el usuario. Ya puedes elegir si ver contenido sexual, violento, de publicidad o spam o contenido que pueda ser proveniente de grupos políticos dedicados a sembrar odio y gresca. En el futuro, mediante algoritmos, tal vez pueda silenciar de mi feed todo tuit sobre fútbol o sobre política sin tener que estar añadiendo palabras clave que silenciar constantemente como en Twitter o, simplemente, que ordene con prioridad seleccionando una lista de usuarios o temas importantes.
Lo mejor de Twitter y Mastodon
Siento que Bluesky es más sencillo de entender y operar que Mastodon porque funciona como Twitter, pero con la descentralización requerida para evitar sus problemas y dar más posibilidades al usuario.
El único problema es que es la tercera red en discordia, y si ya era difícil que los usuarios de Twitter migraran a Mastodon, más difícil será que migren a Bluesky aunque la experiencia sea más parecida. De momento la aplicación no llega a beta, y echo de menos a todos los usuarios que leo a diario en Twitter, pero desde el primer momento me ha gustado más que Mastodon y es todo lo que siempre quise que Twitter sea.