La ceremonia de los Oscar 2023 nos dejaron un año más una gala anodina, donde se llevaron los premios las películas favoritas de la quiniela. Unas favoritas, eso sí, que este año especialmente llamaban la atención por la falta de títulos con un especial tirón e incluso repercusión en taquilla.

Avatar: El sentido del agua y Top Gun Maverick destacaban como representantes de los blockbusters entre los 10 títulos nominados, pero sin que ninguna de las dos tuviera en ningún momento boleto alguna para llevarse la estatuilla. Finalmente, Todo a la vez en todas partes fue la mejor película del 2023 para la Academia.

¿La mejor película del año? ¿La más llamativa? ¿Tuvo alguna preferencia por el impulso por representar nuevas culturas, visiones frente a la evidente tendencia histórica de la que se está intentando sacudir la Academia? Quién sabe. No estamos aquí para eso, pero sí para constatar la evidente separación cada vez más grande entre los resultados de taquilla y los resultados de los premios Oscar. Algo que seguramente también esté haciendo que la propia gala y sus premiados tengan también cada vez menos interés.

Lo haremos con datos. El siguiente gráfico muestra la evolución desde Titanic (1997) hasta el presente año, mostrando la recaudación de la película premiada como mejor película en los Oscar:

La tendencia es clara. Desde la Titanic de James Cameron, que fue la película más taquillera de la historia hasta la llegada de la primera entrega de Avatar y después del ciclo de Avengers: Endgame de Marvel, hasta las escasas recaudaciones de la cinta premiada este año, CODA, que apenas tuvo un paso circunstancial por las salas, Parásitos o Green Book, las dos cintas galardonadas previas al cambio de contexto que provocó la pandemia.

Solo Gladiator, y la tercera cinta de El Señor de los Anillos (El Retorno del Rey) —cuyo premio en su momento se vio como una cheque a cuenta de toda la trilogía— aparecen como hitos importantes. Pero entre el resto de títulos, la tendencia es bajista.

Causas hay muchas. Los efectos de la pandemia en la asistencia en salas es la más evidente, además de la llegada de las plataformas de streaming. Pero la separación entre taquilla y premios de la Academia se evidencia también por los comentarios y tiras y afloja que, por ejemplo, han aflorado en torno al cine de superhéroes.

De poder marcar un punto de inflexión, ese seguramente es 2009, cuando Avatar —que sí que en ese momento se veía como favorita— hincó la rodilla ante The Hurt Locker.

Un viaje de ida y vuelta: ganar el Oscar ya tampoco hace que la gente corra al cine

Sin embargo, esto también está provocando un viaje en sentido inverso. Las películas ganadoras tampoco suscitan ahora gran interés una vez que han sido premiadas o nominadas.

Desde el anuncio de las nominaciones a finales de enero hasta la gala de premiación, las 10 candidatas a mejor película de este año sumaron 82 millones de dólares en taquilla en Estados Unidos. De esa cantidad, 71 millones procedieron de Avatar: El sentido del agua. Para más contexto, la película ha recaudado más de 2.200 millones de dólares a nivel global.

A modo de comparación, en 2020, antes de la pandemia, las nominadas generaron alrededor de 201 millones de dólares en la taquilla estadounidense tras ser nominadas a mediados de enero. Los Oscar se entregaron el 9 de febrero de ese año, semanas antes de que el COVID-19 se declarara pandemia e iniciaran los confinamientos.

Un panorama completamente distinto a lo que se experimentaba en el pasado. Por ejemplo, películas como 1917Figuras ocultas y El lado bueno de las cosas, que solo estaban nominadas para el premio, generaron el 50 %, o más, de sus ingresos de taquilla después de conseguir una nominación. 

Este año, todas las nominadas a mejor película obtuvieron menos del 13 % de los ingresos de la taquilla posterior a la nominación, excepto unaEllas hablan, una de las películas de menor presupuesto, que optaba al máximo galardón, generó el 77% de sus ingresos después de las nominaciones. Es decir, unos 3,9 millones de dólares.

Es probable que, gran parte de esta demanda se haya trasladado al streaming y a las opciones de alquiler. Pero aun con todo, la evolución está ahí, separando aún más Academia del público, en un viaje que lleva años a cada uno por caminos distintos.

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