The Last of Us se ha convertido en todo un éxito en HBO y HBO Max, y ya hemos visto los primeros encontronazos entre los amados protagonistas y las peligrosas hordas de infectados. A primera vista, puede parecer que todos son iguales, pero ahí es donde te equivocas. El mundo de The Last of Us tiene cuatro peligrosos tipos de infectados, cada uno más grotesco que el anterior.
Ya sabemos que los infectados de The Last of Us tienen su origen en el hongo Cordyceps. El hongo se contagia a través de una mordida, rasguño, una alta inhalación de esporas, e incluso por un beso mortal, como ya lo vimos en la serie de HBO Max. Tras esto, el Cordyceps se adueña del cerebro de su anfitrión, consumiendo su cuerpo a medida que pasa el tiempo.
Es por esto que, con el paso de los meses, los infectados van cambiando su estatus y también su morfología. De esta forma, a medida que el hongo se consume al humano que le sirve de anfitrión, va dando paso a un ser deformado, terrorífico y cada vez más peligroso.
The Last of Us es el estreno del año y solo puedes verla en HBO Max
Corredores - La primera fase de la infección del Cordyceps
Este es el primer estado tras haber sido infectado por el hongo Cordyceps. Como su nombre lo indica, se trata de una fase en la que la víctima de infección se vuelve ágil y muy rápida, mordiendo a todo el que se atraviese para continuar propagando el hongo. Esta fase se da cuando la infección ya ha tomado control del aparato locomotor de la víctima, convirtiéndola en una marioneta viva.
Si los corredores ya eran aterradores en el juego original de The Last of Us, la serie de HBO Max les ha dado una nueva dimensión. En la adaptación, estos seres tienen una mente de colmena, comunicándose a través de una especie de micelio que poseen los hongos en la vida real. Así, si uno de ellos sabe donde estás, el resto de corredores irá en manada hasta alcanzarte, así que más vale que eches a correr.
Acechadores - La segunda fase de la infección en The Last of Us
Una vez el infectado cumple entre dos y 54 semanas de haber sido infectados, comienzan a ralentizarse y a desarrollar su inteligencia. Gracias a esto último, adquieren habilidades como la de ocultarse y esperar a que sus víctimas estén cerca o desprevenidas para atacarles.
A partir de esta fase, el infectado comienza a presentar protuberancias en la piel debido al hongo Cordyceps. De resto, sus características físicas siguen siendo muy parecidas a las de los corredores. Presentan piel pálida, venas marcadas, ojos extraños y heridas causadas por encuentros con supervivientes del universo The Last of Us.
Esta etapa dura desde el momento en el que el infectado deja de ser un corredor, hasta su primer año de vida. A partir de aquí comienza su versión más aterradora.
Chasqueadores - La tercera fase de la infección
El infectado ya lleva más de un año de haber tenido contacto con el virus. Mientras tanto, el hongo Cordyceps de The Last of Us ha seguido propagándose por su cuerpo, cegándolo totalmente con hongos que han reemplazado todo su rostro. La boca es el único lugar que permanece sin sellar, para seguir infectando y propagando el virus en sobrevivientes. Además, tienen una fuerza y resistencia muy desarrolladas.
Aunque los chasqueadores son totalmente ciegos, utilizan una habilidad de ecolocalización para ubicar a sus presas y manejarse por los espacios. Por esto, tienen un oído muy sensible, capaz de detectar sonidos muy tenues, y una boca capaz de producir chasquidos que rebotan en los elementos de su entorno, casi como un murciélago. Por supuesto, este es el motivo de su nombre.
La adaptación de The Last of Us para HBO Max ha recreado a la perfección a estos terribles seres, dándonos uno de los momentos más tensos del segundo episodio.
Gordinflones - La cuarta parte de la infección de The Last of Us
Esta es la última fase de los infectados de The Last of Us, y también es la más rara de ver. No hay muchos gordinflones en el universo de The Last of Us, y es que el proceso requiere de tal tiempo que el anfitrión pueda desarrollar el hongo alrededor de todo su cuerpo.
Los gordinflones han sido cegados por los hongos en su cara, así que al igual que los chasqueadores, usan el oído para ubicar a sus víctimas. Además de poseer una armadura biológica generada por el hongo, también son capaces de lanzar esporas. Así, asfixian a cualquier persona, convirtiéndoles también en un infectado más.
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Son muy lentos, pero también muy agresivos y difíciles de eliminar. Si un sobreviviente se encuentra en un área cerrada con un gordinflón, las posibilidades de que salga vivo de la situación son muy bajas.