¿Cómo será el futuro? La ciencia ficción cinematográfica no ha hecho más que imaginarlo. Según las predicciones de la película de ciencia ficción de referencia Blade Runner, de Ridley Scott, para noviembre del año 2019, los androides con inteligencia artificial podrían confundirse con humanos. También la ropa común sería un extravagante atuendo retrofuturista, a mitad de camino entre los trajes de las películas noir, plástico y metal. Todo en medio de calles atestadas de transeúntes y enormes vallas publicitarias estridentes que flotarían a metros del suelo.
Algo en que coincide con Regreso al futuro II, de Robert Zemeckis. Las predicciones de la película de ciencia ficción mostraron cómo, en el año 2015, la publicidad holográfica sería la norma. También la ropa autoajustable por talla — en plástico o tela sintética — y los coches capaces de volar. Todo mientras las grandes corporaciones llenaban el mundo y convertían a cada casa en una forma de publicidad objetiva.
Por supuesto, nada de eso ocurrió. Al menos todavía. Lo cierto es que la ciencia ficción cinematográfica ha imaginado el futuro de múltiples maneras. Todas ellas tratando de adelantarse a los escenarios del presente y analizar sus diversas posibilidades.
Desde sistemas de comunicación cada vez más avanzados — e invasivos — hasta la presencia de los robots como parte de la vida común. El cine de ciencia ficción ha intentado hacer predicciones sobre el futuro cercano y distante, que ahora mismo resultan asombrosas e incluso ingenuas. Pero, ¿cuántas veces esas grandes predicciones se han convertido en exageradas versiones sobre la realidad?
El terror apocalíptico, un básico entre las predicciones de la ciencia ficción
Según las predicciones de la película de ciencia ficción 2012, de Roland Emmerich, el año del título sería el del fin del mundo. Un fenómeno que comenzaría con el calentamiento del núcleo de la Tierra hasta convertirse en una serie de eventos naturales devastadores.
Por supuesto, el director aprovechó las diferentes teorías apocalípticas con respecto al señalado año para crear el peor escenario posible. Pero también intentó imaginar qué ocurriría si un fenómeno global sobrepasara a las naciones y sus recursos.
Algo que ya Ridley Scott había hecho en Blade Runner, la película de ciencia ficción que, entre sus predicciones, mostraba lluvias industriales y cargadas de contaminantes como parte del contexto de la historia. ¿El motivo? Una lenta catástrofe medioambiental que la película no narra directamente, pero que muestra en cada oportunidad posible. Algo que también hizo su secuela tardía, Blade Runner: 2049, de Dennis Villeneuve.
En Snowpiercer, de Bong Joon Ho, durante el año 2014 se intenta contrarrestar el calentamiento global con medios técnicos, lo que solo provoca una tragedia mayor. Por su parte, un año indeterminado de la segunda década del 2000 es el escenario de Pequeña gran vida, de Alexander Payne.
Esta producción de ciencia ficción incluye la predicción de los intentos de los gobiernos del mundo por conservar los recursos cada vez más escasos. Algo que, en su caso, pasa por reducir de tamaño a los seres humanos. La disparatada premisa indica que la decisión de construir poblados a escalas para ser habitados por seres diminutos tiene su origen en los cambios climáticos.
La tecnología que vendrá, según las predicciones de la ciencia ficción
Según el programa de televisión Perdidos en el espacio, transmitido entre 1965 y 1968, en el año 1997 habría expediciones familiares para explorar el universo. Las naves serían una especie de versión de casas rodantes multifamiliares, que incluirían un robot de alta tecnología como compañero.
Predicciones que también aparecen en la película de ciencia ficción 2001, Odisea en el espacio, de Stanley Kubrick. Esta aseguraba que, en el año que forma parte del título, el viaje espacial sería una cosa común. Que, además, la inteligencia artificial formaría parte de los equipos de las posibles travesías y que los posibles robots serían algo más que eficientes piezas mecánicas. Al menos, es el caso de HAL 9000, que, con la voz de Douglas Rain, se convirtió en un mortífero enemigo a vencer.
Más curioso resulta que en La isla, de Michael Bay, en 2019 sería posible crear clones de tal perfección como para ser incapaces de reconocer su naturaleza. De hecho, las predicciones de esta película de ciencia ficción se basan en la capacidad de los seres generados de forma artificial para asumir su existencia y doloroso propósito.
Un argumento semejante al de Nunca me abandones, de Mark Romanek, basado en el libro homónimo de Kazuo Ishiguro. Aunque no se profundiza en la fecha, tanto en la película como en el libro es evidente que se trata de las primeras décadas del nuevo milenio. Además, en las predicciones de estas obras de ciencia ficción, la tecnología de la clonación se encuentra en un punto tan asombroso como para ser un verdadero dilema ético.
La ley del futuro según el cine
En 1993, Demolition Man, de Marco Brambilla, insistía en que, durante el año 2032, el mundo habría solventado la mayoría de sus problemas. Lo que incluía los criminales. Según las predicciones de esta película de ciencia ficción, la tecnología criogénica sustituiría a las cárceles. Algo que, por supuesto, no parece que vaya a suceder pronto.
Pero, desde el punto de vista del argumento, en algún punto de la primera mitad del siglo XXI, la vida en sociedad se hizo idílica. Como una versión libre (lo suficiente para ser irreconocible) de 1984, de George Orwell, la sociedad en el argumento está hipervigilada y controlada. Pero, a cambio de la libertad, la vida se ha vuelto pacífica a niveles sorprendentes. Tanto como para, incluso, prescindir de la policía. En la trama, los oficiales no tienen experiencia en el manejo de armas y la violencia. Por lo que deben traer de vuelta a un Sylvester Stallone congelado décadas atrás.
En Timecop: policía del futuro, de Peter Hyams, la idea de la ley entremezclada con la tecnología va mucho más allá. Incluye, de hecho, viajes en el tiempo. Todo durante un caótico año 1994, en que el salto cronológico se considera rutinario y parte de la estructura legal vigente. Lo cual, además, trae como consecuencia que el sistema sea utilizado de forma corrupta y en favor de intereses personales. Algo que, al final, desencadena el conflicto central.
La vida artificial en las predicciones del cine de ciencia ficción
En las predicciones de la película de ciencia ficción Westworld, estrenada en 1973, los robots son indistinguibles de los seres humanos. Un avance tecnológico que ocurre en 1983. La producción narra — de la misma manera que la serie homónima — un parque de diversiones basadas en experiencias focalizadas. Cada una de ellas protagonizada por grupos de androides, que encabezan pequeñas historias que el “invitado” puede disfrutar. No obstante, la percepción del futuro de la película es tan exagerada como para resultar poco verosímil. Uno de sus puntos más bajos.
La más reciente adición a predicciones poco probables de la ciencia ficción es M3GAN, de Gerard Johnstone. Cuando una ingeniera especializada en robótica debe cuidar a su sobrina, terminará por crear un androide capaz de aprender. Tanto como para provocar que el prototipo se vuelva cada vez independiente y violento. La película, que transcurre en nuestra época, deja entrever las posibilidades de dicha tecnología. Una exageración — divertida e intrigante — de ideas actuales, pero que, por ahora, son del todo inaplicables.