La Ley Rider, no la española, sino la europea, se verá hoy las caras en el Parlamento Europeo. Hoy, 12 de diciembre, los eurodiputados tendrán que decidir si la economía de plataformas y su relación con su mano de obra directa merece una revisión o no. O lo que es lo mismo, si quieren acabar –al menos a ojos de la normativa– con el concepto de falsos autónomos. Esto no es, sin embargo, una normativa ya vigente. Con poco o ningún consenso entre los eurodiputados, la probable Ley Rider europea aún tiene mucho camino por delante.

Fue el pasado 9 de diciembre cuando la Comisión Europea presentaba algo que venía hablándose desde hace tiempo en los pasillos de la institución. ¿Debía Europa regular dicha economía de plataformas? Los riders para el sector delivery, los conductores para los servicios de transporte de pasajeros, limpiadoras, diseñadores o cualquier profesional que estuviese ligado a una plataforma digital tenían que someterse a una revisión. Es decir, más allá de Glovo y Uber Eats, esta reforma también quiere ir a por los conductores de Bolt y la propia Uber. ¿El objetivo? Mejorar las condiciones laborales de este segmento que, según apuntaba la Comisión, podría regular la situación laboral de casi 5,5 millones de trabajadores calificados como falsos autónomos en todo el continente.

A fin de buscar una mayor seguridad jurídica, la propuesta de Ley Rider de la Comisión, para por crear una directiva que reconozca la situación laboral real de este colectivo. Teniendo, de esta manera, una cobertura y derechos laborales justos.

La propuesta de la Comisión, que se someterá a juicio parlamentario hoy, también añade un punto que ya fue polémico en España con su propia Ley Rider. Por un lado, la cuestión de la trazabilidad y trasparencia sobre los datos de las plataformas. El objetivo es obligar a las plataformas a una mayor trasparencia y sus datos para que los diferentes Gobiernos puedan trazar y analizar la información. Asimismo, se añade el tema del algoritmo, donde se pide respeto a las condiciones laborales y derecho a impugnar decisiones automatizadas.

Los "peros" la Ley Rider Europea

Ley Rider

No todo es un camino de rosas para la Ley Rider. Ni la europea, ni la de ningún sitio. A poco más de un año de la versión española de la reforma que venía a controlar la actividad de Uber y Glovo, las dudas sobre su efectividad aún están sobre la mesa.

Fuentes del sector apuntan a que la primavera de 2023 será determinante para su futuro. Principalmente por las posibles Inspecciones de Trabajo que, atrasadas en la Administración, comiencen a caer sobre las diferentes compañías del sector. Especialmente con un aviso por parte del Ministerio de Trabajo ante lo que, apuntaban, era un incumplimiento obvio de la nueva ley. Ambas con un modelo conocido como híbrido que, lejos de proceder a las contrataciones masivas, han priorizado el "nuevo sistema de autónomos". Más libre y plenamente bajo el mando del rider. Al otro lado de la ecuación, el problema de las subcontratas que ha abierto la puerta de atrás de la Ley Rider local. Una normativa que no gusta a ninguna de las partes.

A ojos europeos, la historia vuelve a repetirse. Los lobbys defensores de la economía de plataformas han comenzado su batalla en los pasillos de la Comisión para tumbar la normativa lo antes posible. BusinessEurope, contrario a la propuesta de la Ley Rider, apuntaba en un comunicado que esta intención de texto va en contra de la diversidad del trabajo un todo un nuevo sector de la economía.

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